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El arte es un acto de espiritualidad

Jaine Toth | Sep 5, 2021

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Jaine Toth | Sep 5, 2021

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La palabra «espiritual» solía referirse casi exclusivamente a las cosas directamente relacionadas con las creencias religiosas de cada uno, pero en los últimos tiempos ha llegado a utilizarse como una alternativa a la propia religión.

Hoy en día, la gente suele decir algo así: «No soy religioso, pero me considero una persona espiritual».

Para aclarar, veamos una definición de diccionario de la palabra «espiritual» y luego veamos lo que dicen las enseñanzas bahá’ís.

Espiritual. Adj. 1. De, relativo a, consistente en, o que tiene la naturaleza del espíritu; no material; sobrenatural: poder espiritual. 2. De, relativo a, o que afecta al alma: dirección espiritual; crecimiento espiritual. 3. Que no se ocupa de las cosas materiales o mundanas: llevaba una vida espiritual. 4. De o perteneciente a una religión; sagrado: prácticas espirituales; música espiritual.

Los escritos bahá’ís van más allá. Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, quien fundó la fe bahá’í, nos dijo:

El progreso espiritual se obtiene a través del aliento del Espíritu Santo y es el despertar del alma consciente del hombre para percibir la Realidad de la Divinidad. El progreso material segura la felicidad del mundo humano, mientras que el progreso espiritual asegura la felicidad y eterna duración del alma.

También escribió:

Lo que es auténticamente espiritual debe iluminar el camino hacia Dios y debe desembocar en obras. No podemos dar crédito al llamamiento a ser espirituales si no hay resultados. El espíritu es la realidad, y cuando el espíritu de cada uno de nosotros busca unirse a la Gran Realidad, debe a su vez dar vida.

Estos pasajes nos devuelven a la religión, que desgraciadamente ha desarrollado una connotación negativa para muchas personas. Pero si tenemos un alma y somos verdaderos seres espirituales que habitan temporalmente en cuerpos materiales, entonces la fuente de ese espíritu debe venirnos del Creador a través de lo que el cristianismo denomina Espíritu Santo, una conexión intangible pero muy real entre lo humano y lo divino. A través de esta conexión, recibimos nuestra inspiración para crear.

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El arte y la inspiración para crear

En nuestro interior todos tenemos la inspiración artística para crear. La exteriorizamos de forma natural cuando somos niños y dibujamos, bailamos y golpeamos una lata a modo de tambor. En sus escritos, Bahá’u’lláh explicó dónde se origina el impulso de crear: en la palabra de Dios.

Toda palabra que emana de los labios de Dios, está dotada con tal potencia que puede instilar nueva vida en cada ser humano, si sois de aquellos que comprenden esta verdad. Todas las maravillosas obras que contempláis en este mundo han sido manifestadas mediante la acción de su suprema y exaltada Voluntad, su maravilloso e inflexible Propósito. Con la mera revelación de la palabra «Modelador», pronunciada por sus labios y que proclama su atributo a la humanidad, es liberada tal potencia que puede engendrar a través de edades sucesivas todas las múltiples artes que las manos del hombre pueden producir. Ésta es, indudablemente, una clara verdad. En cuanto es pronunciada esta resplandeciente palabra, sus energías animadoras, agitándose dentro de todas las cosas creadas, dan nacimiento a los medios e instrumentos con los cuales tales artes pueden ser producidas y perfeccionadas. Todas las maravillosas obras que ahora presenciáis son la consecuencia directa de la Revelación de este Nombre.

Dado que el poder de crear proviene de uno de los Nombres de Dios: «El Modelador», y tú y yo hemos sido creados a Su imagen, se deduce que nosotros también somos modeladores y creadores. Por eso, las artes, que a primera vista parecen materiales, pueden ayudar a transformar nuestro espíritu. 

La fuerza motriz para hacer arte viene de dentro

El uso de muchas artes requiere elementos materiales, pero la fuerza motriz que los toma y hace algo bello a partir de ellos viene de dentro: de tu alma, de tu ser interior reflejado en el mundo exterior.

El baile y el canto pueden producirse sin necesidad de cosas concretas, pero si quieres bailar para los demás, elegirás un traje que potencie el efecto visual y quizás encuentres un fondo interesante para ambientarlo. Puedes añadir objetos para utilizar en la danza, como pañuelos fluidos, paraguas o bastones, castañuelas o cualquier otra cosa que ayude a realzar la danza y el mensaje que transmite. Se puede cantar a capella, pero la mayoría de las veces se utilizan uno o varios instrumentos para acompañar, lo que proporciona otro elemento sonoro que ayuda a penetrar en el corazón y el alma del oyente. En una charla que dio en Londres, Abdu’l-Bahá nos animó:

Romped todas las cadenas y buscad la alegría espiritual y la iluminación; entonces, aunque caminéis sobre la tierra, os veréis a vosotros mismos dentro del horizonte divino.

¿Alguna vez te has sentido transportado a un plano de exaltación mientras participabas en un evento artístico? Una vez, en un círculo de personas que hacían un simple paso al ritmo constante de una maraca que se agitaba mientras otros oraban en voz alta, me sentí de repente como si estuviera flotando; mis pies se movían, pero no sentía el suelo bajo ellos. Qué sensación tan extasiante: me sentía como si estuviera «dentro del horizonte divino».

Cuando empiezas a sentir la alegría de la iluminación espiritual, estas cualidades se vuelven contagiosas, afectando a los que te rodean. Según Abdu’l-Bahá:

La vida del hombre debería ser como una llama que calienta a cuantos entran en contacto con ella. A los ojos de Dios los que están espiritualmente despiertos son como antorchas brillantes que dan luz y solaz a sus congéneres.

A medida que comienzas a experimentar la transformación espiritual a través de tus esfuerzos artísticos, la luz que hay en tu interior se irradia hacia el exterior, y los demás son abarcados e influenciados por ella. Te conviertes en la luz para su oscuridad. Así, el arte es un acto de espiritualidad.

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