Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Los bahá’ís hablan mucho de «la comunidad bahá’í», pero ¿qué quieren decir realmente? ¿Quién forma parte de «la comunidad bahá’í»?
La fe bahá’í es la segunda religión más extendida del mundo, y los bahá’ís buscamos constantemente ampliar la comunidad bahá’í dondequiera que vivamos, tendiendo la mano a los demás y estableciendo actividades que puedan mejorar la calidad espiritual de nuestros barrios y ciudades.
Pero los bahá’ís no hacen proselitismo ni tratan de imponer sus creencias a los demás. Para los bahá’ís, «crecer» no significa «convertirse». Más bien, los bahá’ís creen que las enseñanzas sobre la paz y la unidad traídas al mundo por Bahá’u’lláh son importantes para esta época, y pueden ser adoptadas y practicadas por cualquiera y todos, independientemente de su origen o sistema de creencias, y eso incluye la religión.
La Casa Universal de Justicia, el órgano de liderazgo mundial de la fe bahá’í elegido democráticamente, utiliza el término «comunidad bahá’í» con frecuencia en sus mensajes. Rápidamente queda claro que cuando la Casa Universal de Justicia habla de un cuerpo de personas que se movilizan para adoptar las enseñanzas bahá’ís en su vida y encontrar formas de mejorar sus comunidades, no todas esas personas son realmente bahá’ís:
[La comunidad bahá’í] Ha experimentado un alza sin precedentes en su capacidad de poner a amigos y conocidos en contacto con su vida comunitaria; de motivar a barrios y aldeas a emprender esfuerzos unificados; de articular cómo se pueden traducir las verdades espirituales en acciones prácticas duraderas; y, sobre todo, de conversar no sólo sobre las enseñanzas que construirán el mundo de nuevo sino sobre Aquél Quien las enseñó: Bahá’u’lláh. Los relatos de Su vida y Sus sufrimientos narrados en infinidad de lenguas por adultos, jóvenes y niños conmovieron a un sinnúmero de corazones. Algunos se mostraron listos para explorar más a fondo Su Causa. Otros se comprometieron a colaborar. – La Casa Universal de Justicia, abril de 2018.
Entonces, ¿qué significa «comprometerse a colaborar»? ¿Quiénes son estos «colaboradores»?
Estos colaboradores, a menudo denominados por los bahá’ís como «amigos de la Fe», son personas que, al entrar en contacto con los principios bahá’ís, se identifican con los principales objetivos de la Fe: promover la unidad y trabajar por el mejoramiento del mundo. Cuando esas personas deciden participar en los esfuerzos emprendidos por la comunidad bahá’í, no se convierten necesariamente en bahá’ís, ni tienen por qué hacerlo, porque los principios aportados por Bahá’u’lláh son algo con lo que todo el mundo puede identificarse.
Los principios bahá’ís no son exclusivos de un determinado «tipo de persona». Usted no tiene que ser de un país específico, clase social, religión, antecedentes económicos, o incluso un cierto tipo de personalidad para encontrar esperanza y propósito en las enseñanzas y actividades bahá’ís. La fe bahá’í no es solo para los bahá’ís, sino para todo el mundo.
De hecho, los amigos de la fe a menudo superan en número a los bahá’ís «oficiales» en una comunidad bahá’í. Son igual de apasionados, igual de espirituales y, a veces, igual de familiarizados con los escritos bahá’ís. Forman parte de nuestra estructura, enseñan y animan a nuestros hijos, aman las enseñanzas de la Fe. Independientemente de su decisión de llamarse bahá’ís o no, son miembros valiosos de la comunidad.
Este concepto es a veces difícil de entender. Al igual que en muchas áreas de la vida, los estándares sociales de lo que significa la religión nos hacen esperar alguna forma de exclusividad; nos hacen pensar que de alguna manera somos más sabios y mejores que la gente «de afuera» de nuestra religión; o, en un nivel más simple, que otros no entenderán lo que amamos de la Fe bahá’í, y no lo valorarán.
Esto no es cierto, y es una forma de pensar que los bahá’ís de todo el mundo están procurando superar. Para ser coherentes con el principio de unidad, debemos adoptar una forma de pensar más inclusiva. La concepción de la religión de la fe bahá’í no es la de un grupo exclusivo que, de alguna manera, es el único al que Dios ve con buenos ojos: en cambio, sirve de marco dedicado a todo el mundo humano, y seríamos negligentes si no abriéramos nuestras puertas para que otros puedan unirse a nosotros.
Porque, al fin y al cabo, ¿quién puede decir que sabemos cómo transformar la sociedad? Bahá’u’lláh nos ha dado las herramientas y la orientación general, pero los esfuerzos cotidianos, la aplicación de estas enseñanzas a la realidad, deben aprenderse y perfeccionarse a través de la experiencia. Al igual que con cualquier esfuerzo, la mejor manera de tener éxito es a través de la acción, la reflexión y la consulta. Si los bahá’ís no estuvieran abiertos a personas de muchos orígenes, con conocimientos, ideas y habilidades diferentes, nunca podríamos responder a las necesidades de la sociedad a la que intentamos ayudar. En La promesa de la paz mundial, su mensaje de 1985 a la humanidad, la Casa Universal de Justicia escribió:
La experiencia de la comunidad bahá’í puede verse como un ejemplo de esta creciente unidad. Es una comunidad de unos tres o cuatro millones de personas [cerca de cinco millones de personas en 2018] provenientes de muchas naciones, culturas, clases y credos, que se dedican a múltiples actividades al servicio de las necesidades espirituales, sociales y económicas de los pueblos de muchas tierras. Es un solo organismo social que representa la diversidad de la familia humana, que dirige sus asuntos por medio de un sistema de principios consultivos comúnmente aceptados y que aprecia igualmente a todas las grandes corrientes de guía divina a lo largo de la historia. Su existencia es otra prueba convincente de que la visión de su Fundador de un mundo unido es practicable, otra prueba de que la humanidad puede convivir como una sociedad global dispuesta a afrontar los desafíos que pueda implicar la llegada a su mayoría de edad. Si la experiencia bahá’í puede contribuir en cualquier medida a fortalecer la esperanza en la unidad de la humanidad, nos sentimos felices de ofrecerla como modelo para su estudio. – Casa Universal de Justicia, La promesa de la paz mundial, octubre de 1985.
La comunidad bahá’í es mucho más grande que las personas que se han declarado bahá’ís. La comunidad bahá’í es, potencialmente, el mundo entero: un mundo que abraza la idea de la unidad, y la determinación de amarnos unos a otros y dedicar nuestras vidas a la mejora de la humanidad sirviendo a nuestras comunidades.
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