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¿Dios está presente? Un mes de preguntas, un año de respuesta

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Como es de imaginar, en una religión que realmente valora las preguntas y las respuestas, la Fe bahá’í tiene muchas de ambas. Durante el mes de diciembre tiene lugar el mes bahá’í de las Preguntas, de 19 días de duración, y en el ciclo bahá’í de 19 años, el duodécimo año se denomina «Respuesta» (árabe: jawāb/persa: javāb).

La Fe bahá’í surgió de una sociedad islámica en el siglo XIX, pero rápidamente se estableció como una religión independiente. Dicho esto, muchos conceptos bahá’ís pueden ser iluminados por sus antecedentes islámicos. Tomemos, por ejemplo, los conocidos «Noventa y nueve bellos nombres de Dios» del Corán. El nombre nº 45 es «el Contestador» (al-Mujīb):

Las manos anhelantes se levantan hacia el cielo de Tu gracia y de Tu generosidad. ¿Dónde están las lluvias de Tu Dádiva, oh Respondedor de los mundos? – La tabla del fuego, Bahá’u’lláh.

También en el Islam, una notable oración conocida como el Duʿāʾ al-Jawshan al-Kabīr (literalmente, «Oración de la Gran Coraza») contiene 1.000 nombres de Dios, invocado como «el Contestador»:»

Oh, Él (Dios), el Contestador de quien Le llama (96:1).

Así que piensa en el atributo divino de «Respuesta» como una abreviatura del papel de Dios como «El Contestador» y el «Señor (que)… responde a la oración». En otras palabras, Dios nos escucha y responde activamente. Las enseñanzas bahá’ís nos aseguran que Dios está activamente presente y comprometido en la vida de cada ser humano.

El año bahá’í de la «Respuesta», además, arroja luz sobre el atributo de las «Preguntas», como se explicó anteriormente en «El mes bahá’í, y el atributo divino, de las preguntas». Entonces, ¿cómo se relacionan las preguntas y las respuestas en el contexto bahá’í?

En primer lugar, el Báb obtuvo los nombres de los diecinueve meses del «Calendario Badi» original (que se convirtió en el Calendario bahá’í) de la «Oración de la Gloria» (Duʿāʾ al-Sahar), oración del amanecer para el ayuno islámico de Ramadán:

Te suplico por Tus preguntas, que son las más agradables para Ti, pues todos Tus intereses son verdaderamente amados. Yo, en verdad, ¡oh mi Dios! te suplico por todos Tus asuntos. – traducido por Steven Lambden, [Traducción provisional al español por Oriana Vento].

Todas las palabras en cursiva de esta oración («preguntas», «intereses» y «asuntos») provienen de la misma palabra en árabe (masāʾil). Por lo tanto, de este lenguaje se desprende que Dios participa activamente en el curso de los asuntos humanos. De acuerdo con la «Oración de la gran coraza» islámica, se invoca a Dios:

Oh, Aquel que cuestiona y no es cuestionado (50:5).

Aquí, la palabra árabe para «cuestionado» es «al-Mas’ūl» («el cuestionado»). Esta oración islámica dice que Dios «no es cuestionado». Sin embargo, sorprendentemente, ¡este mismo término se utiliza en los escritos bahá’ís como un nombre positivo, no negativo, de Dios! En otras palabras, Dios es «el Cuestionado».

Tanto «Preguntas» (Masāʾil) como «el Cuestionado» (al-Mas’ūl) están estrechamente relacionados. Según Dan Gebhardt, profesor del Instituto Wilmette, ambas palabras son sustantivos formados a partir de la raíz sa’ala mediante la adición del prefijo ma-. Se superponen semánticamente, lo que significa que están relacionadas en su significado.

Según el erudito bahá’í Nosratollah Mohammadhosseini, Bahá’u’lláh, en una oración, se suplica a Dios diciendo «Yo soy el que hace las preguntas y Tú eres la Fuente que responde a las preguntas». Según el Dr. Mohammadhosseini, esta traducción provisional verifica nuestra comprensión de que, por «Preguntas», Bahá’u’lláh se refiere a Dios, «la Fuente que responde a las preguntas». En otras palabras, Dios es «el Contestador de las oraciones». Por supuesto, si Dios está respondiendo a nuestras preguntas, seguramente Dios es «el Cuestionado».

Así que «Preguntas» es la abreviatura del papel dinámico de Dios en la respuesta a nuestras preguntas, como se indica además en esta oración bahá’í:

Tú ves, oh mi Señor, las cosas que me han acontecido en Tus días. Te suplico, por Aquel que es la Aurora de Tus nombres y el Punto de Amanecer de Tus atributos, que ordenes para mí lo que me permita levantarme para servirte y exaltar Tus virtudes. Tú eres, verdaderamente, el Todopoderoso, el Omnipotente, Quien acostumbra a responder a todas las oraciones… No hay Dios sino Tú, Quien escucha y está dispuesto a contestar.

Aquí, Bahá’u’lláh nos asegura que Dios está «quien acostumbra a responder todas las oraciones» y «escucha y está dispuesto a contestar».

Dios, «el Cuestionado», responde en la capacidad recíproca como «el Contestador». En otras palabras, Bahá’u’lláh afirma que Dios es a la vez Aquel a quien se le pregunta y Aquel que responde. Según Omid Ghaemmaghami, una forma estrechamente relacionada de referirse a Dios es «el que escucha» (al-Sāmīʿ):

¡Oh Dios, mi Dios! Bahá (Bahá’u’lláh) Te suplica y Te implora (a Dios), por las luces de Tu semblante, por las olas del océano de Tu Revelación y por los refulgentes esplendores del Sol de Tu expresión… Potente eres Tú para hacer lo que Te place. No hay otro Dios sino Tú, el que oye, Quien está dispuesto a contestar. – La epístola al hijo del lobo.

Entonces, ¿cómo podemos traducir esta perfección piadosa en una acción bondadosa? El siguiente pasaje nos propone una forma significativa de hacerlo:

Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad. Sé digno de la confianza de tu prójimo, y mírale con rostro resplandeciente y amistoso. Sé para el pobre un tesoro, para el rico, un amonestador; sé uno que responde al llamado del menesteroso… – Pasaje de los escritos de Bahá’u’lláh, (con énfasis añadido).

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