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La sonrisa como un medio hacia los corazones

Rodney Richards | May 15, 2018

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Rodney Richards | May 15, 2018

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El rostro humano contiene docenas de músculos, mayormente controlados por el nervio craneal, que comienza en el tronco encefálico (en la parte contraria a la columna vertebral). Según una fuente referenciada en el blog de ciencia de HowStuffWorks (Cómo Funcionan las Cosas), se utilizan 17 músculos al sonreír y 43 para fruncir el ceño, mientras otra fuente citada ahí mismo declara que se necesitan en realidad 62 músculos para fruncir el ceño. Al contraer y liberar nuestros músculos faciales, estamos transmitiendo información sobre nuestro estado emocional. En algunas ocasiones estos movimientos musculares son interpretados de manera correcta por los demás y otras veces no.

Generalmente, transmitimos nuestras verdaderas emociones a otros cuando sonreímos, fruncimos el ceño o hacemos otras expresiones, a menos que hayamos tenido algún entrenamiento neurológico sobre control de nuestros músculos faciales. Sonreír, fruncir el ceño, levantar las cejas, guiñar y entre otros movimientos de nuestros músculos faciales son generalmente ejecutados inconscientemente, a menos que lo hagamos para transmitir un efecto en especial.  Recuerda también que nuestras expresiones faciales unidas con nuestras palabras, voluntaria o involuntariamente, confirman o niegan la veracidad de lo que estamos diciendo.

De hecho, por milenios, muchos proverbios y refranes han abordado la conexión entre nuestros rostros y nuestro ser interior. Por ejemplo, la expresión “los ojos son el espejo del alma” ha sido descrita así:

[Este proverbio significa que] los pensamientos de una persona pueden ser cerciorados al ver sus ojos. El proverbio se remonta al “Regimiento de la Vida”. Pero este proverbio se conoce desde mucho antes. Cicero (106-43 A.C) es citado diciendo, “Ut imago est animi voltus sic indices oculi” (El rostro es el retrato de la mente mientras que el ojo es el intérprete). El proverbio latín, “Vultus est index animi” o”Oculus animi index”, generalmente se traducen como “El rostro es el índice de la mente”. El dicho francés, “Les yeux sont le miroir de l’ame” (Los ojos son el espejo del alma). “Los ojos son el espejo del alma” es una variante del proverbio… -Gregory Y. Titelman, Random House Dictionary of Popular Proverbs and Sayings.

Los espejos del alma, una colección de los escritos de Khalil Gibran que incluye una cita de él: “Sería sabio hablar menos de Dios, Quien no podemos entender y más de nosotros, quienes podemos llegar a entender”.

Todos los estudios muestran que nos entendemos mejor cara a cara, más que a través de Twitter, Facebook o Instagram, porque nuestras expresiones faciales y nuestro lenguaje corporal cimientan lo que decimos, o nos contradice. Un selfie puede capturar un momento sincero para la posteridad, o puede ser posado y rígido, escondiendo nuestras verdaderas emociones.

Nuestro rostro es solo nuestro. Con este nos distinguimos entre los rangos de la humanidad. Y nuestra alma, que se revela a través de nuestro rostro, también es única y propia. Nadie posee la misma alma, sin importar qué tan cercanos sean a nosotros, en sangre o espíritu.

Así que, entonces, teniendo esto en mente, ¿qué deberíamos hacer con nuestro rostro?

Bahá’u’lláh escribió:

 Sé generoso en la prosperidad y agradecido en la adversidad. Sé digno de la confianza de tu prójimo, y mírale con rostro resplandeciente y amistoso.  Sé para el pobre un tesoro, para el rico, un amonestador; sé uno que responde al llamado del menesteroso, y guarda la santidad de tu promesa. Sé recto en tu juicio y moderado en tu palabra. No seas injusto con nadie, y a todos muestra mansedumbre. Sé como una lámpara para quienes andan en tinieblas, una alegría para los entristecidos, un mar para los sedientos, un asilo para los afligidos, un sostenedor y defensor de la víctima de la opresión. Que la integridad y rectitud distingan todos tus actos. – Bahá’u’lláh, Pasaje de los Escritos de Bahá’u’lláh, CXXX.

La segunda parte de este hermoso pasaje es especialmente relevante. Qué tan diferente sería el mundo si todos nos miráramos y viéramos la vida con “¡un rostro radiante y amigable!”

Para mí, mirar a alguien con un “rostro radiante” significa ser positivo y ser consciente que la otra persona es tan valiosa como lo soy yo, que tiene mucho que contribuir y merece la oportunidad de hacerlo.

Mirar a otros con “un rostro amigable” significa estar dispuesto a recibir su contribución, escuchar atentamente y no descartarla. Significa ser paciente y amable, el resto de la cita de Bahá’u’lláh nos alienta a ser se esa manera. Debemos considerarnos iguales.

Mientras voy comprendiendo esto, este principio espiritual, mirarnos con un rostro radiante y amigable, es solo una parte del único y práctico método Bahá’í para la toma de decisiones colectiva llamada “la consulta”. Los miembros de los consejos y comités Bahá’ís usan este método muy a menudo, así como también lo hacen las familias y otros grupos. Dentro de la consulta, el poder del grupo como un todo es mejor de que la suma de sus partes. La consulta puede desarrollarse entre dos o más personas y las enseñanzas Bahá’ís dicen que este puede ser una panacea para las disputas domésticas. Esto es una declaración poderosa, considerando que una panacea es un remedio que nunca falla.

La consulta familiar franca y animada por la consciencia de la necesidad de moderación y equilibrio, puede ser la panacea del conflicto doméstico. – Carta de parte de la Casa Universal de Justicia, agosto de 1978 en Una Compilación sobre la Mujer, p. 25.

Como un mediador de corte municipal por 24 años, al ver todo tipo de casos que el juez enviaba a nuestro panel, he encontrado que cuando ambas partes verdaderamente se escuchan el uno al otro, la disputa casi siempre se resuelve amicalmente. Llegar a un acuerdo es casi imposible cuando una parte persiste en su opinión obstinadamente.

La verdadera consulta requiere que ambas partes tengan una intención pura, un motivo sincero para poder llegar a verdad del asunto. Requiere expresiones honestas y directas de parte de todos los involucrados para que así cada persona pueda ser escuchada y comprendida. Una vez que nuestra opinión haya sido expresada claramente, la decisión debe ser dejada al grupo, y no se debe persistir volviendo a formular nuestro punto de vista una y otra vez. Otra creencia Bahá’í con respecto a la consulta es que, incluso si se toma la decisión errónea, aquella decisión se corregirá siempre y cuando la decisión haya sido tomada en unidad. Un principio relacionado, que es muy importante hoy en día, es que todos los participantes de la consulta apoyan y actúan en concordancia con la decisión final, en lugar de tomar una postura contraria o tratar de menospreciarla.

“Un rostro radiante y amigable”, tu sonrisa genera respuestas similares en otros. Así que pongamos nuestros músculos faciales a trabajar.

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