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Cómo hacer la diferencia mientras se está físicamente aislado

Nasim Mansuri | Abr 16, 2020

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Nasim Mansuri | Abr 16, 2020

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¿Cómo ayudamos a los demás mientras estamos en aislamiento social? Estos bahá’ís encuentran maneras de mantenerse conectados y servir a su comunidad mientras son obedientes a las normas preventivas.

Todos nos enfrentamos a estas nuevas y extrañas circunstancias, y al hacerlo es fácil quedar atrapados en la incertidumbre de esta época. Pero la vida no debe necesariamente detenerse por completo. Hay muchas formas creativas de conectarse con los demás, y en algunos casos es incluso posible ofrecer ayuda tangible mientras se está socialmente distanciado.

Como lo dijo el órgano administrativo internacional bahá’í, la Casa Universal de Justicia, en un mensaje en el que abordaba la pandemia mundial:

A pesar de tener que adaptarse a nuevas circunstancias, los creyentes han usado medios creativos para fortalecer lazos de amistad, y para fomentar entre sí y sus conocidos una conciencia espiritual y cualidades de tranquilidad, seguridad y confianza en Dios. Las conversaciones elevadas que han tenido lugar como resultado de ello, ya sea a distancia o en persona, han sido una fuente de consuelo y motivación para muchos.

Estos esfuerzos por parte de ustedes aportan un servicio valioso en este momento en que muchas almas están perplejas y consternadas, inseguras de lo que será. Por difícil que sea la situación actual, y por muy cerca de los límites de su resistencia a los que se lleve a algunos sectores de la sociedad, la humanidad atravesará finalmente esta prueba y emergerá al otro lado con una visión más amplia y una apreciación más profunda de su inherente unicidad e interdependencia. – La Casa Universal de Justicia, mensaje del 19 de marzo, 2020.

BahaiTeachings contactó a algunos bahá’ís y les pidió que compartieran sus historias sobre cómo están haciendo frente a las nuevas medidas, y cómo se mantienen espiritualmente conectados en estas nuevas y complicadas circunstancias.

1. Encontrando nueva inspiración

Parissa compartió un poderoso relato del efecto que la pandemia ha tenido en la forma en que considera la construcción de la comunidad y el desarrollo espiritual:

«Aunque muchos aspectos de la vida parecieron detenerse durante el brote de COVID-19, el desarrollo espiritual no es uno de ellos. En cierto modo, siento que mi desarrollo espiritual está siendo puesto a prueba más de lo habitual. Mi alma sigue siendo probada durante este período de aislamiento físico. Tengo que practicar la paciencia y la resistencia al pasar tantas horas dentro de casa. Tengo que practicar la fe cuando hay tanto miedo en el mundo. Tengo que practicar la flexibilidad adaptándome a una nueva dinámica. También tengo que recordarme a mí misma que debo orar por aquellos que estimo, ya que hay tantas cosas que están fuera de mi control, y preocuparme no hará ninguna diferencia. Entonces, si el desarrollo espiritual no se detiene, ¿por qué deberían detenerse las actividades que apoyan el crecimiento de nuestra alma?«.

«Me intimidaba un poco la idea de trasladar mis actividades de servicio comunitario a Internet. En la clase de niños que enseño, normalmente nos sentamos todos juntos, oramos juntos, leemos una historia juntos, hacemos un proyecto de arte y practicamos virtudes como la honestidad, la amabilidad y la veracidad. No estaba segura de si todavía podíamos mantener esa rutina y me preguntaba cómo sería «practicar nuestras virtudes» a través de un espacio virtual. Del mismo modo, en las reuniones de estudio en las que participo, tenemos estas profundas conversaciones sobre el propósito de nuestra vida, lo que sucede después de la muerte, y más. Me preocupaba que una plataforma en línea pudiera quitar esa conexión humana y a la vez comprometer la «profundidad» de estas conversaciones.»

«Para mi sorpresa, ¡la experiencia de participar en estas actividades en línea ha sido maravillosa! La plataforma virtual nos obligó a todos lo que participábamos en la clase de niños a practicar mejor nuestras virtudes. Todos tuvimos que practicar la consideración, el compartir, la paciencia, el respeto y el escuchar a los demás, para asegurarnos de que la clase se desarrollara sin problemas. Es más fácil crecer cuando te sientes apoyado, y toda esta experiencia me ha hecho pensar en formas creativas en que se puede manifestar el apoyo mutuo. Para mí, una de las principales maneras fue continuar estas actividades a través de la tecnología. Espero ver cómo la humanidad aprende a practicar la unidad y el servicio a través de medios creativos que protejan nuestra comunidad y a la vez apoyen el crecimiento de nuestras almas«. (Parissa V., 24, Hillsborough, NJ)

2. Sirviendo en muchos lugares – desde casa

Para Amelia, cuya familia vive en Puerto Rico mientras ella estudia en Boston, la cuarentena se ha convertido en una excelente oportunidad de estudio y servicio, tanto en su nueva casa como en la antigua:

«He estado participando en una profundización semanal de jóvenes organizada por algunos bahá’ís en Boston. Tuvimos nuestra primera reunión sobre el tema del materialismo y lo que dicen los escritos bahá’ís sobre esta. Sigo siendo tutora de un libro por Zoom. En casa, en Puerto Rico, también he estado estudiando con mis padres cada mañana, ¡y hoy hemos tenido una llamada con algunos jóvenes de aquí! También hemos estado organizando con otros para hacer máscaras (a distancia) para los hospitales de aquí«. (Amelia D., 19, Boston)

3. Aprendiendo juntos a través de las aplicaciones

Aida ha estado dando clases para niños en su comunidad local de Lima, Perú, durante algún tiempo. En estas clases, ayuda a los niños a explorar conceptos espirituales como la honestidad, la responsabilidad, la amabilidad y la veracidad, a través del arte, las canciones, las historias y los juegos. Desde que la ciudad fue puesta en aislamiento, no han podido reunirse como de costumbre, pero ella ha creado una excelente estrategia para llevar a cabo las clases por videoconferencia:

«Para nuestra clase de niños cada domingo hago un plan de lecciones. Comparto esa lección con las mamás de nuestro grupo WhatsApp para que la lean e impriman la página para colorear o la página para rellenar para los niños más grandes. Antes de empezar la clase, todos los niños están listos y las mamás saben lo que va a pasar, así que de ser necesario están ahí para ayudar a sus hijos. En la próxima clase, incluiremos a mis dos sobrinos de España y a otros dos niños que viven en los Estados Unidos«. (Aida C., 42, Lima, Perú)

4. Ayudando a los demás a distancia

Para los bahá’ís que viven en Savannah, el distanciamiento social era un obstáculo importante para todas las actividades que realizaban en su comunidad, como reuniones de oración, grupos de estudio para jóvenes y adultos para explorar temas espirituales y otras reuniones comunitarias más grandes. Pero aceptaron el reto de forma creativa – y descubrieron que el nuevo sistema tiene sus ventajas:

«Como ya no nos reunimos en las casas de los demás o en el centro bahá’í, debido a COVID-19, hemos trasladado todas nuestras actividades comunitarias en línea. A través de Whatsapp, el correo electrónico y Zoom, hemos programado y celebrado reuniones comunitarias en línea, así como reuniones de oración y estudio. Ha habido un gran apoyo y paciencia durante este tiempo, y estamos encontrando que estas vías virtuales son en realidad bastante convenientes. Algunos miembros de la comunidad que antes tenían dificultades para reunirse en persona ahora pueden reunirse virtualmente».

«También hicimos una pequeña colecta de alimentos y entregamos paquetes de comida con una nota a nuestros vecinos para hacerles saber que pensamos en ellos y los mantenemos en nuestras oraciones«. (Neha Z., 26, Savannah, GA) 

5. Los medios virtuales son para todos

Muchos se han preguntado si el cambio hacia medios virtuales puede ser un desafío para los miembros más antiguos de la comunidad, pero un grupo está demostrando que eso es solo un estereotipo. Liz, que vive en Hawai, descubrió que su comunidad se adaptó muy bien, y que con algunos simples ajustes en la vida diaria, las personas de todas las edades pueden seguir participando:

«Los bahá’ís de Waimea comenzaron a utilizar Jitsi y Zoom para realizar reuniones, encuentros de estudio y reuniones de oración. Estamos compartiéndolo en las redes sociales y planeamos desarrollar reuniones hogareñas y reuniones de estudio en línea para ofrecerlas a todos«.

«Nuestra pequeña comunidad bahá’í consta de nueve adultos en este momento y la mayoría son ancianos. Estamos bendecidos de que la mayoría de nosotros somos conocedores de la tecnología. La persona que era tímida al respecto se animó y se volvió valiente y la acogió. Un miembro de nuestra comunidad es casi ciego y necesita ayuda, así que su cuidador organiza el acceso. Otro miembro vive en un vehículo y tiene un servicio telefónico esporádico. Esa persona se dirige a un lugar con acceso». (Liz H., 70, Waimea, HI)

6. Los vecinos se unen más que nunca

El barrio de Chelsea en Boston tiene un gran número de actividades para niños, jóvenes y adultos que se desarrollan en el espacio de unas pocas cuadras. Puede parecer fácil que el distanciamiento social acabe con el espíritu del vecindario, pero Riwaj descubrió que ocurría exactamente lo contrario. La crisis unió a la gente aún más que antes:

«En Chelsea, justo antes de la crisis, contábamos con más de 20 actividades, la mayoría alrededor del imperativo educativo: cinco clases de niños, cuatro grupos de prejóvenes, cinco reuniones de estudio y seis o siete reuniones de oración. Desde el comienzo de la crisis detuvimos completamente las clases de los niños, y en su lugar comenzamos a estudiar con todos los maestros. Dos de los cuatro grupos de prejóvenes no se han reunido desde entonces, pero los otros dos están aprendiendo a tener espacios en línea. Ellos continúan estudiando sin obstáculos. Se dan cuenta de que esta puede ser la realidad de cómo serán las cosas por un tiempo, así que están decididos a hacer que los grupos prejuveniles virtuales funcionen. Además, los animadores están encontrando soluciones creativas en los juegos en línea como una forma de involucrar al grupo en actividades recreativas».

«Diría que esta crisis ha ayudado a los jóvenes del Chelsea a comprometerse más que antes. Hay más espacios para el estudio y más oportunidades para la oración colectiva. Al tener que quedarse en casa indefinidamente, estos jóvenes están ansiosos por unirse a las reuniones de oración y estudiar juntos. De esta manera hemos aumentado el número de grupos de estudio de cinco a nueve, y también hemos creado muchas oportunidades informales para reuniones de oración«. (Riwaj T., 27, Boston)

7. Unidos a lo largo de las fronteras

Un grupo de jóvenes vio el distanciamiento social como una oportunidad para llegar más lejos que nunca: conectarse con amigos que se encuentran actualmente en la misma situación en otros países. Jimena compartió:

«Las hogareñas son reuniones virtuales organizadas por un grupo de jóvenes bahá’ís peruanos. Esta idea surgió cuando el periodo de aislamiento social por la pandemia del Covid-19 comenzó en muchos países. El objetivo de estas reuniones diarias es el de crear un espacio de conversación de temas bahá’ís en las cuales también podemos inviar a nuevos amigos a participar. De esta forma creativa, los jóvenes se mantienen unidos y continúan invitando a otros sumarse a la construcción de una nueva civilización basada en la visión de Bahá’u’lláh«.

«Hasta el momento se han realizado 10 sesiones y se continuará realizando hasta que esta etapa desafiante para la humanidad haya terminado. Los participantes han expresado que se sienten felices aprendiendo e intercambiando experiencia con sus amigos en distintas partes del mundo, y también, se percibe mayor unidad entre los jóvenes bahá’ís de Latinoamérica. Participan jóvenes de Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, Panamá, Costa Rica, El Salvador, República Dominicana y España«. (Jimena A., 28, Lima, Perú)

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