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¿De quién es el problema si no puedo pagar la renta?

Jeff Ramey | May 12, 2020

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Jeff Ramey | May 12, 2020

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Casi un tercio de estadounidenses no pagaron la renta de su vivienda en abril de 2020. No porque no quisieran, sino porque no podían permitírselo. Todo se redujo a una elección entre comida o alojamiento – y en este caso, la comida ganó.

Esto es un claro indicador de las grandes dificultades económicas que están teniendo las familias durante la pandemia COVID-19, el cual ha infectado a más de un millón de personas en los Estados Unidos y ha matado a decenas de miles. Millones de estadounidenses solicitaron el subsidio de desempleo durante el mes pasado, por lo que es probable que pagar el alquiler el 1 de mayo sea difícil para incluso más personas que en abril.

«Cuando la gente no puede pagar su renta, los propietarios, a su vez, no cuentan con los fondos para pagar sus hipotecas, su personal de mantenimiento, seguros e impuestos de propiedad – lo que en última instancia afecta la capacidad de una ciudad para proporcionar servicios a la gente»

Esta misma situación existe en todo el mundo, desde las naciones más grandes hasta las más pequeñas. ¿Pero es este un problema personal o global?

Cuando la gente no puede pagar su renta, los propietarios, a su vez, no cuentan con los fondos para pagar sus hipotecas, su personal de mantenimiento, seguros e impuestos de propiedad – lo que en última instancia afecta la capacidad de una ciudad para proporcionar servicios a la gente. Inicialmente, cuestiones como la incapacidad de pagar la renta pueden parecer problemas personales, pero también son un recordatorio de que lo que le pasa a un individuo nos afecta a todos.

Seattle, USA – March 31, 2020: A boarded up business with ’rent strike’ painted on it.
 Un negocio cerrado con «huelga de arriendo» pintado en Seattle, WA (31 de marzo de 2020).

De hecho, una de las principales creencias de la Fe bahá’í es que somos una sola familia humana. Hace más de un siglo, Bahá’ulláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í escribió que «la tierra es un solo país, y la humanidad sus ciudadanos». 

Los problemas personales son también problemas sociales o globales. Los problemas personales requieren soluciones personales, los problemas sociales requieren soluciones sociales y los problemas globales requieren soluciones globales. Sin embargo, no existe una administración global que nos ayude a resolver nuestros problemas globales.

¿Ha leído «La promesa de la paz mundial»? Es una carta escrita en 1985 a los «pueblos del mundo» por la Casa Universal de Justicia, el organismo administrativo internacional de los bahá’ís. Ese año fue designado por las Naciones Unidas como Año Internacional de la Paz y así la Casa Universal de Justicia estableció varios requisitos previos que deben darse para que se logre la paz. «La aceptación de la unidad de la humanidad es el requisito previo fundamental para la reorganización y administración del mundo como un solo país: el hogar de la raza humana«, escribieron.

¿Cómo sería administrar el mundo como un solo país? Algunas personas tienen miedo de la implementación de un sistema de gobierno mundial. Muchos se imaginan un gobierno autoritario, lleno de matones desfilando por las calles. Los bahá’ís tampoco quieren eso. «La promesa de la paz mundial» cita a Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe bahá’í,  quien habló sobre la unidad y la paz – y el gobierno mundial:

«Lejos de pretender la subversión de los fundamentos actuales de la sociedad, trata de ampliar su base, de amoldar sus instituciones en consonancia con las necesidades de un mundo en constante cambio. No está en conflicto con alianzas legítimas ni socava lealtades esenciales. Su propósito no es sofocar la llama de un sano e inteligente patriotismo en el corazón del hombre, ni abolir el sistema de autonomía nacional, tan esencial para evitar los males de un exagerado centralismo. No ignora ni intenta suprimir la diversidad de orígenes étnicos, de climas, de historia, de idioma y tradición, de pensamiento y costumbres que distinguen a los pueblos y naciones del mundo. Reclama una lealtad más amplia, una aspiración mayor que cualquiera de las que ha sentido la humanidad. Insiste en la subordinación de impulsos e intereses nacionales a las exigencias imperativas de un mundo unificado. Repudia, por una parte, el centralismo excesivo, y, por otra, rechaza todo intento de uniformidad. Su consigna es la unidad en la diversidad”.

Una larga fila frente a la oficina de desempleo en Sofía, Bulgaria (8 de abril de 2020).

Cuando esta crisis pase, y pasará, podremos mirar atrás a las lecciones que nos ha enseñado. Sabemos que debemos cambiar la forma en que hacemos las cosas, y podríamos empezar a hablar sobre el hecho de que una pandemia mundial requiere una gestión mundial. Tal vez demos los primeros pasos serios, aunque vacilantes, hacia un gobierno mundial.

En un mensaje de abril de 2020, la Casa Universal de Justicia dijo: “Líderes, pensadores destacados y comentaristas han comenzado a explorar conceptos fundamentales y aspiraciones audaces que, últimamente, han estado en gran medida ausentes en el discurso público. En la actualidad estos no son más que destellos iniciales, pero ofrecen la posibilidad de que pueda vislumbrarse un momento de conciencia colectiva”.

Si bien el futuro inmediato es malo – la renta todavía se debe pagar el 1 de mayo y millones de personas están sin trabajo – la forma en que resolvamos este y otros desafíos nos llevará a un futuro distante mucho más brillante. En 1941 en su libro «El día prometido ha llegado», Shoghi Effendi escribió sobre el estado del mundo: “Su estado actual, y aun su futuro inmediato, es sombrío, dolorosamente sombrío. Sin embargo, su futuro lejano es resplandeciente, gloriosamente resplandeciente; tan resplandeciente que ningún ojo puede imaginarlo”. De hecho, el futuro sí puede ser esperanzador. Como nos dice “La promesa a la paz mundial”: “La paz del mundo no sólo es posible, sino también inevitable”.

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