Cómo navegar en las redes sociales sin naufragar

Cuando pienso en las redes sociales no puedo evitar preguntarme sobre el impacto e influencia que tienen sobre nosotros. ¿Cuánto tiempo de nuestro día lo dedicamos a las redes sociales y cuál es el impacto que tienen en nuestra identidad? 

Las redes sociales, sin que nos demos cuenta, pueden moldear nuestro concepto de identidad y valor, en especial cuando estamos expuestos a ellas desde temprana edad y sin acompañamiento. Es fácil así medir nuestro valor en base a estándares sociales de belleza, éxito y poder, pero… ¿es acaso esto lo que nos define como seres humanos? ¿Es esta nuestra mayor aspiración? 

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La manera en que las redes sociales pueden moldear nuestro carácter, afectar nuestras creencias, e influenciar nuestras decisiones, muchas veces se da de manera sutil y silenciosa. No nos damos cuenta, pero está allí, día tras día. En una sociedad que, como lo describe el Guardián de la fe bahá’í, «pone un énfasis excesivo y cada vez mayor en el bienestar material», creemos tener autoridad sobre el internet, creemos saber dominarlo; un día, sin embargo, nos vemos atrapados horas y horas no planificadas en las redes sociales… entonces nos damos cuenta que subestimamos su poder y alcance. 

Navegando con conciencia

Es fácil reconocer que una buena parte de nuestro tiempo la destinamos a navegar virtualmente, generalmente sin un propósito definido. La pregunta es: ¿por qué hacemos esto?

Imaginemos que nos propusiésemos navegar físicamente a través del océano, con tiempo y entusiasmo, e incluso buenas intenciones… sin embargo, no tenemos entrenamiento para navegar. No sé tú, pero para mí el resultado sería caótico en el mejor de los casos y trágico, en el peor. Navegar en internet, al igual que en el océano, requiere entrenamiento, disciplina y cuidado.

Imaginemos que ahora lo que deseamos es  simplemente  conducir nuestro pequeño auto esta vez, sin embargo, sí hemos recibido entrenamiento. Entonces nos preguntamos, ¿qué  podría salir mal esta vez? 

La verdad es que, sin un objetivo o destino en mira, podríamos recorrer día y noche todas las rutas que se crucen en nuestro camino, pero ellas no nos llevarán hacia  ningún lugar. El combustible de nuestro auto es limitado: debemos usarlo sabiamente para que nos permita llegar al lugar correcto. Necesitamos armarnos de objetivos claros, de lo contrario estaremos gastando uno de nuestros tesoros más preciados: el tiempo. Antes de navegar, debemos tener un propósito, un destino, un camino a seguir.  

Cuando tomamos las riendas de nuestra vida, nos hacemos responsables por el manejo de nuestro tiempo. 

Aprendiendo a contribuir al avance de la sociedad 

Es nuestra responsabilidad, como individuos, contribuir al avance material y espiritual de la sociedad, y como sociedad, crear las condiciones adecuadas para que los talentos y capacidades de los individuos puedan aflorar. 

Bahá’u’lláh, el Fundador de la fe bahá’i, nos enseña que el “conocimiento es como alas para la vida del hombre y una escalera para su ascenso” .

¿No es acaso hermoso poder utilizar nuestro tiempo para aprender y ayudar a otros?  

Las redes sociales son una poderosa herramienta que puede ayudar al crecimiento y el progreso de la humanidad. Sin embargo, si su uso no es adecuado, puede devenir en males que afecten gravemente a las poblaciones del mundo, en especial a las más jóvenes. Si estamos de acuerdo en que no dejaríamos a nuestro pequeño hijo, sin ningún entrenamiento previo, conducir un gigante barco entre las más furiosas olas del océano, ¿por qué habríamos de dejar a nuestro pequeño hijo, sin acompañamiento ni entrenamiento alguno, navegar a través del poderoso mundo del internet? Si no manejaríamos un auto cuando estamos distraídos o con sueño, ¿por qué habríamos de navegar el internet sin ser conscientes de lo que estamos viendo?

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Un árbol pequeño y tierno puede crecer de diversas maneras. Si lo protegemos de vientos fuertes y lo ayudamos a crecer de manera recta, entonces rectamente crecerá. Los niños, con su ternura y gran potencial, están aprendiendo y desarrollando su carácter a cada paso. Es nuestra responsabilidad como individuos y sociedades, no solo proveer los medios necesarios para que “se eduquen, crezcan y se desarrollen, y se manifiesten con la máxima belleza”, sino también ser un ejemplo para sus vidas, no solo como padres, hermanos, familiares, sino también como amigos, vecinos, y comunidades. 

Navegando con propósito

Tal vez este sea un buen momento para detenernos y mirar hacia nuestro interior. Así como dice el poeta Rumi, “Deja que las aguas se asienten y verás la luna y las estrellas reflejadas en tu propio ser”. La luna, las estrellas, la luz y la belleza de nuestra alma se harán manifiestas si tan solo nos disponemos a buscarlas y ponerlas al servicio de la raza humana. 

La ciencia también nos brinda herramientas para ayudarnos a utilizar las redes sociales de una manera que sea beneficiosa, así como también nos pueden ayudar a organizar nuestro tiempo y planificar nuestras actividades para lograr nuestras más elevadas metas. 

Seamos conscientes o no, estamos dejando una huella en el mundo. Ni en el pasado ni en el futuro, en ninguna parte, aunque recorriésemos el universo mismo, podremos encontrar a alguien como tú o como yo. Cada ser humano es único y tiene algo único para brindar a la humanidad… ¿No es acaso esto asombroso? Pero descubrir los tesoros de nuestra alma a los ojos de la humanidad requiere sacrificio, lo que a su vez significa tiempo, y tiempo equivale a oportunidad: oportunidad de aprender, de crecer y de realizar maravillosos aportes a la humanidad.