Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Si acabas de comenzar a aprender sobre las enseñanzas bahá’ís, probablemente tengas algunas preguntas: ¿Qué es la Fe Bahá’í? ¿De dónde vino? ¿En qué creen los bahá’ís?
Todas estas preguntas tienen respuestas sencillas, en cierto nivel. Pero las verdades más simples a menudo son las más profundas y la respuesta de cada pregunta a menudo lleva a otra pregunta. Investigar las enseñanzas bahá’ís, entonces, puede y a menudo se convierte en una búsqueda para toda la vida.
Sin embargo, comencemos ahora con lo básico. Las enseñanzas bahá’ís se pueden resumir en tres ideas, cada una de ellas centrada en la unidad:
La Unidad de Dios
Los bahá’ís creen en un solo Dios, aun cuando los seguidores de diversas religiones se dirigen a Dios con diferentes nombres y adoran a Dios de diferentes maneras. Las escrituras Bahá’ís dicen que todos los pueblos del mundo adoran al mismo Dios, un Ser Supremo infinito e incognoscible:
«Dios, el Todopoderoso, ha creado a toda la humanidad del polvo de la tierra. Los ha formado a todos con los mismos elementos; todos sus miembros descienden de la misma raza y viven sobre el mismo globo. Los ha creado para que habiten bajo el mismo cielo, como miembros de la familia humana y como sus hijos, dotados todos con iguales sensibilidades…
Todos los pueblos adoran al mismo Dios y son Sus siervos por igual». – Abdu’l-Bahá´, La Promulgación a la Paz Universal, p. 306.
La Unidad de la Humanidad
Los bahá’ís creen que todos somos uno. Tal vez, sea la más profunda y desafiante de todas las enseñanzas bahá’ís, esta idea implica la necesidad de una nueva identidad humana. Todas las viejas barreras que han dividido a las personas unas de otras -nuestras identidades menores de raza, cultura, idioma, nacionalidad, casta, rango, clase, género, religión, etc.- Los bahá’ís creen que debemos dejar de lado todas estas diferencias y centrarnos en la meta más grande de alcanzar la unidad entre todas las personas.
Las enseñanzas bahá’ís giran alrededor de este principio de la unidad de la humanidad. Este no es una mera expresión de sentimentalismo o simplemente una esperanza piadosa de un futuro feliz, las implicaciones de la unidad de la humanidad son muy profundas. Piden que cada uno de nosotros, activamente y en el presente, aceptemos a todos los pueblos del mundo como miembros de una misma familia humana, que busquemos la paz mundial a través de la ley mundial, que abandonemos los prejuicios de todo tipo y que actuemos siempre en formas que beneficien a toda la raza humana. Los bahá’ís creen que la humanidad nunca se ha enfrentado a una oportunidad o desafío mayor que aceptar y actuar sobre estos principios profundos:
«El principio de la unicidad de la humanidad… no es un mero brote de sentimentalismo ignorante o una expresión de esperanzas vagas y piadosas. Su llamamiento no ha de identificarse meramente con el renacer del espíritu de hermandad y buena voluntad entre los hombres, ni tampoco aspira tan solo a fomentar la colaboración armoniosa entre los pueblos y naciones. Sus implicaciones son más profundas, sus postulados mayores que cualquiera de los que cualquiera de los que se Les permitió presentar a los Profetas de antaño. Su mensaje se aplica no solo a la persona, sino que se refiere primordialmente a la naturaleza de las relaciones esenciales que deben vincular a todos los Estados y naciones como miembros de una sola familia humana». – Shogui Effendi, El Orden Mundial de Bahá’u’lláh, p. 78.
La unidad de todas las religiones
Los bahá’ís creen que todas las grandes religiones del mundo provienen de un mismo Dios. Para muchas personas, este simple principio desafía lo que ellos han creído acerca de la religión: que las religiones compiten entre sí. Para los bahá’ís, no existe tal cosa como una sola religión verdadera. En cambio, todos están interrelacionados en una gran cadena de existencia.
Todas las religiones enseñan verdades espirituales profundas. Los bahá’ís aceptan los orígenes divinos del hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo, islam y todas las otras grandes religiones. Los bahá’ís reverencian las sagradas escrituras de estas tradiciones de fe como libros sagradamente inspirados. Los bahá’ís creen que las prácticas espirituales de todas las religiones -sus tradiciones de oración, meditación, servicio y sacrificio- conducirán al crecimiento y a la iluminación. En última instancia, los bahá’ís comprenden que hay muchos caminos hacia la luz:
“Cada uno de Ellos es el Camino de Dios que conecta este mundo con los reinos de lo alto y el Estandarte de Su verdad para todos los que están en los reinos de la tierra y del cielo. Ellos son las Manifestaciones de Dios entre las gentes, las pruebas de Su Verdad y los signos de Su Gloria” – Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, p. 18.
Lo que es más importante, los bahá’ís creen que todas las grandes religiones del mundo fueron enviadas por Dios, en diferentes momentos y en diferentes lugares con enseñanzas adaptadas a las necesidades de las personas. Este principio bahá’í básico, llamado revelación progresiva, enseña que todas estas religiones han traído una guía espiritual a través de las enseñanzas individuales y sociales con el objetivo de llevar adelante una civilización en continuo progreso.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que las enseñanzas espirituales de todas las religiones tienen mucho en común: cada una de ellas nos enseña a amar, a ser amables y generosos, a orar y reflexionar sobre nuestras vidas. Todas las tradiciones religiosas del mundo comparten las enseñanzas de misericordia, compasión, generosidad, honradez, honestidad, veracidad y amor para todos.
Por supuesto, todas las religiones se diferencian según las necesidades de la sociedad y la humanidad durante la época en la que aparecieron. Pero estas diferencias existen en las áreas no esenciales del lenguaje, el ritual, la vestimenta, las enseñanzas sobre la comida, las costumbres sociales, etc. Estas diferencias externas no deben cegarnos a la unidad espiritual más profunda que se encuentra entre todas las religiones. Todos los profetas de Dios aparecieron en el mundo para la educación de la humanidad: desarrollar nuestras almas hasta llegar a la madurez, enseñar verdades espirituales, exaltar los principios morales y avivar la conciencia de la humanidad. Las enseñanzas bahá’ís los aceptan a todos por igual.
Bahá’u’lláh: el Fundador de la Fe bahá’í
Estas tres ideas principales, entre muchas otras, todas provienen del profeta y fundador de la Fe bahá’í, Bahá’u’lláh.
La Fe bahá’í no es solo una colección de principios filosóficos o un intento de combinar todas las religiones. La comunidad bahá’í global no es solo un grupo de personas con buenas intenciones. Los bahá’ís son seguidores de las enseñanzas de Bahá’u’lláh, quien trajo a la humanidad una fe mundial completamente nueva.
Los bahá’ís creen que Dios le ha dado al mundo un nuevo mensajero para guiar a la humanidad en esta era moderna. Bahá’u’lláh [pronunciado «Ba-JA- o-LAH»] está en el centro de la creencia bahá’í. Como Cristo para los cristianos o Buda para los budistas, los bahá’ís creen que este nuevo maestro divino, esta manifestación de Dios, el sucesor de los fundadores de las grandes religiones, nos ha brindado las herramientas espirituales que necesitamos para construir un mundo nuevo basado sobre los principios de la unidad: la unidad de Dios, la unidad de la religión y la unidad de la humanidad.
Por favor únase a nosotros aquí en BahaiTeachings.org mientras tratamos de explorar, resumir, delinear y explicar la poderosa y profunda revitalización espiritual que la nueva Fe de Bahá’u’lláh ha traído al mundo.
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