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La paz mundial: ¿fantasía utópica o meta alcanzable?

David Langness | Jun 26, 2021

PARTE 3 IN SERIES Este único y maravilloso sistema bahá'í

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Diga la frase «paz mundial» en compañía de gente diversa y probablemente recibirá algunas burlas, risas o miradas escépticas. Al parecer, mucha gente considera que un mundo pacífico es un sueño inalcanzable.

Obviamente, algunos han llegado a la conclusión de que la paz mundial representa una fantasía utópica, que debido a la larga historia de guerra y violencia de la humanidad, estamos condenados permanentemente a librar conflictos sangrientos entre nosotros.

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Los seres humanos somos básicamente criaturas violentas, dice este tipo de pensamiento, por lo que siempre tendremos guerra.

Esta conclusión simplista ha dado lugar a miles de libros, artículos y trabajos científicos sobre el tema, muchos de los cuales concluyen que los seres humanos tienen una programación genética natural que los hace agresivos, conflictivos y belicosos.

El psiquiatra Sigmund Freud impulsó esa idea al afirmar que todos los humanos tenemos en nuestro interior una reserva de «energía agresiva» que emerge naturalmente como violencia.

Esta filosofía básica -los humanos como seres intrínsecamente belicosos- ha sido respaldada y apoyada por algunos científicos y filósofos durante mucho tiempo. Un reciente ensayo de la revista The National Interest titulado «Lo que dicen nuestros parientes primates sobre la guerra» sostenía que hemos hecho la guerra y nos hemos matado durante tanto tiempo «porque somos humanos».

Otro artículo de la revista «New Scientist» afirmaba que la guerra «ha jugado un papel integral en nuestra evolución», considerando como un hecho que la guerra siempre estará con nosotros. Incluso la respetada revista de investigación «Science» afirmó en 2016 que «la muerte en la guerra es tan común en las sociedades de cazadores-recolectores que fue una importante presión evolutiva para los primeros Homo sapiens».

Resumiendo, en pocas palabras, esta filosofía cínica dice que la guerra es inevitable y siempre lo será, porque la violencia está incrustada en nuestro ADN.

Las enseñanzas bahá’ís definitivamente no suscriben esa teoría: los bahá’ís entienden que la paz no es una quimera. Por el contrario, los bahá’ís creen que los seres humanos tienen capacidades bondadosas, compasivas y amorosas que pueden superar la violencia, y que la nueva revelación de Bahá’u’lláh ha puesto en marcha un plan de paz práctico y exhaustivo que ahora trabaja para que llegue el momento en que la humanidad haya logrado una erradicación gradual y permanente de la guerra en todo el mundo.

Los bahá’ís no son ingenuos: reconocen los violentos impulsos humanos que han provocado la guerra en el pasado, pero también trabajan diligentemente para que llegue el día en que una paz duradera sea una realidad mundial. Abdu’l-Bahá, en un discurso que pronunció en Estados Unidos en 1912, dijo:

La paz universal es asegurada por Bahá’u’lláh como una realización fundamental de la religión de Dios; la paz prevalecerá entre las naciones, gobiernos y pueblos, entre las religiones, razas y en todas las condiciones de la raza humana.

Los escépticos deben saber que millones de personas de todo el mundo, de todos los continentes, culturas y civilizaciones, están poniendo en práctica el plan de paz bahá’í día tras día.

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En el curso de la historia de la humanidad, esto representa algo totalmente inédito. Por primera vez, se ha formado una fuerza de paz global de base: un movimiento de masas no violento, transcultural y unificado, dedicado a acabar con la guerra para siempre. Puede que aún no lo hayas notado, porque sus tácticas y técnicas son en sí mismas silenciosamente pacíficas, pero ese movimiento, la causa bahá’í, ha reunido a un dedicado ejército de pacificadores sin parangón en la existencia de nuestra especie.

Ese movimiento toma su inspiración y sus directrices directamente de los escritos de Bahá’u’lláh:

El Gran Ser, deseando revelar los requisitos previos para la paz y tranquilidad del mundo y el adelanto de sus pueblos, ha escrito: Debe llegar el tiempo cuando la imperativa necesidad de tener una concentración vasta y omnímoda de los hombres será universalmente comprendida. Los gobernantes y reyes de la tierra deben necesariamente concurrir a ella y participando en sus deliberaciones deben considerar los fundamentos de la Gran Paz mundial.

Hemos ordenado a toda la humanidad que establezca la Paz Menor, el más seguro de todos los medios para la protección de la humanidad… pues éste es el supremo instrumento que puede garantizar la seguridad y el bienestar de todos los pueblos y naciones.

Dios al enviar sus profetas a los hombres tiene dos propósitos. El primero es liberar a los hijos de los hombres de la oscuridad de la ignorancia y guiarlos a la luz del verdadero entendimiento. El segundo es asegurar la paz y tranquilidad del género humano y proveer todos los medios por los cuales pueden ser éstas establecidas.

¡Oh gobernantes de la tierra! ¿Por qué habéis ofuscado el resplandor del Sol, y hecho que deje de brillar? Escuchad el consejo que os da la Pluma del Altísimo, que quizá tanto vosotros como los pobres podáis lograr tranquilidad y paz. Imploramos a Dios que ayude a los reyes de la tierra a establecer la paz en el mundo.

Abdu’l-Bahá lo dijo de esta forma:

No hay una sola alma cuya conciencia no atestigüe que en este día no hay en el mundo asunto más importante que la paz universal.

Con estas poderosas declaraciones en mente, exploremos el marco que Bahá’u’lláh y Abdu’l-Bahá -el profeta y fundador de la Fe bahá’í y su hijo y sucesor- revelaron para el establecimiento de este enorme, ambicioso y último objetivo humano de la paz universal. Por favor, siga esta serie de ensayos sobre el plan de paz bahá’í, y vea si puede ayudarle a entender que la paz es realmente posible.

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