Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La frase «La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto» proviene del Antiguo Testamento, Proverbios 18:21. ¿Qué creen que significa?
Puede referirse a los días de los reyes, que tenían poder absoluto sobre sus esclavos o ciudadanos, en la medida en que una sola palabra de ellos podía hacer ejecutar a sus súbditos, con razón o sin ella. Esa realidad sigue siendo válida hoy en día, cuando los dictados de los líderes poderosos controlan la vida y muerte de sus súbditos mediante el uso de militares leales o civiles vigilantes.
Esos grupos armados pueden ser vistos como la espada de los tiempos antiguos, creados para mutilar o matar a seres humanos, incluso niños y bebés, como cuando los mandatos del rey Herodes desde Judea ordenaron la Masacre de los Inocentes.
Los judíos de la época esperaban un mesías, que lideraría un violento levantamiento contra los romanos y los gobernantes tiránicos como Herodes. De hecho, cuando más tarde Jesucristo reveló su nueva fe, dijo que no había venido a traer paz al mundo:
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. – Mateo 10: 34-36.
Sin embargo, en un ejemplo usado hasta el día de hoy para describir el significado simbólico de esas palabras, Cristo reprendió a Pedro cuando tomó su espada para defender a Jesús contra sus captores en el Jardín de Getsemaní. Según Mateo 26:52, Jesús dijo: «…Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán«. Muchos citan este incidente para mostrar que Jesús no vino con una espada literal. Entonces, ¿a qué espada se refirió Cristo cuando dijo «no he venido para traer paz, sino espada»?
La mayoría de los eruditos bíblicos están de acuerdo en que la espada se refiere a la lengua de Cristo, su palabra y sus enseñanzas, que dividirían y separarían a las personas de los demás. Algunos han interpretado que esto significa una separación entre creyentes y no creyentes, o de las enseñanzas de Cristo en general. Como muestra la historia, una espada divide y separa, pero también lo puede hacer una lengua.
La palabra lengua a menudo hace referencia a la palabra hablada, y puede tener un significado literal o figurativo. «Me mordí la lengua», es literal. La conocida metáfora de los escritos bahá’ís que dice que «la lengua es fuego latente» es figurativa:
…cuando un buscador verdadero decide dar el paso de la búsqueda por el camino que lleva al conocimiento del Antiguo de los Días, debe, antes que nada, limpiar y purificar su corazón, que es la sede de la revelación de los misterios interiores de Dios, del polvo ofuscador de todo conocimiento adquirido… No debe nunca tratar de enaltecerse por encima de nadie, debe borrar de la tabla de su corazón toda huella de orgullo y vanagloria, debe asirse a la paciencia y resignación, guardar silencio y abstenerse de la conversación ociosa. Pues la lengua es fuego latente, y el exceso de palabras un veneno mortal. – Bahá’u’lláh, El libro de la certeza, pág. 126.
Estos otros usos de «la espada de la lengua», dicen las enseñanzas bahá’ís, también pueden causar división y desacuerdo: murmuración, calumnia y chismes.
Muchos de nosotros podemos sentir que los chismes, hablar de los demás de manera negativa cuando no están presentes, pueden ser inocuos o simplemente una parte de la naturaleza humana. Los bahá’ís hacen todo lo posible para abstenerse de los chismes, que las enseñanzas bahá’ís condenan en términos claros e inequívocos:
Olvidad el yo y trabajad por toda la raza. Recordad siempre que uno trabaja por el mundo, no por su propia ciudad o incluso por un país; pues, dado que todos somos hermanos, del mismo modo cada país es, por así decir, el propio de cada uno.
Recordad, ante todo, las enseñanzas de Bahá’u’lláh sobre la maledicencia y la conversación impropia acerca de los demás. Las historias que se repiten sobre terceros rara vez son buenas. Una lengua silenciosa es lo más seguro. – Abdu’l-Bahá en Londres, pág. 125.
Nuestra cultura contemporánea parece prosperar al saber lo que hacen nuestros amigos, familiares y los demás en todo momento. Nuestras redes sociales proporcionan un medio completo solo para compartir nuestros pensamientos y actividades con y sobre otros. Los periódicos están llenos de relatos de historias personales que señalan los aspectos buenos o malos de los demás. Sí, las personas son interesantes y hacen cosas interesantes, y nos da curiosidad, pero ¿qué es lo que, en última instancia, logran los chismes y la murmuración?
Si alguna vez ha sido blanco de chismes o murmuraciones, entonces comprende el daño que puede ocasionar en su vida interior. Una vez perdido o impugnado, puede ser imposible recuperar nuestra reputación y honor. Cuando nuestras vidas se convierten en el objetivo de afirmaciones a veces falsas sobre nosotros, o comentarios totalmente despectivos compartidos con cientos o miles a la vez, esto puede tener graves consecuencias, ninguna de ellas positivas. Este tipo de acoso en persona o online ha resultado en suicidios, homicidios o peor.
Pero la murmuración no solo lastima a los demás, dicen las enseñanzas bahá’ís, sino que también daña nuestra propia alma:
El fuego material consume el cuerpo, mientras que el fuego de la lengua devora el corazón y el alma. La fuerza del primero dura menos un tiempo, mientras que los efectos del segundo duran un siglo.
Ese buscador también debiera considerar la murmuración como grave error y mantenerse alejado de su dominio, por cuanto la murmuración apaga la luz del corazón y extingue la vida del alma. – Bahá’u’lláh, El libro de la certeza, pág. 126.
Así que la próxima vez que sientas la tentación de usar tu lengua como una espada, resiste la tentación y vuelve a colocarla en su funda; finalmente te alegrarás de haberlo hecho.
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