Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La extensa carta llamada «La Epístola al Hijo del Lobo», escrita cerca del final de la vida de Bahá’u’lláh, ocupa un lugar único dentro de toda la literatura religiosa.
El mensaje de Bahá’u’lláh, dirigido inicialmente a un cruel enemigo de la Fe bahá’í , Shaykh Aqa Najafi, conocido como «el hijo del lobo», se dirige hoy al mundo entero. En su Epístola, Bahá’u’lláh resumió sus enseñanzas hablándole a todos los pueblos. Si bien la Epístola proporciona una riqueza para sabiduría individual, es la visión colectiva la que es revolucionaria.
Leer la Epístola al Hijo del Lobo puede ayudar a responder dos preguntas importantes: ¿quién es Bahá’u’lláh y cuál es la enseñanza central de la Fe Bahá’í?
En su libro, Bahá’u’lláh habló de una relación sorprendente entre el Creador y la humanidad. Desde una perspectiva bahá’í, aprendemos que Dios ilumina la luz del conocimiento y la inspiración espiritual de sus profetas, quienes a su vez guían al mundo humano. Desde el principio, los objetivos de la humanidad se establecen claramente: «…Tú me has creado para recordarte, para glorificarte y para ayudar a Tu Causa». – Bahá’u’lláh, La Epístola al Hijo del Lobo, pág. 6.
En cierto sentido, La Epístola al Hijo del Lobo nos enseña sobre las relaciones. La referencia a Dios, el mediador y la humanidad está inmediatamente precedida por estas palabras, las cuales se refieren a los profetas y mediadores como «Él»:
«A través de Él, la luz de la unidad ha brillado sobre el horizonte del mundo y la ley de la unicidad ha sido revelada entre las naciones, las cuales, con rostros radiantes, se han vuelto hacia el Horizonte Supremo…» – Ibid, pág. 5.
Bahá’u’lláh anticipó la llegada de un mundo espiritual, donde la unidad y la unicidad prevalecerán. Él vio esas metas mucho antes que otros durante su vida. La cita “A través de Él, la luz de la unidad … y la ley de la unicidad» define un momento en el que las naciones del mundo pueden lograr la verdadera paz y unidad:
Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una misma rama. Trataos unos a otros con el mayor amor y armonía, con amistad y compañerismo. Tan potente es la luz de la unidad que puede iluminar a la tierra entera. El único Dios verdadero, Quien conoce todas las cosas, atestigua Él Mismo la verdad de estas palabras. – Ibid, pág. 16.
Estas palabras representan el ideal central de la creencia bahá’í , una declaración del feliz objetivo de la unidad global orgánica.
La Epístola al Hijo del Lobo nos dice que la unidad es una fuerza de luz, tan poderosa que puede iluminar a toda la Tierra. Bahá’u’lláh no solo anunció el objetivo de la unidad internacional, sino que también delineó los métodos para lograrlo. Bahá’u’lláh presenta un plan que todos podemos seguir para lograr esa unidad. Todos estamos llamados a actuar.
Una parte principal del mensaje de Bahá’u’lláh anticipa la unidad de los mensajeros y la unión de toda la raza humana. Bahá’u’lláh dijo que este entendimiento, es decir la unidad de los mensajeros, debe conducir en última instancia a la armonía de todas las religiones:
Los Mensajeros Divinos han sido enviados, y sus Libros han sido revelados con el propósito de promover el conocimiento de Dios y fomentar la unidad y camaradería entre los hombres…Estos principios y leyes, estos sistemas poderosos y firmemente establecidos han procedido de una sola Fuente y son los rayos de una misma Luz. El que difieran unos de otros debe ser atribuido a los variables requerimientos de los tiempos en que fueron promulgados. – Ibid, pág. 15.
En su Epístola, Bahá’u’lláh se opone enfáticamente a la desunión, la discordia y el prejuicio religioso:
En este Día, es de la esencia de la Fe de Dios y de Su Religión el que las diferentes comuniones de la tierra y los múltiples sistemas de creencia religiosa nunca debieran permitir que se alimenten los sentimientos de animosidad entre los hombres. – Ibid, pág. 15.
Bahá’u’lláh hace un llamamiento a la humanidad para que se esfuerce por alcanzar este nuevo objetivo ineludible. Notablemente, sus palabras declaran: «Nosotros, en verdad, hemos venido para unir y soldar a todos los que moran en la tierra». – Ibid., pág. 25.
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