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Religión

Cuando te conviertes en bahá’í

Joseph Roy Sheppherd | Sep 22, 2020

PARTE 2 IN SERIES Los elementos básicos de la Fe bahá'í

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Joseph Roy Sheppherd | Sep 22, 2020

PARTE 2 IN SERIES Los elementos básicos de la Fe bahá'í

Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.

Cuando te vuelves bahá’í, no solo te comprometes a seguir un camino espiritual personal siguiendo las enseñanzas de Bahá’u’lláh, sino que también te unes al grupo de personas más diverso que se haya reunido alguna vez en el planeta.

Los bahá’ís representan todos los orígenes concebibles, cada nacionalidad, grupo racial, clase y cultura. Los bahá’ís vienen en todos los tamaños, edades y tipos. Cuando usted va a una reunión bahá’í, puede conocer a personas de una forma de vida totalmente diferente, un país diferente, una tribu diferente o un nivel diferente de experiencia – y usted encontrará el maravilloso regalo de esa diversidad dondequiera que vaya en la comunidad mundial bahá’í. Como escribió Bahá’u’lláh:

¡Oh vosotros que moráis en la tierra! El rasgo distintivo que marca el carácter preeminente de esta Suprema Revelación consiste en que, por una parte, hemos borrado de las páginas del santo Libro de Dios todo cuanto ha sido causa de lucha, desorden y daño entre los hijos de los hombres y, por otro lado, hemos sentado los requisitos esenciales de la concordia, del entendimiento, y de la unidad completa y perdurable. – Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh.

Si te conviertes en bahá’í, tendrás muchas oportunidades de tener esos encuentros unificadores. A los bahá’ís les encanta reunirse, sobre todo porque la principal enseñanza de Bahá’u’lláh se centra en la unidad. Como se explicó en el ensayo anterior, los bahá’ís se reúnen cada 19 días para una reunión llamada Fiesta – pero la comunidad bahá’í también tiene once Días Sagrados que celebra regularmente cada año.

El calendario bahá’í comienza en el equinoccio de primavera del hemisferio norte en marzo. Después de que el ayuno anual bahá’í termina, los bahá’ís celebran el Naw-Rúz, que simplemente significa «Año Nuevo».

En abril, normalmente el 20 o 21, los bahá’ís observan el Primer Día de Ridván, que conmemora el día en que Bahá’u’lláh declaró públicamente por primera vez su nueva revelación en 1863. Todo el Festival de Ridván dura doce días, aunque solo tres de ellos representan los Días Sagrados designados en los que los bahá’ís suspenden el trabajo y se reúnen para celebrarlo. Nueve días después, los bahá’ís observan el noveno día de Ridván, y el duodécimo día de Ridvan sigue a principios de mayo.

A finales de ese mes, los bahá’ís conmemoran La Declaración del Báb con otro alegre festival que marca el día y la hora en que el predecesor y heraldo de Bahá’u’lláh, el Báb, anunció su revelación.

Durante la última semana de mayo, los bahá’ís observan solemnemente la Ascensión de Bahá’u’lláh, seguida por la triste observancia del Martirio del Báb el 9 de julio, cuya ejecución tuvo lugar en 1850.

En otoño – o primavera en el hemisferio sur – los bahá’ís celebran el Doble Natalicio Sagrado, es decir, el nacimiento del Bab y Be Bahá’u’lláh, que tuvieron lugar con un día de diferencia y que ahora se conmemora con alegres reuniones que se celebran durante un período de dos días.

En noviembre se conmemoran también otros dos días asociados a la vida de Abdu’l-Bahá, hijo de Bahá’u’lláh: el 26 de noviembre los bahá’ís celebran el Día de la Alianza y el 28 de noviembre la Ascensión de Abdu’l-Bahá, que marca el día de su fallecimiento en 1921.

Los últimos días sagrados del año bahá’í se celebran en febrero y principios de marzo – llamados Días Intercalares, o Ayyam-i-Há, tienen lugar entre el 18 y el 19 del mes bahá’í. Estos cuatro o cinco días se reservan para la preparación del ayuno bahá’í, la hospitalidad, la caridad y la entrega de regalos. Bahá’u’lláh reveló la siguiente oración para los Días Intercalares:

¡Mi Dios, mi fuego y mi luz! Han comenzado los días que Tú has designado en Tu Libro como los Ayyám-i-Há, oh Tú, que eres el Rey de los nombres, y se aproxima el ayuno que Tu exaltadísima Pluma ha ordenado observar a todos los que están en el reino de Tu creación. Te suplico, oh mi Señor, por estos días y por todos aquellos que durante este período se han asido al cordón de Tus mandamientos y se han aferrado al asidero de Tus preceptos, que concedas que se le asigne a cada alma un sitio dentro de los recintos de Tu corte y un asiento al revelarse los resplandores de la luz de Tu semblante. – Oraciones y meditaciones bahá’ís.

El período de ayuno anual para los bahá’ís dura diecinueve días, un mes bahá’í. El mes de Alá o Alteza es el último mes del año bahá’í, y es un período en el que los bahá’ís se abstienen de comer y beber desde el amanecer hasta el atardecer cada día. El Guardián de la fe bahá’í, Shoghi Effendi, describió el propósito del ayuno como uno de renovación interior:

Es esencialmente un período de meditación y oración, de recuperación espiritual, durante el cual el creyente debe tratar de efectuar en su vida interior los reajustes necesarios, y refrescar y robustecer las fuerzas espirituales latentes en su alma. Su significado y propósito son, por tanto, fundamentalmente de carácter espiritual.

El ayuno bahá’í termina con el Festival Naw-Rúz, el Año Nuevo bahá’í, un momento de alegría en el que la comunidad bahá’í se reúne y celebra no solo el final del ayuno sino el comienzo de un nuevo año. En una tabla, Abdu’l-Bahá describió el símbolo de Naw-Rúz de esta manera:

Alabado seas Tú, oh mi Dios, por haber ordenado Naw-Rúz como festividad para aquellos que han observado el ayuno por amor a Ti y se han abstenido de todo lo que Te es detestable. Permite, oh mi Señor, que el fuego de Tu amor y el calor producido por el ayuno ordenado por Ti les inflame en Tu Causa y les haga ocuparse de Tu alabanza y Tu recuerdo.

Además de estas fiestas de diecinueve días y de las celebraciones de los días sagrados, los bahá’ís organizan otros tipos de reuniones a lo largo del año, e invitan a amigos interesados en saber más sobre Bahá’u’lláh y sus enseñanzas. Estas reuniones, a veces llamadas «hogareñas», son muy informales y se celebran en los hogares de los bahá’ís o en un centro bahá’í. En una hogareña bahá’í, la gente es libre de hacer cualquier pregunta que tenga sobre la fe bahá’í, y durante el transcurso de una noche, la conversación suele ser muy amplia. Las discusiones a menudo se centran en un tema espiritual o social particular como la unidad, los derechos de la mujer, el medio ambiente, la paz mundial, o la vida después de la muerte. Las comunidades bahá’ís también organizan grupos para pre-jóvenes, clases para niños, reuniones de oración y círculos de estudio compuestos por grupos de amigos y vecinos que siguen una serie de cursos de estudio más estructurados. Dondequiera que residan las personas, por lo general hay una comunidad bahá’í bien establecida cerca, por lo que, como puede ver, abundan las oportunidades para la adoración, el compañerismo, el servicio a la humanidad y la simple diversión en la mayoría de las comunidades bahá’ís.

Independientemente de la actividad, sin embargo, ser un bahá’í significa pertenecer a una comunidad internacional de personas de diversos herencias raciales, culturales y religiosas que trabajan juntos para lograr la paz mundial.

Convertirse en un bahá’í es una decisión y una experiencia personal. No hay ceremonias de iniciación en la fe bahá’í; de hecho, no hay ceremonias, ritos o rituales en absoluto. Entonces, ¿quién es un bahá’í? Simplemente, los bahá’ís son personas que reconocen a Bahá’u’lláh como el mensajero de Dios para esta época. Las personas sabrán al leer los escritos de Bahá’u’lláh si son bahá’ís. Informar a los bahá’ís locales o al Centro Nacional Bahá’í en qué lugar residen o su decisión de convertirse en un bahá’í ayuda a construir la comunidad y a poner a los nuevos bahá’ís en contacto con otros. Si usted siente que le gustaría convertirse en bahá’í u obtener más información, puede llenar el breve formulario aquí en BahaiTeachings.org para iniciar el proceso. 

Hay toda una vida de maravillas e inspiración que se derivan de los escritos de Bahá’u’lláh, y espero de todo corazón que te tomes el tiempo para investigar más a fondo sus enseñanzas y decidir por ti mismo si la fe bahá’í es para ti. Tal vez sea apropiado dejarte con las propias palabras de Bahá’u’lláh:

Esforzaos, oh pueblo, para que vuestros ojos sean dirigidos hacia la misericordia de Dios, vuestros corazones estén en consonancia con Su maravilloso recuerdo, vuestras almas dependan confiadamente de Su gracia y munificencia, y vuestros pies huellen el camino de Su complacencia.

Esta serie de ensayos es una adaptación del libro de Joseph Roy Sheppherd «The Elements of the Baha’i Faith», con el amable permiso de su viuda Jan Sheppherd.

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