Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
El 23 de mayo de 2023, la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) hizo un llamado para que se publicaran contenidos creativos que pudieran honrar a diez mujeres bahá’ís que fueron ejecutadas en la horca en Irán en 1983. Inmediatamente, quise ayudar.
La campaña #OurStoryIsOne (Nuestra historia es una), un llamamiento global de la Comunidad Internacional Bahaí a la creatividad, pretendía expresar el apoyo a las mujeres valientes de todo el mundo que defienden los principios de justicia, veracidad e igualdad a cualquier precio, incluso sus vidas.
No sabía lo suficiente sobre estas diez mujeres bahá’ís, así que empecé a investigar. Al leer sus historias, me asombró la flagrante injusticia de la que fueron víctimas, pero aún más la forma en que soportaron sus sufrimientos: con calma, confianza e incluso entusiasmo. He aquí un muy breve resumen de la ejecución de esas valientes mujeres:
Las enseñanzas bahá’ís sostienen que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres, y se esfuerzan por difundir la conciencia de este hecho. En Irán, el gobierno actual considera esto como un delito blasfemo, y sostiene que merece, en muchos casos, la pena de muerte.
Estas diez mujeres fueron encarceladas y se les dieron muchas oportunidades de ser liberadas: todo lo que tenían que hacer era retractarse de su fe en Bahá’u’lláh, quien proclamó muchas veces en sus escritos verdades como «Las mujeres y los hombres han sido y serán siempre iguales a los ojos de Dios». Ninguna de las mujeres se retractó, y cuanto más se acercaban a la horca, más alegres se ponían. El conductor del autobús que las llevó a la plaza donde iban a ser ahorcadas en la clandestinidad de la noche relató posteriormente:
Estaban todas de muy buen humor y cantaban muchas canciones por el camino. No podía creer que supieran que iban a ser ejecutadas. Nunca había visto gente tan animada.
Mona Mahmudnizad, a sus 17 años, la más joven de las diez mujeres y la última en ser ejecutada, besó la soga y se la puso alrededor del cuello. La razón por la que afrontaron su destino con tanta confianza fue su amor por Bahá’u’lláh y por la visión bahá’í de un mundo justo, unido y espiritual. Dieron sus vidas por esa visión.
Después de aprender más sobre ellas, quise escribir y cantar una canción sobre estas mujeres increíblemente heroicas. Mi padre, JB Eckl, cantante, compositor, guitarrista y productor conocido por muchos por su música conmovedora, especialmente por su trabajo con Eric Dozier en su trilogía del álbum Badasht, aceptó ayudar. Al día siguiente, empezamos a grabar.
Medité un poco antes para ver si se me ocurría alguna idea musical, lo que al parecer resultó en una inspiración artística muy útil, porque una vez que entramos en el estudio, parecieron brotar varias ideas para nuestra canción. Con las aportaciones de mi padre, terminamos el esbozo básico de la canción en pocas horas.
Como era de esperar, sus elementos fundacionales parecían oscuros y terribles, pero las aportaciones de mi padre la hicieron inspiradora y esperanzadora al mismo tiempo, reflejando la realidad de los bahá’ís oprimidos en Irán y su lucha por la justicia. Durante el fin de semana, llamé a Aaron Kreader, que se había mudado recientemente a nuestra comunidad. Aaron, ilustrador durante mucho tiempo de una revista mensual para niños bahá’ís llamada Brilliant Star, que yo solía leer a todas horas cuando era más joven, aceptó encantado ayudar.
Así que, mientras mi padre y yo grabábamos, Aaron sacrificó su tiempo para crear la impactante animación del vídeo. Cuando nos enseñó su primer borrador, vimos que, a pesar de hacer habitualmente contenidos infantiles de tono liviano, utilizó un estilo acorde con el tema de la música, mostrando tanto la belleza como la corrupción. Más tarde, Yosi Mesbah, también cantante de gran talento, cuyo tono cálido puede transmitir la mayor sinceridad, aportó armonías sobre mi voz, y la chantre tradicional persa, Shidan Toloui-Wallace, lo remató añadiendo un canto etéreo y suplicante a su estribillo final. Ella misma decidió cantar la llamada «Ya llaha’l-Mustagath», que se traduce como «Oh Señor del tiempo de Bahá’u’lláh». Esta frase puede invocarse, indican los escritos bahá’ís, en momentos de gran peligro o dificultad.
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En la canción también aparece el compañero de banda de mi padre, Pancho Tomaselli, que siempre toca el bajo con tanto entusiasmo que se le nota solo con verle tocar. Debido a las apretadas agendas de trabajo de Aaron y mi padre, el producto final tardó un tiempo en crearse. A pesar de la agenda, durante las pocas veces que mi padre y yo pudimos reunirnos para grabar, el proceso fue extremadamente rápido y fácil, tanto que nos sentimos asistidos por la divinidad.
La campaña #ourstoryisone señala que lo que vivieron esas mujeres bahá’ís ejemplifica la lucha de las mujeres de todo el mundo. Ya sea en forma de cosificación arraigada en la sociedad, abuso, negación de derechos o violencia, toda mujer es potencialmente receptora de los dardos de una opresión ancestral. Sin embargo, se acerca el momento, prometen las enseñanzas bahá’ís, en que estas graves injusticias contra la mitad de la raza humana llegarán a su fin. Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, dijo:
Una de las potencialidades ocultas en el reino de la humanidad fue la aptitud y capacidad de la mujer. Por medio de los rayos refulgentes de la iluminación divina, la capacidad de la mujer se ha despertado y manifestado de tal forma en esta era que la igualdad entre el hombre y la mujer es un hecho consumado.
Así que aquí está nuestra canción y el vídeo. Esperamos que te conmueva y te inspire para trabajar por la igualdad de género.
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