Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Todos queremos alcanzar felicidad, para nosotros mismos y para todos nuestros seres queridos, pero ¿de dónde nace realmente?
Cuando interactuamos con aquellos a quienes amamos, hacemos todo lo posible por hablar y actuar de manera intuitiva, de manera tal que den lugar a su bienestar, paz y sensación de seguridad. ¿Por qué? Sabemos que hacer lo contrario resultaría en su incomodidad, su infelicidad.
Por amor, los padres se esfuerzan y sacrifican durante muchos años para lograr la felicidad de sus hijos. Los administradores y líderes públicos verdaderos, por el amor que sienten por los demás y la sociedad, se esfuerzan por lograr la felicidad de todos aquellos dentro de sus jurisdicciones.
No obstante, la felicidad parece evadirnos, incluso nos esforzamos por hacer todo lo posible por estar siempre en ese estado y ayudar a nuestros seres queridos a ser felices también. Estas preguntas, por lo tanto, surgen naturalmente: ¿Qué es la felicidad? ¿Dónde podemos encontrarla? ¿Podemos permanecer siempre en un estado de felicidad? ¿Qué se necesita para alcanzar la felicidad y mantenerla?
Las enseñanzas bahá’ís nos brindan respuestas a estas preguntas importantes y tienen como objetivo permitir que todas las personas recorran el camino de la verdadera felicidad:
“No deseamos sino el bien del mundo y la felicidad de las naciones… Que todas las naciones lleguen a ser una en fe, y todos los hombres, como hermanos; que se fortalezcan los lazos de afecto y unidad entre los hijos de los hombres… Estas luchas, este derramamiento de sangre y estas discordias deben cesar, y todos los hombres deben ser como una sola raza y una única familia. Que ningún hombre se gloríe en que ama a su país; que más bien se gloríe en que ama a sus semejantes…”. – Bahá’u’lláh, La Proclamación de Bahá’u’lláh, pág. 2.
El principio fundamental de la Fe bahá’í, la unidad de todas las religiones, significa que los bahá’ís creen que todas las grandes religiones tienen los mismos principios espirituales subyacentes. Las vidas y las revelaciones de cada uno de los educadores universales de la humanidad, como el Buda, Cristo, Muhammad y Bahá’u’lláh, demuestran que nos aman a todos y que todos los esfuerzos que realizaron tuvieron como propósito ayudar a la humanidad a alcanzar felicidad.
Cada una de las revelaciones de estos profetas y fundadores de las principales religiones del mundo esencialmente trae un sistema de conocimiento y sabiduría. Cada pensamiento expresado por esos profetas, los reveladores de la Palabra de Dios, está conectado, directa o indirectamente, a todos los demás pensamientos que expresan, al igual que cada revelación está esencialmente orientada hacia cada ciclo de vida de la humanidad de manera armoniosa con su propia verdadera naturaleza.
Entonces, desde la perspectiva bahá’í, la felicidad en esta era de la madurez humana está directamente relacionada con la promoción de la conciencia de la unidad de la humanidad y la construcción de un orden global que refleje esa unidad.
Este concepto de revelación religiosa nos ayuda a percibir la felicidad como una realidad íntimamente ligada a la naturaleza del viaje humano desde el ámbito físico al espiritual. En relación con ese viaje espiritual, la Casa Universal de Justicia, el consejo de gobierno supremo de la comunidad mundial bahá’í, declaró en su carta de 1985 a los pueblos del mundo titulada «La promesa de la paz mundial» que el espíritu humano:
“…cuya naturaleza misteriosa le inclina hacia lo trascendente, hacia un anhelo de alcanzar un reino invisible, hacia una realidad última, hacia esa desconocida esencia de las esencias que se llama Dios. Las religiones, reveladas a la humanidad por una sucesión de luminarias espirituales, han sido el vínculo fundamental entre el ser humano y esa realidad última y han galvanizado y refinado la capacidad de la humanidad para alcanzar el éxito espiritual junto con el progreso social”. – La Promesa a la Paz Mundial, octubre 1985, pág. 1.
Los escritos bahá’ís dicen que: “…pues la felicidad humana está fundada en el comportamiento espiritual”. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 97.
Los seres humanos podemos experimentar felicidad, entonces, actuando de una manera divina. En los siguientes dos ensayos de esta breve serie, desenterremos esa ley espiritual tal como se expresa en las enseñanzas bahá’ís, para apreciar mejor el mensaje sobre la felicidad que intentan transmitir y también para encontrar formas de aumentar nuestra propia felicidad.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo