Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Los bahá’ís han emprendido una empresa mundial para estudiar y comprometerse con la relación entre el discurso social y la acción social, para relacionar las enseñanzas bahá’ís con los problemas y desafíos de nuestro tiempo.
En la fe bahá’í, la verdad espiritual encuentra una dimensión social destinada a transformar las condiciones humanas y lograr la unidad y la paz mundiales. Las enseñanzas bahá’ís afirman que la unidad y la paz mundiales no son una visión utópica, sino una realidad inevitable alineada con los patrones de cambio y transformación hacia una civilización global.
Este extracto de una carta de la Casa Universal de Justicia de 2009 lo explica:
Lo importante es que los bahá’ís estén presentes en los numerosos espacios sociales en los que se desarrollan el pensamiento y las políticas sobre cualquiera de los temas -gobernanza, medio ambiente, cambio climático, igualdad de hombres y mujeres, derechos humanos, por mencionar algunos- para que puedan, según lo permitan las ocasiones, ofrecer generosamente, sin condiciones y con la mayor humildad las enseñanzas de la Fe y su experiencia en la aplicación de las mismas como contribución a la mejora de la sociedad. – Carta de la Casa Universal de Justicia a la AEN de Australia sobre el papel del Centro de Aprendizaje de Yerrinbool, 4 de enero de 2009.
Los bahá’ís participan en el discurso social, no solo para dar a los demás una visión coherente de la relación sistemática entre las enseñanzas de la fe bahá’í y las cuestiones sociales de nuestro tiempo, sino para ayudar a fomentar los conocimientos y las prácticas actuales que se utilizan para abordar esas cuestiones. Por ejemplo, las enseñanzas bahá’ís ofrecen una visión coherente de cómo relacionar la igualdad de sexos con la justicia económica, la justicia económica con la educación y la educación con la transformación espiritual. Esa transformación espiritual conduce a la razón de ser de la paz global, el objetivo más noble de la humanidad y el propósito principal de las enseñanzas de Bahá’u’lláh.
Cómo difunden su fe los bahá’ís
Se anima a los bahá’ís a enseñar la fe bahá’í, no para hacer proselitismo, sino para contribuir al cambio social constructivo. El acto de enseñar integra las dos facultades inseparables del conocimiento y la acción. El conocimiento del mensajero de Dios es la fuente principal de la propia transformación interna, pero ese conocimiento no puede permanecer como un tesoro oculto. Debe manifestarse en la acción individual y en la sociedad, creando un flujo constante de transformación social para que sea tangible y tenga sentido. Debe tener algún impacto en la vida de otros seres humanos. Sin embargo, los bahá’ís que enseñan su Fe a otros se esfuerzan por desprenderse del engrandecimiento propio, del sentido de superioridad, de la hipocresía o de la manipulación. La enseñanza de la fe bahá’í, por tanto, implica rectitud de conducta y servicio genuino al mundo de la humanidad. En su Voluntad y Testamento, Abdu’l-Bahá resumió la actitud de un maestro sincero de la Fe bahá’í:
¡Oh mis amigos!, asociaos con todos los pueblos, tribus y religiones del mundo con completa sinceridad, rectitud, lealtad, buena voluntad y amistad; que todo el mundo existente sea lleno del santo éxtasis de la Gracia de Bahá, y que así desaparezcan del mundo toda ignorancia, enemistad, odio, rencor, y la oscuridad de la separación entre los pueblos y tribus del mundo dé paso a la Luz de la unidad. Si otros pueblos y naciones demostrasen falta de lealtad hacia vosotros, demostrad justicia hacia ellos; si ellos son injustos con vosotros, atraedlos; si demuestran hacia vosotros enemistad, demostrad amistad hacia ellos; si ellos envenenan vuestras vidas, endulzad sus almas; si os infligen heridas, sed para ellos el ungüento de sus heridas. ¡Estos son los atributos de los sinceros! ¡Éstos son los atributos de los veraces!
En este contexto, la enseñanza se convierte en un reflejo externo de la totalidad de los cambios internos dentro del alma del individuo.
El objetivo social de la fe bahá’í relaciona el aprendizaje y la educación bahá’ís con el acto de enseñar como medio para cambiar el mundo. Por lo tanto, en su sentido más amplio, el acto de enseñar se alinea naturalmente con un proceso que comienza con el conocimiento pero que termina en la acción; y la acción, en el proceso, se vuelve una con el conocimiento. La acción se considera una propiedad inherente al conocimiento.
Para los bahá’ís, la enseñanza implica un aprendizaje constante, alteraciones y modificaciones del propio pensamiento y comportamiento. El acto de enseñar, en su forma más amplia, reúne los mundos del conocimiento y la experiencia. La enseñanza desafía los patrones de pensamiento de la sociedad y, a su vez, induce una reacción del entorno social. La forma en que un maestro bahá’í es educado para responder a esta reacción tiene un profundo valor de aprendizaje. El aprendizaje orientado a la enseñanza transforma la contemplación pasiva en acción revolucionaria.
En resumen, la enseñanza de la fe bahá’í debe orientarse, no hacia el proselitismo o la conversión de otros, sino hacia el cambio de la condición humana.
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