Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
He tratado de fortalecer mi fe a través de una búsqueda seria, a través de una reflexión y oración más o menos constante, y he estado esforzándome por hacer lo correcto. ¿No es esa la esencia de todas las enseñanzas religiosas?
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33).
Seguir un camino hacia Dios, sabiendo que es bueno, es, en sí mismo, gratificante. También es, como dice el salmista (119:97), seguramente maravilloso deleitarse en la ley de Dios, pensar en ella todo el día. Muchos días de estudio de las escrituras me han animado y han iluminado mi camino.
También es seguramente mejor hacer el bien que hacer el mal. Aunque a menudo cometo errores, mi experiencia encaja con la realidad que proclamó el profeta Ezequiel: «si un hombre malvado se aparta de la maldad que ha cometido y hace lo que es justo y correcto, salvará su vida». – 18:27. En Romanos 2:7, Pablo lo dijo más dulcemente: «A aquellos que por su persistencia en hacer el bien buscan la gloria, el honor y la inmortalidad, Él les dará la vida eterna».
Hacer lo correcto se siente bien en sí mismo, y así se asegura que el antiguo camino trazado para que todos caminen es el camino correcto. Al final, tanto la fe como las acciones son necesarias para encontrar y mantenerse en contacto con Dios en este camino.
Mi experiencia con Dios
Como una pieza final a considerar sobre el encuentro con Dios, puede ayudar que comparta, de la mejor forma que pueda, cómo experimento mi conexión con Dios. Antes de compartir, sin embargo, una nota de precaución.
Las personas religiosas se meten en muchos problemas cuando interpretan demasiado sus experiencias espirituales individuales o sacan conclusiones injustificadas de ellas. Aunque el espíritu de Dios puede guiar a la gente, aliento el escepticismo hacia aquellos que dicen ser movidos o dirigidos por Dios, ya que muchas tonterías ocurren y son toleradas bajo esta bandera protectora cultural y cuasi religiosa. Las enseñanzas bahá’ís advierten contra las «vanas imaginaciones» que algunos consideran divinas, cuando en realidad son solo los espejismos fabricados de la mente:
…quienes hollan el sendero de la fe, quienes ansían el vino de la certeza, deben purificarse de todo lo terrenal: sus oídos, de la palabrería ociosa; sus mentes, de las imaginaciones vanas; sus corazones, de las aficiones mundanas, y sus ojos, de aquello que perece. – Bahá’u’lláh, El libro de la certeza.
¿Cómo puede la realidad humana, la cual es limitada, comprender al eterno y oculto Creador? ¿Cómo puede el hombre comprender al omnisciente, omnipresente Señor? Indudablemente no puede, porque cualquier cosa que esté al alcance de la mente humana es una limitada concepción del hombre, en tanto el Reino divino es ilimitado, infinito. Pero aunque la realidad de la Divinidad está santificada más allá de la comprensión de Sus criaturas, Él ha otorgado Sus bondades sobre todos lo s reinos del mundo fenoménico, y se han atestiguado evidencias de manifestación espiritual a través de los reinos de la existencia contingente. Las luces de Dios iluminan el mundo del hombre de la misma forma que las efulgencias del sol brillan gloriosamente sobre la creación material. – Abdu’l-Bahá, La promulgación a la paz universal.
Sin embargo, la inspiración a menudo me hace sentir que lo que viene a mí no es de mí. Los errores son míos, parte de las limitaciones de mi ser particular en cada momento, pero mi inspiración es parte de un proceso mucho más grande. Nosotros experimentamos a Dios a través del ser, a través de nuestro vínculo con la vida y con el Creador de todo lo que es. Esta conexión puede ser muy emocionante – la fuente de todos los dones.
Algo de lo que conozco acerca de Dios proviene de sus dones casi extáticos. Seguramente, esto no es raro. Parece haber pocas condiciones previas, aparte de un lugar de reflexión tranquila y una actitud de súplica. Esta es una de mis experiencias de Dios, mientras reflexiono sobre lo que es Dios:
Él es el Único
Es el Señor de la danza y la vida, y aún así recompensa a los que se quedan quietos para encontrarlo. Él es el que inunda las mentes de aquellos que se olvidan de sí mismos, que se acercan a Su Santa Sede con asombro, que los llena con muestras de su poderío y con pensamientos que fluyen demasiado rápido para ser capturados. Él es el que rescata a los buscadores si se acercan demasiado rápido, que los desvía a un agradable jardín y les dice «La paz sea contigo. Quédate aquí hasta que estés listo para seguir adelante».
Él es quien nos hace saber que siempre hay más por conocer, más por experimentar y ser. Él es el gran Espíritu vivificador. Él es el que cura los corazones rotos, el que sostiene a los heridos. Él es el que recompensa la buena elección y nos permite experimentar las consecuencias de lo malo; Él es el que cuida. Él es el que protege la pureza con la incomprensión del mal. Él es el Autor de la continuidad más allá del tiempo terrenal, y el que nos permite experimentar parte del próximo mundo en este. Él es el que nos dice lo que es la vida, lo que trae la muerte, y que nos hace celebrar por ello. Él es el que un día nos elevará, liberará nuestras almas y nos hará entrar en un nuevo mundo, y es el que está refrescando y remodelando este, ahora mismo.
Por supuesto, estas percepciones no representan nada más que yo tratando de articular lo que siento en un momento determinado. Sin embargo, estas percepciones no se sienten como si vinieran totalmente de mí, sino más bien de una interacción en la que algún tipo de concesión tuvo lugar. Tomo eso como evidencia de la conexión de la humanidad con lo divino, de nuestro ser a través de Su Ser, y de nuestra cercanía al Creador.
Con la confianza, fluye continuamente una abundante guía, se suceden eventos sorprendentes, y se revela continuamente una mayor conciencia de la guía divina. He conocido personas que responden tan bien a este tipo de señales místicas del reino celestial que a menudo cambian completamente lo que hacen para seguir alguna llamada repentina no escuchada por otros. Tales amigos son pésimos compañeros de almuerzo – cuando son movidos por el espíritu que siguen, a menudo te dejan comiendo solo. Aunque sé que estas personas no son perfectas, sus vidas son ricas y nos enseñan las maravillas que se encuentran al seguir un llamado divino, al saber que es aquí ahora. Tal vez eso explica por qué la religión ha durado tanto tiempo a lo largo de la historia de la humanidad – porque hace su magia dentro de los individuos. Mientras que las apariciones periódicas de los elegidos de Dios son los ejemplos más dramáticos de las intervenciones de Dios en la historia, los dones de Dios parecen ser una fuerza siempre presente que hace muchos pequeños milagros todo el tiempo entre la gente común. El contacto con esta fuerza divina a través de la oración, la meditación y el estudio puede conectarnos, traernos la unión, y también remodelar nuestra comprensión del plan de Dios a medida que se revela más.
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