Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
El beneficio de tener amistades puede llegar a ser muy profundo y duradero, al punto que esas amistades pueden durar hasta llegar a los reinos espirituales de la vida.
En este mundo, se pone mucho énfasis en la relación matrimonial, que siempre tiene dimensiones sexuales, emocionales, financieras y sociales, así como el propósito central de la amistad espiritual. Las enseñanzas bahá’ís dicen que un esposo y una esposa que se encuentran en profunda sintonía entre sí, compartiendo una cosmovisión que incluye lo infinito y lo eterno, pueden esperar viajar juntos para siempre. Esa feliz condición sería, de hecho, «luz sobre luz», es decir, bendecida por un entendimiento mutuo y compañía en este mundo y en los mundos por venir.
El verdadero matrimonio de los bahá’ís consiste en que el esposo y la esposa se unan tanto espiritual como físicamente, para que siempre se mejoren mutuamente la vida espiritual y gocen de unidad sempiterna en todos los mundos de Dios. Éste es el matrimonio bahá’í. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 90.
Pero el énfasis se encuentra en el potencial de que TODAS las amistades espirituales tienen de durar para siempre, y no únicamente una amistad especial o exclusiva. De hecho, el término «alma gemela» en sí no se encuentra en las enseñanzas bahá’ís. En cambio, las enseñanzas mueven nuestra atención del estado romántico al estado espiritual de todas nuestras relaciones, y nos llaman a apreciar el propósito y el destino de estas benditas amistades para disolver prejuicios, sanar heridas, restaurar la vitalidad, recordarnos el propósito de la vida y ayudarnos a regresar al Amigo Divino.
Las amistades espirituales disuelven las barreras del prejuicio
La homogeneidad tiene una forma de crear estancamiento, lo opuesto al crecimiento. Es por eso que uno de los atributos más preciosos de una comunidad bahá’í es su diversidad.
Cuando nos permitamos dejar atrás lo familiar y lo superficial, para acercarnos y familiarizarnos con el extraño, y lo más importante, mirar más allá de los detalles superficiales de la tradición y la cultura hasta llegar al corazón de nuestros amigos, encontraremos que tenemos puntos de coincidencia con toda la humanidad.
Como Abdu’l-Bahá dijo:
Si abandonamos estas ciegas imitaciones erosionadas por el tiempo e investigamos la realidad, todos nosotros seremos unificados. No habrá discordia y el antagonismo desaparecerá. Todos se asociarán con compañerismo. Todos disfrutarán de los cordiales lazos de la amistad. Entonces el mundo de la creación alcanzará la tranquilidad. – La Promulgación a la Paz Universal, pág. 343.
Los amigos espirituales se sanan y reponen entre sí
Los verdaderos amigos comparten entre sí las enseñanzas espirituales que reviven nuestro sentido de conciencia, nuestro sentido de orientación y dirección existencial. Los amigos satisfacen nuestra sed de pertenencia cuando nos permitimos reconocernos dentro de la comunidad del amor de Dios:
¡Oh amigos de Dios! Los verdaderos amigos son como los médicos expertos y las Enseñanzas de Dios son como un bálsamo curativo, una medicina para la conciencia del hombre…Despiertan a los que duermen. Crean conciencia en el desatento, proporcionan una ración al indigente y al desesperanzado le infunden esperanza. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 19-20.
El polvo de lo cotidiano proporciona el terreno en donde nuestra alma anhela crecer, florecer y dar fruto. Podemos ser agobiados por esa rutina, perdiendo nuestro camino, nuestra fuerza e incluso nuestra esperanza. En ese punto, sin embargo, el servicio de un amigo a otro, un solo acto de rectitud, puede ayudar a renovar nuestra esperanza, revertir las condiciones, permitirnos superar nuestras limitaciones y alcanzar nuestro potencial divino:
Una acción recta está dotada de tal potencia que puede enaltecer a tal punto al polvo como para hacerlo ir más allá del cielo de los cielos. Puede rasgar toda atadura y tiene el poder de restaurar la fuerza que se ha gastado y desvanecido… – Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 150.
Los amigos espirituales se recuerdan el propósito de la vida
Si bien tenemos la libertad de elegir nuestros amigos y nuestras asociaciones, también tenemos todos una valiosa tarea que cumplir. Esto significa que debemos esforzarnos por lograr aquel compañerismo que conduce al progreso, tanto de nosotros como de aquellos cuya compañía decidimos mantener.
Encontrar la esencia de la verdad, el punto de origen, es nuestra principal directriz humana. Junto con esa búsqueda se encuentra también nuestro deseo no solo de acercarnos, sino de establecer una relación con el Amigo divino. Este es el destino de cada alma, su razón de ser.
Cuanto más avanzamos en nuestras exploraciones de vida y cuanto más nos acercamos a percibir el objetivo del viaje, más clara será nuestra visión para determinar quiénes se han convertido en nuestros verdaderos amigos y compañeros de viaje en el camino místico de la vida.
Los amigos espirituales son compañeros en el viaje mayor
Nuestro éxodo fuera de la mortalidad y el mundo material, nuestra peregrinación a la pureza y el paraíso, es una forma de «retorno», esta vez a nuestro punto de origen. Cada uno de nosotros debe hacer el viaje por nuestra propia cuenta. Pero a nuestra izquierda y derecha, delante de nosotros y detrás de nosotros, se encuentra la compañía de amigos igualmente decididos a tener éxito en este viaje, con su mirada y su fuerza de voluntad fijas en el objeto de su devoción. En verdad, esta es mi tribu, mi gente, mis compañeros, mis amigos reales y verdaderos; y Dios es nuestro Señor.
Facúltame, entonces, oh mi Dios, para ser contado entre aquellos que se han adherido a tus leyes y preceptos solo por Ti, con sus ojos fijos en tu rostro. – Ibid.
El ejemplo perfecto de la amistad espiritual
Bahá’u’lláh presentó a Abdu’l-Bahá al mundo como la personificación misma de todas esas cualidades a las que debiéramos aspirar. La potencia de la inspiración que evoca la vida de Abdu’l-Bahá y su ejemplo es tal que puede revivir el corazón más débil y revitalizar el espíritu más apagado:
Dad gracias a Dios, oh pueblo, por Su aparición, pues ciertamente Él es el más grande Favor para con vosotros, la más perfecta munificencia hacia vosotros, y por Él vuelve a la vida todo hueso que se deshace.- Bahá’u’lláh, citado por Shoghi Effendi en El orden mundial de Bahá’u’lláh, pág. 211.
Abdu’l-Bahá, un modelo y mentor espiritual sin paralelo, a quien los bahá’ís llamaron «el Maestro», llevó una vida centrada completamente en el servicio desinteresado, además de una vida de sacrificio por la humanidad, e instó a todos a hacer lo mismo.
Los amigos regresan juntos al amigo divino
Todos los caminos llevan a casa, por lo que eventualmente todos estos se vuelven uno, todos los amigos son un anticipo del Amigo final:
Luego de haber atravesado el Valle del Conocimiento, que es el último plano de la limitación, el caminante llega al Valle de la Unidad y bebe de la copa del Absoluto y contempla las Manifestaciones de la Unidad. En esta posición traspasa los velos de la pluralidad, huye de los mundos de la carne y asciende al Cielo de la Singularidad. – Bahá’u’lláh, Los Siete Valles, pág. 10-11.
Eventualmente, incluso el amor del amante por el Amado se convierte en demasiada separación para soportar, y en una conflagración de amor, todo lo que queda es el Amigo:
… pues cuando el amante verdadero y amigo devoto alcanza la Presencia del Amado, la radiante belleza del Bienamado y el fuego del corazón del amante encenderán una llamarada y quemarán todos los velos y envolturas. Más aún, todo lo que él posee, desde el corazón a la piel, arderá en llamas hasta que nada quede salvo el Amigo. – Ibid., pág. 20.
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