¿Cómo el amor y la justicia crean unidad?

Las enseñanzas bahá’ís vinculan la justicia con el amor: «pues el Dios de amor es también un Dios de justicia, y cada individuo inevitablemente debe cosechar lo que ha sembrado». – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 141.

La verdadera religión, creen los bahá’ís, debería proporcionarnos amor y justicia:

La religión debe ser la causa del amor. La religión debe ser la causa de la justicia, porque la sabiduría de las Manifestaciones de Dios está dirigida al establecimiento del lazo de un amor que es indisoluble. – Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 343.

La ley de justicia y la ley de amor son la expresión del objetivo final de la Fe bahá’í, y de toda religión. Los bahá’ís creen que, a través de la operación de la ley del amor en esta era de su tan esperada madurez, la humanidad luchará hasta que alcance lo que los escritos bahá’ís han referido como «la Más Grande Justicia». Esta condición no puede ser nada más que un alto nivel de expresión de los principios y cualidades espirituales por parte de las comunidades, instituciones e individuos, los tres protagonistas en los procesos de construcción de la sociedad.

En general, las instituciones ejercen poder y autoridad para proteger a la sociedad y sus individuos. Sin embargo, la visión bahá’í de una sociedad humana madura es aquella en la que la fuerza se convierte en el servidor de la justicia, y en que los individuos en esa sociedad se pueden desarrollar:

… la adopción incondicional a la enseñanza de Bahá’u’lláh de que ha llegado el momento en que cada ser humano en la tierra aprenda a aceptar la responsabilidad por el bienestar de toda la familia humana. – La Casa Universal de Justicia , 24 de mayo de 2001, pág. 1.

Esta fundamental enseñanza bahá’í se basa en la conciencia de que las fuerzas unificadoras de la vida están impulsando a la humanidad a establecer la justicia y el amor como la respuesta a la necesidad más urgente de la humanidad:

Toda la tierra se encuentra ahora en un estado de gravidez. Se aproxima el día en que habrá producido sus más nobles frutos, en que de ella habrá brotado las más majestuosas bendiciones. Se aproxima el tiempo en que toda cosa creada habrá depuesto su carga. ¡Glorificada sea Dios Quien ha concedido esta gracia que abarca todas las cosas, ya sean visibles o invisibles! Estas grandes opresiones la están preparando para el advenimiento de la Más Grande Justicia. – Bahá’u’lláh, citado por Shoghi Effendi en El día prometido ha llegado, pág. 7.

Mientras consideramos cómo podría verse esa «gran justicia», podemos reflexionar sobre las implicaciones de toda la revelación bahá’í, resumida aquí por el Guardián de la Fe Bahá’í:

«Pues debiéramos reconocer sin reservas que Bahá’u’lláh no solo ha imbuido a la humanidad de un nuevo Espíritu regenerador. No Se ha limitado a enunciar ciertos principios universales o a exponer determinada filosofía, por muy poderosos, sólidos y generales que sean. Además de estos, Él al igual que Abdu’l-Bahá posteriormente, y a diferencia de las Dispensaciones del pasado, ha puesto por escrito de manera clara y explícita un conjunto de Leyes, ha establecido instituciones concretas y ha dispuesto los puntos esenciales de un Economía Divina. Esto están destinados a conformar un patrón para la sociedad futura, un instrumento supremo para el establecimiento de la Más Grande Paz, y el organismo único para la unificación del mundo y la proclamación del reino de la rectitud y la justicia en la tierra. – Shoghi Effendi, El Orden Mundial de Bahá’u’lláh, pág. 44.

Desde el inicio de la revelación bahá’í, la Fe se ha extendido por todo el mundo. Actualmente es la segunda religión más extendida en la Tierra. Los bahá’ís provienen de todas las tribus, regiones, etnias, culturas y sociedades, y constituyen lo que un observador llamó «el cuerpo de personas organizado más diverso del planeta». Los bahá’ís no tienen clero ni líderes designados; en cambio, cada cuerpo de liderazgo bahá’í, desde el nivel local hasta el global, es elegido democráticamente. Los bahá’ís se centran en la unidad en lugar de la división y el conflicto. Los bahá’ís trabajan por la paz y la armonía de toda la humanidad. En última instancia, los bahá’ís quieren establecer una civilización global basada en la justicia y el amor.

En el siguiente ensayo de esta serie, exploraremos cómo los bahá’ís crean instituciones basadas en esos elevados principios.