Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
A veces puedo pasar un día entero sintiendo que ninguna de mis conversaciones tuvo mucho significado. Así que últimamente me he preguntado: ¿cómo puedo hacer que mis conversaciones sean más profundas? ¿cómo puedo llevarlas más allá de los temas triviales?
En esos días, no tengo conversaciones o interacciones con personas que me rodean que se sientan particularmente profundas o impactantes. Incluso en los días en que me las arreglo para profundizar un poco más, esas conversaciones a menudo solo involucran desahogo o descarga de trauma, en circunstancias más intensas.
Desahogarnos de lo que sucede en nuestras vidas personales y tratar de resolver los problemas individuales con amigos definitivamente define una parte natural y saludable de cómo nos conectamos. Muchos de nosotros todavía debemos esforzarnos por abrirnos a los demás para encontrar orientación y compañía en nuestro camino hacia el crecimiento.
Si bien la sanación personal ciertamente tiene importancia, ¿hablar de nuestras propias vidas representa el único tipo de conversaciones profundas que podemos lograr? ¿Pueden otras formas de conversaciones profundas tener resultados saludables y constructivos también?
Me he dado cuenta de que sí, sí pueden.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que para entablar una conversación significativa que pueda ayudar a mejorar nuestra sociedad, no siempre tenemos que debatir acónicamente o luchar entre nosotros. Alternativamente, podemos elevar nuestras discusiones y conversaciones a otro plano: lo que la Casa Universal de Justicia, el cuerpo de liderazgo global democráticamente elegido de los bahá’ís del mundo, denominó como «discurso público constructivo… dirigido al mejoramiento del mundo«.
Si bien se alejan de toda actividad política partidista, los bahá’ís deben participar vigorosamente en los discursos públicos constructivos y en una amplia gama de emprendimientos sociales dirigidos al mejoramiento y el progreso de sus respectivas naciones. Emprenden dichas actividades con humildad, discernimiento y respeto por las leyes vigentes y las condiciones sociales reinantes, con un espíritu de aprendizaje y en colaboración con grupos y personas de ideas afines, y con confianza plena en el poder intrínseco del principio de unidad en la diversidad y en la eficacia de la ayuda y la cooperación recíprocas. – La Casa Universal de Justicia, mensaje del 22 de enero 2010.
Este estímulo trae muchas otras maneras de elevar nuestras conversaciones a la mente, así que explorémoslas en esta serie de tres artículos sobre cómo tener conversaciones significativas entre nosotros. Primero, todos podemos beneficiarnos de la ampliación de nuestras preocupaciones.
Tengo muchas relaciones de amistad en las que me resulta fácil quedar atrapada en solo hablar del éxito personal o las desgracias que ocurren en nuestras vidas. Si bien estas conversaciones pueden enriquecer una amistad, a través de ellas, clasificamos nuestros sentimientos, pensamientos y planes para acciones futuras, es posible que perdamos oportunidades cuando solo hablamos de este tipo de cosas.
Cuando no abrimos nuestras mentes a pensar y hablar sobre el estado del mundo que nos rodea, mantenemos ideas que podrían aliviar el dolor de los demás en nuestro subconsciente. De la misma manera que nuestras conversaciones con amigos a menudo nos llevan a tener una epifanía acerca de las incertidumbres de nuestras vidas personales, las conversaciones centradas en el mundo que nos rodea pueden llevar a las epifanías acerca de cómo podemos contribuir a mejorarlo.
Para entrar en una conversación enfocada sobre algo que está sucediendo en el mundo, tenemos que salirnos de nuestras propias cabezas, para dedicar tiempo y energía a pensar en grande:
Toda alma imperfecta es egocéntrica y sólo piensa en su propio bien. Mas, a medida que sus pensamientos se expanden ligeramente, comienza a pensar en el bienestar y la comodidad de su familia. Si sus ideas se amplían algo más, su preocupación será la felicidad de sus conciudadanos; y si continúan extendiéndose, pensará en la gloria de su país y de su raza. Pero cuando las ideas y opiniones alcancen el grado más elevado de expansión y lleguen a la etapa de la perfección, la persona se interesará por la exaltación de la humanidad. Será entonces un bienqueriente de todos los hombres y procurará el bien y la prosperidad de todos los países. Esto es indicativo de perfección. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá , pág. 53.
Las enseñanzas bahá’ís alientan a todos a expandir sus pensamientos, a enfocarse no en el yo o en este mundo material, sino en el mundo del espíritu. Para hacer eso, todos podemos tratar de elevar nuestras conversaciones con nuestros amigos.
Esto no significa que ignoremos completamente nuestra vida personal. Para que nuestras conversaciones sean fructíferas, también debemos considerar el papel que jugamos en la configuración del mundo que nos rodea y las formas en que las realidades morales y espirituales del mundo afectan la forma en que pensamos. Si no consideramos ese rol, las conversaciones sobre temas políticos, los patrones de comportamiento de la humanidad, el universo, los asuntos espirituales, nuestras almas y la religión pueden convertirse en un mero ejercicio académico. Cuando abrimos nuestras conversaciones a temas externos importantes y, en lugar de expresar una opinión personal, buscamos las opiniones de otros, estamos en el camino de conversaciones verdaderamente significativas.
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