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Contemplando la raza a través de los ojos de Abdu’l-Bahá

Jamar M. Wheeler | Nov 17, 2020

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Jamar M. Wheeler | Nov 17, 2020

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Durante la visita de Abdu’l-Bahá a América del Norte en 1912, tuvo lugar una conmovedora historia que involucraba a un grupo de muchachos que lo visitaron en Nueva York, uno de ellos un afroamericano de tez oscura.

Howard Colby Ives describió cómo Abdu’l-Bahá, el hijo del fundador de la fe bahá’í, saludó a este joven de trece años con una sonrisa celestial y refiriéndose a él como a una «rosa negra» en compañía de los otros muchachos. No solo eso, sino que un poco más tarde Abdu’l-Bahá sostuvo un dulce de chocolate negro en la mejilla del chico, transmitiendo sin palabras que no solo era una rosa negra, sino un «dulce negro». 

Como testigo de esto, Ives recordó en su libro Portales de la Libertad lo siguiente:

Volvió a reinar un silencio reverente en la habitación y los muchachos nuevamente miraron al joven con verdadero asombro, como si nunca antes lo hubieran visto, lo que en realidad era cierto. El muchacho, a quien todos contemplaban, parecía no darse cuenta de nada. Sus ojos estaban fijos en ’Abdu’l-Bahá con una mirada de adoración y arrobamiento que jamás había visto yo antes. Momentáneamente Se había transformado. – Howard Colby-Ives, Portales a la libertad, p. 67.

Actualmente soy candidato al doctorado en sociología aplicada, especializado en sociología de raza, clase, género y urbana. Al sentirme profundamente preocupado por los asesinatos de Trayvon Martin, Michael Brown, Tamir Rice, Sandra Bland, y muchos otros, me vi obligado a buscar una comprensión más profunda de las raíces estructurales de los asuntos raciales.

En mis estudios, busco abordar críticamente las nociones convencionales de raza analizando cómo se combina con otras fuerzas de desigualdad como clase, género y lugar. Por ejemplo, mi disertación está enfocada en los logros de los barrios negros de clase media. Espero que al desarrollar una comprensión más holística de cómo se construye socialmente la raza, pueda contribuir más eficazmente a medidas que conduzcan a la unidad racial.

Si reflexionamos sobre el período histórico que rodea a este encuentro espiritual, en el que el orden social de Jim Crow se consolidó en el Sur y describió a los afroamericanos en los medios populares como idiotas, infantiles y serviles, fue bastante revolucionario que Abdu’l-Bahá ennobleciera a este joven de tal manera. Este acontecimiento plantea la pregunta: ¿qué es lo que Abdu’l-Bahá vio en este niño de trece años que sus compañeros blancos no pudieron ver? ¿Qué dice este intercambio sobre la distinción entre la realidad material y espiritual, y la naturaleza de la raza como un fenómeno social con implicaciones espirituales?

Los bahá’ís entienden que la estación espiritual de Abdu’l-Bahá está muy por encima de la nuestra como seres humanos, y sin embargo se le conoce como el «Ejemplo Divino». Sus escritos y su ejemplo, nos guían hacia realidades más profundas:

¡Unámonos todos en este divino poder del amor! … Derramad la luz del amor sin límites sobre todas las personas que os encontréis, ya sean de vuestra patria, de vuestra raza, de vuestro partido político o de cualquier otra nación, color o tendencia política. – La sabiduría de Abdu’l-Bahá.

Abdu’l-Bahá

A pesar de las implicaciones sociales de tener una piel de tez oscura, Abdu’l-Bahá reconoció y enfatizó la realidad espiritual de este adolescente y su inherente nobleza. En una sociedad que lo denigraba como «menos que otros» por su fenotipo y ascendencia, Abdu’l-Bahá «puso su brazo alrededor del hombro del muchacho» y este acto de bondad amorosa encendió un resplandor que «parecía llenar la habitación». A pesar de lo que las oscuras fuerzas sociales del racismo trataron de imponer, Abdu’l-Bahá embelesó el alma de este chico con la luz del amor.

Desafortunadamente, el constante bombardeo de controversias raciales que enfrentamos hoy en día tiene un efecto negativo en nuestras almas y en la sociedad en general, desafiándonos a discernir lo que es real. Esto presenta un desafío fundamentalmente espiritual, enraizado en el dualismo de la naturaleza humana: nuestra naturaleza divina está en sintonía con la realidad espiritual de la unidad y se esfuerza por verla reflejada en la sociedad, mientras que nuestra naturaleza material busca ventajas que se alinean a la lucha por la existencia.

La historia segregada de los Estados Unidos nos condiciona a asociar grupos raciales con posiciones sociales jerárquicas e ignorar el valor inherente que la verdadera diversidad aporta a una sociedad. El grupo racial en posición de dominio establece el escenario y tiene la ventaja de dar forma a las políticas sociales, asignar recursos, acceder a oportunidades, contornear el debate público y decidir cómo están culturalmente representados los grupos. A su vez, la dinámica relacional asociada al «lugar que ocupa en la sociedad» enciende conflictos cuando se percibe que los individuos actúan fuera de su «lugar legítimo».

La raza se hace real porque las ventajas materiales que se han acumulado son reales, y muchas personas sienten que perpetuar una mentira tiene más valor que rectificar la contradicción entre la realidad de nuestra unidad y las profundas desigualdades que se relacionan con el color de la piel y la ascendencia.

Las acciones de Abdu’l-Bahá no solo ejemplifican una oposición radical a la injusticia racial, sino que también me trae a la mente aquellos escritos bahá’ís dedicados a las personas de ascendencia africana:

¡Oh tú que eres puro de corazón, de espíritu santificado, de carácter incomparable, de rostro hermoso! Se ha recibido tu fotografía, la cual revela tu forma física en la mayor gracia y en el mejor aspecto. Eres de semblante oscuro y de carácter luminoso. Eres como la pupila del ojo, la cual es de color oscuro, mas es la fuente de luz y la reveladora del mundo contingente. No te he olvidado ni te olvidaré. Ruego a Dios que magnánimamente te haga el signo de Su munificencia entre la humanidad, ilumine tu rostro con la luz de aquellas bendiciones que son conferidas por el Señor misericordioso y te escoja para su amor en esta edad que es distinguida entre todas las edades y centurias del pasado. – Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.

Si Abdu’l-Bahá hubiera ignorado al único afroamericano dentro de ese grupo de chicos alborotados, o incluso se hubiera atrevido a tratarlo como a un igual de otros chicos, no se habría hecho mucho alboroto. En cambio, Abdu’l-Bahá, como alguien que siempre opera en el reino espiritual, eligió elevar a ese chico a los ojos de sus amigos, permitiéndoles verlo bajo una nueva luz. Eligió dar a conocer un mensaje espiritual en un entorno social desquiciado.

Todos nosotros podemos disfrutar de oportunidades similares para reconocer la realidad espiritual de la situación racial y preguntarnos ¿qué es real? y ¿quiénes somos, realmente? como seres humanos. Como muchos de ustedes, anhelo ver el día en que construyamos una sociedad tan llena de luz y amor que los ojos de cada alma, sin importar su origen, se «cierren con una mirada de adoración y arrobamiento», inspirados por la victoria de la luz de la unidad sobre las sombras ilusorias de la estratificación racial.

Al llevar a cabo ese proceso unificador, todos podemos definir conceptualmente la raza y el racismo como parte de un orden social materialista, y comprender que la unidad racial a escala sostenible implica una revolución espiritualizada en la forma en que nos identificamos y vemos nuestra conexión con nuestros semejantes.

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