Durante esta cuarentena, ama a los que están contigo

Durante este momento aterrador, incierto y trascendental de nuestra historia, la mayoría de nosotros nos encontramos aislados o viviendo con familiares cercanos las 24 horas del día.

De esta manera, la pandemia nos ha llevado de vuelta al núcleo de lo que nos hace una familia humana – nuestras propias familias. Nos ha dado a algunos de nosotros un tiempo para ir más despacio y empezar nuevamente a examinar las relaciones que tenemos con nuestras familias y con nosotros mismos. Entonces, ¿cómo estamos tratando a nuestros seres queridos, y si estamos solos, a nosotros mismos?

Trágicamente, durante las últimas semanas se ha producido un aumento de la violencia contra las mujeres y los niños. Aquellos atrapados en relaciones violentas o hegemónicas son los que más lo sienten. Las parejas abusivas que ya experimentan miedo y ansiedad se desquitan con los más vulnerables. Las Naciones Unidas han advertido que los encierros mundiales han dado lugar a un «aumento horroroso» de la violencia doméstica. El Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo: «La paz no es solo la ausencia de guerra. Muchas mujeres bajo encierro por el #COVID19 se enfrentan a la violencia en el lugar donde deberían estar más seguras: en sus propios hogares. Hoy hago un llamado a la paz en los hogares de todo el mundo».

Por otro lado, muchas familias pasan su tiempo tratando de ser de ayuda de cualquier manera que puedan.

Reconociendo que esta es una oportunidad perfecta para comenzar el proceso de curación espiritual y física del mundo, están centrando sus esfuerzos en la unidad y el mejoramiento de la humanidad. Estas familias e individuos están encontrando maneras de conectarse con sus comunidades, incluyendo reuniones de oración a través de conferencias telefónicas y videoconferencias interactivas en la web.

Me sentí afortunada de haber podido asistir recientemente a una Reunión de Oración Interconfesional por Zoom, a la que asistieron 170 personas. Organizada por la Dra. Sara Barton, Capellán de la Universidad de Pepperdine en Malibú, California, y su esposo, el Dr. John Barton, Director del Centro para la Fe y el Aprendizaje, y Profesor de Religiones Mundiales en Pepperdine, la reunión me proporcionó una experiencia edificante y unificadora. Distinguidos delegados de las cinco principales religiones mundiales hablaron brevemente, y luego ofrecieron una o dos oraciones cada uno.

Me encontré entre lágrimas al sentir el poder curativo de estas sentidas súplicas saliendo al universo. Rainn Wilson representaba a la fe bahá’í y, por supuesto, nos hizo sonreír a todos. Después de hablar de la ansiedad que todos sentimos ahora, ofreció esta oración bahá’í:

¡Oh Dios! Refresca y alegra mi espíritu. Purifica mi corazón. Ilumina mis poderes.  Dejo todos mis asuntos en tus manos. Tú eres mi guía y mi refugio. Ya no estaré triste ni afligido; seré un ser feliz y alegre. ¡Oh Dios! Ya no estaré lleno de ansiedad, ni dejaré que las aflicciones  me atormenten, ni me absorban las cosas desagradables de la vida. ¡Oh Dios! Tú eres mas amigo mío que yo lo soy de mi mismo. A ti me consagro, oh Señor. – Abdu’l-Bahá, Oraciones Bahá’ís.

La consumada periodista Lisa Ling se unió más tarde al panel y nos transmitió una de las terribles consecuencias que se derivan de los recientes brotes de racismo contra los chinos. Compartió que aunque es japonesa, es un objetivo de racismo, y de hecho recientemente recibió amenazas de muerte en línea contra sus hijos. Su voz se ahogó y contuvo las lágrimas mientras describía lo sucedido, y luego expresó lo agradecida que estaba por formar parte de la reunión de oración.

En la asamblea virtual, cada religión expresó el mismo mensaje fundamental – la humanidad es una y todos debemos trabajar juntos para unidad para sanar nuestro planeta. Todos salieron de aquella inspiradora reunión con un corazón elevado y una renovada esperanza de un nuevo comienzo y futuro para la humanidad. La reunión virtual me ayudó a darme cuenta de que ahora es el momento perfecto para empezar desde casa y mostrar una bondad y aprecio extra hacia nuestros seres queridos. Este debería ser nuestro primer enfoque, porque si no estamos cooperando de manera amorosa con nuestras propias familias, ¿cómo podemos esperar colaborar con el mundo?

Con esa finalidad, nuestra familia discutió los desafíos que se avecinan. Cuando decidimos entrar en cuarentena hace 3 semanas, nos sentamos y consideramos formas de asegurar una atmósfera alegre, amorosa y pacífica en nuestro hogar. Desde entonces hemos tratado de ser especialmente sensibles a las necesidades de los demás y hemos adoptado expresiones de cortesía mayores. Si hay algún indicio de disensión, lo detenemos inmediatamente con comunicación, paciencia y amabilidad. Al disponer de más tiempo juntos, nos hemos conectado entre nosotros a través de la conversación, el juego y la oración. Afortunadamente, todavía podemos dar paseos y le damos prioridad a esta actividad. Siempre nos reunimos al final del día para cenar, y uno de nosotros planea algo divertido para hacer esa noche. Esto es algo que siempre espero con ansias, y he descubierto que ahora, más que nunca, estoy muy agradecido por mi familia, como muchos de nosotros.

¿Y cómo nos tratamos a nosotros mismos si tenemos que pasar la cuarentena solos? Ahora es un gran momento para ser tu propio mejor amigo. Mi hijo, que vive solo, hace planes cada día para mantener su mente y sus talentos creativos floreciendo. Casi a diario aparecen mensajes de su última obra de arte, un poema, o una comida colorida que preparó. Hace ejercicio y se conecta regularmente con su círculo de amigos y a menudo escucho risas desde la habitación de mi hija cuando hablan o juegan por teléfono.

Para aquellos que están solos con ansiedad o depresión, hay recursos virtuales disponibles y terapeutas en línea que pueden ayudar. Algunos planes de salud ofrecen asesoramiento por teléfono. Eres importante, y aunque te sientas solo, todos estamos conectados de manera intrínseca, especialmente ahora. Sé muy amable y paciente contigo mismo y no tengas miedo de tender la mano, ya que muchas personas están en la misma situación. La forma en que nos tratamos a nosotros mismos y a los demás en este momento crucial sentará las bases del mundo en el que pronto volveremos a emerger. Este período de pruebas demostrará nuestros verdaderos caracteres. Mi hija me hizo recordar la analogía de una naranja. Cuando la aprietas, obtienes lo que hay dentro: ¡jugo de naranja! Entonces, ¿qué sale de nosotros cuando somos exprimidos durante este momento crítico? ¿Es ira, amargura, violencia y miedo, o es amabilidad, paciencia y cortesía? Con una perspectiva espiritual, la expresión más poderosa de todas: ¡amar a las personas con las que estés!