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¿Las películas romantizan la violencia doméstica?

Radiance Talley | Ago 21, 2022

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Radiance Talley | Ago 21, 2022

Las opiniones y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen al autor únicamente, y no necesariamente reflejan la opinión de BahaiTeachings.org o de alguna institución de la Fe Bahá'í.

Según la Línea Nacional de Violencia Doméstica de los Estados Unidos, el 35,6% de las mujeres de EE.UU. «han sufrido violación, violencia física y/o acoso por parte de un compañero sentimental a lo largo de su vida».

Esta violencia doméstica es más común entre las mujeres de 18 a 24 años.

Solía preguntarme por qué las mujeres permanecían en relaciones emocional y físicamente abusivas. Comprendí que algunas mujeres tienen miedo de lo que sus parejas podrían hacerles a ellas, o a las personas que aman, si las dejan, mientras que otras no pueden permitirse económicamente dejar a su pareja, o tienen una autoestima tan baja que no creen que puedan encontrar a alguien mejor. Aun así, esas razones no explican por qué muchas mujeres permanecen en esas relaciones abusivas; muchas piensan que su pareja cambiará si las quieren más o se esfuerzan por ser la mejor novia o esposa posible.

Ahora me doy cuenta de que es difícil que las mujeres no piensen de esa manera. Abdu’l-Bahá, una de las figuras centrales de la Fe bahá’í, dijo:

El mundo del pasado ha sido gobernado por la fuerza, y el hombre ha dominado a la mujer debido a sus cualidades más potentes y agresivas, tanto físicas como mentales. – Bahá’u’lláh y la nueva era.

Vivimos en una cultura dominada por el hombre que nos bombardea con mensajes sexistas y opresivos desde una edad temprana. Antes de que algunas mujeres acaben en relaciones controladoras y abusivas, ya están siendo manipuladas psicológicamente por el entretenimiento que romantiza la violencia doméstica.

Veamos cómo las películas animan a las mujeres a ignorar las señales de advertencia de dinámicas de relación poco saludables, enseñándonos que nuestro amor romántico puede cambiar incluso a las personas más crueles.

Ejemplos de no consentimiento, acoso sexual y violencia doméstica en las películas

Una ilustración del príncipe encontrando a la Bella Durmiente

Al crecer, me encantaba la película animada de Disney de 1991, «La Bella y la Bestia». Me identificaba con Bella, una joven inteligente, independiente e introvertida que pasaba más tiempo leyendo que socializando. Mucha gente de su entorno no podía entender el porqué de su amor por los libros, pero yo sabía que estos le permitían escapar y olvidar temporalmente la crueldad de sus compañeros.

En la película de dibujos animados, el padre de Bella se extravió mientras viajaba y perdió su caballo esa noche. Hacía frío, era de noche y llovía, algunos lobos comenzaron a perseguirlo hasta que finalmente encontró el castillo de la Bestia. Entró corriendo a la propiedad de la Bestia para ponerse a salvo y con la esperanza de buscar refugio para pasar la noche. Lumiere, el candelabro parlante, le invitó a calentarse junto al fuego. Cuando la Bestia vio que el padre de Bella había entrado en su casa, se indignó y decidió encarcelarlo de por vida. La Bestia solo accedió a liberarlo cuando Bella se ofreció a ocupar el lugar de su padre en el cautiverio. Más tarde, Bella y la Bestia se «enamoraron» y su «amor verdadero» transformó a la Bestia, y a todos sus sirvientes, en personas nuevamente.

Hasta que estaba en la universidad, pensaba que era una bonita historia de amor sobre dar segundas oportunidades a la gente y aprender que la verdadera belleza se encuentra en el interior, hasta que leí una tesis sobre cómo la película anima a los espectadores a «aceptar y tolerar el abuso contra las mujeres». Cuando volví a ver la película, me di cuenta de que las señales de advertencia de una relación abusiva estaban todas ahí.

Al igual que los maltratadores en la vida real, la Bestia aislaba a Bella de su familia, utilizaba posturas intimidatorias y gestos amenazantes, como romper mesas y dar portazos, para aterrorizarla, e intentaba controlarla diciendo: «Si no come conmigo, entonces no come». También tenía arrebatos de ira, graves cambios de humor, expectativas injustas e irreales sobre Bella, e incluso la amenazaba con tirar la puerta abajo si no salía de su habitación.

Me di cuenta de que esta no era una dulce historia de amor. Era un romanticismo de la violencia doméstica y el síndrome de Estocolmo – el mecanismo de supervivencia que se desarrolla entre algunos cautivos que forman vínculos psicológicos con sus captores y comienzan a tener sentimientos positivos hacia ellos. Y esta no fue la única película que crecí viendo que romantizaba el acoso y la agresión sexual.

Las películas de Disney, «Blancanieves y los siete enanitos» y «La bella durmiente», celebran a los príncipes por besar a las mujeres mientras están inconscientes y no pueden dar su consentimiento. A pesar de todo, la versión de Disney es mucho mejor que el horrible cuento original de la Bella Durmiente, en el que un rey casado encuentra a una niña inconsciente y la viola. La niña, cuyo nombre era Talía en la historia original, quedó embarazada y las hadas ayudaron a dar a luz a los bebés mientras Talía estaba inconsciente. Para abreviar la historia, uno de los bebés de Talía succionó la astilla de su dedo y la despertó, y el rey regresó más tarde y se casó con ella, y vivieron «felices para siempre», después de que mandara matar a su esposa por intentar matar a Talía. Este es un ejemplo clásico de cómo poner a una mujer en contra de la otra cuando ambas fueron agraviadas sin que el hombre reciba ningún tipo de castigo o consecuencia.

Una ilustración de Talía antes de pincharse el dedo

Como se dice en una carta escrita en nombre de la Casa Universal de Justicia, el órgano de gobierno mundial de la Fe bahá’í:

El uso de la fuerza por parte de los más fuertes físicamente contra los más débiles, como medio para imponer su voluntad y satisfacer sus deseos, es una transgresión flagrante de las enseñanzas bahá’ís. No puede haber ninguna justificación para que alguien obligue a otro, mediante el uso de la fuerza o la amenaza de violencia, a hacer aquello a lo que la otra persona no está dispuesta. [Traducción provisional de Oriana Vento]

Estas justificaciones de relaciones tóxicas no solo existen en las películas antiguas. La película romántica de adolescentes de 2008 y la novela de 2005, «Crepúsculo», glorificaban la relación enfermiza y obsesiva de Edward y Bella. Antes de que fueran pareja, Edward acechaba a Bella y se colaba en su habitación para verla dormir todas las noches. En lugar de ser descrito como el espeluznante acosador que era, la novela y la película presentaban a Edward como un hombre cariñoso que solo vigilaba a alguien que le intrigaba. Su relación se volvió especialmente obsesiva en la segunda parte de la serie de cinco películas, cuando ambos intentaron suicidarse porque no podían vivir el uno sin el otro cuando estaban separados.

Y no olvidemos a los infames personajes de los cómics, el Joker y Harley Quinn. En la película de 2016, «Escuadrón Suicida», el Joker la ató a una mesa, le dio una descarga cerebral y también la animó a caer en una cuba de pintura tóxica para demostrar su amor por él. Ella siguió enamorada de él durante toda la película.

Cómo la romantización de violencia doméstica en las películas perjudica a las víctimas de violencia doméstica

Estas son solo algunas de las muchas historias enfermizas y retorcidas que hacen de la cultura del acoso sexual, de la violencia doméstica y de la violación una realidad. La exposición a películas violentas no solo aumenta el riesgo de que los niños y los adultos se comporten de forma más agresiva, sino que también transmite a las jóvenes el mensaje poco saludable de que existen para complacer a su pareja y que si aman a un hombre abusivo, pueden vivir felices para siempre.

En el artículo «Las películas romantizan el maltrato contra las mujeres: ¿Cuál es el peligro?«, de Emma-Marie Smith, una víctima de la violencia doméstica, ella escribió:

«Los defensores de películas como ’Cincuenta sombras de Grey’ y ’Crepúsculo’ argumentarán que el público puede diferenciar entre lo que ve en la pantalla y lo que ocurre en la vida real, pero el problema es que muchos de ellos no pueden. Es cierto que algunas personas son más impresionables que otras, pero yo me considero una feminista educada, consciente de sí misma y de mente abierta; sin embargo, si hubiera visto esta película cuando estaba en una relación abusiva hace unos años, puedo decir el efecto exacto que habría tenido en mí. Me habría dicho a mí misma:

  • «¿Si ves?, esto sucede en otras relaciones también».
  • «Esto solo significa que él tiene una pasión y un amor intensos e incontrolables por ti, como Christian Grey».
  • «Solo vas a tener que aceptar esto de él».
  • «Si te quedas con él a pesar de sus abusos, acabará cambiando».
  • «Tú serás la que lo haga cambiar, como Ana».

Las víctimas de violencia doméstica son vulnerables a los mensajes que envían estas películas porque quieren creer que sus maltratadores cambiarán y que su lucha ha merecido la pena. Es insensible y peligroso normalizar, aceptar y tolerar un comportamiento tan tóxico y violento.

Según una carta escrita en nombre de la Casa Universal de Justicia:

Uno de los signos de decadencia moral en este orden social en declive se encuentra la alta incidencia de la violencia en el seno de la familia, el aumento de los tratos degradantes y crueles a los cónyuges e hijos, y la propagación de los abusos sexuales.

Es esencial que los miembros de la [comunidad bahá’í] tengan el máximo cuidado de no dejarse arrastrar a la aceptación de tales prácticas debido a su prevalencia.

Deben ser siempre conscientes de su obligación de ejemplificar una nueva forma de vida que se distinga por su respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas, por su exaltado tono moral y por su ausencia de opresión y de toda forma de abuso. [Traducción provisional de Oriana Vento]

«Estas películas avalan el abuso contra las mujeres y hacen pensar a los jóvenes que las mujeres ansían el control y la dominación en una relación», escribió Emma-Marie. «A las mujeres jóvenes, estos protagonistas masculinos les parecen glamurosos y melancólicos y un reto que cumplir, en lugar de hombres egoístas, manipuladores y, francamente, peligrosos que solo les traerán dolor emocional y físico».

Por favor, dejemos de romantizar las relaciones abusivas y de perpetuar la cultura de violencia.

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