Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
En estos días, es fácil sentirse alarmado por las noticias. En estos tiempos de conflicto, división y malestar, los llamamientos a la unidad resuenan con fuerza en todas las regiones. ¿Cómo puede el amor ayudarnos a conseguirla?
La unidad no se produce en el vacío; es una cohesión natural que existe incluso en la naturaleza. Abdu’l-Bahá, el hijo del profeta y fundador de la fe bahá’í, Bahá’u’lláh, escribió en “Star of the West”: “En el mundo de los asuntos, la organización en sí misma es poder, y sin embargo la desarmonía fluye de ella; pero en el mundo del Reino, donde el amor es la ley de la organización, la unidad irradia de su poder” – [Traducción provisional por Oriana Vento].
En la naturaleza, el amor es el centro de la unidad, y el amor es una de las enseñanzas fundamentales de todas las religiones del mundo. El amor humano tiene muchos matices: el amor romántico, el amor familiar, el amor por los amigos y el amor por la patria. Pero cuando el amor se basa en los deseos materiales, puede convertirse en una obsesión y llevar al desacuerdo, la desunión y la violencia. La pasión es algo bueno, pero debe moderarse con sabiduría.
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Teniendo en cuenta los problemas a los que se enfrenta la humanidad, el amor por nuestros semejantes no es suficiente. Analicemos lo que dicen las distintas religiones sobre la naturaleza del amor.
El amor en el budismo
Según Buda, «el amor es uno de los caminos hacia la plena liberación espiritual». Los cuatro tipos de amor que fomenta la doctrina budista son la bondad amorosa, la compasión, la alegría apreciativa y la ecuanimidad.
El amor en el cristianismo
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo dice que el amor es la mayor virtud divina en comparación con la fe y la esperanza. «Así que la fe, la esperanza y el amor permanecen, estos tres: pero el mayor de ellos es el amor».
El amor en el hinduismo
El amor en el hinduismo es un sacramento. Uno renuncia al egoísmo en el amor, sin esperar nada a cambio. Además, «el amor familiar, el amor conyugal y otras formas seculares de amor están subordinadas al amor divino o amor emocional de Dios.»
El amor en el Islam
Según el Corán, el amor «sólo pertenece a las cosas preciosas y valiosas en la medida en que lo son». El amor tiene que ser iluminado. «Un amor sagrado es el amor que es realista y perspicaz». En otras palabras, debemos amar a Dios por encima de todas las cosas. «Ningún otro amor puede anular el amor a Dios; Dios debe ser el objeto más elevado y principal del amor».
El amor en el jainismo
Según el jainismo, las formas más elevadas de amor son la no violencia, la sociabilidad, la compasión y la coexistencia pacífica.
El amor en el judaísmo
La Torá judía dice: «ama a tu prójimo como a ti mismo». La bondad es una parte importante del judaísmo, y la palabra «mitzvah» significa hacer cualquier buena acción. Los Diez Mandamientos dicen que hay que amar a Dios por encima de todo, y el judaísmo reconoce el carácter sagrado de la vida dando mucha importancia a su conservación.
El amor en la fe bahá’í
En la fe bahá’í, el amor de Dios se considera el origen del amor en toda la creación: “A través de este amor, el ser humano es dotado de existencia física, hasta que, por medio del hálito del Espíritu Santo -este mismo amor- recibe la vida eterna y se convierte en la imagen del Dios Viviente”. El amor de los seres humanos por Dios es “el origen de toda filantropía; este amor es la causa de que los corazones de los seres humanos reflejen los rayos del Sol de la Realidad”.
El amor a Dios
Los diferentes escritos religiosos nos dicen que necesitamos el amor a Dios, lo cual se menciona en todos los libros sagrados y está por encima de todas las demás formas de amor. ¿Será que el amor a Dios es el ingrediente clave para alcanzar la ansiada meta divina?
Una vez le preguntaron a la Madre Teresa sobre la compasión incondicional, la generosidad y el amor que mostraba a los demás. Ella respondió que sólo es posible cuando uno ve los atributos positivos en los demás -como el perdón, la bondad y la misericordia-, los poderes de nuestro Creador. Entonces es más fácil pasar por alto los defectos de los demás y ver sólo el rostro del Señor.
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Los escritos bahá’ís dicen que habremos llegado al destino de la verdadera unidad cuando “Cada uno ve en los demás la belleza de Dios reflejada en el alma y, al encontrar este punto de similitud, se sienten atraídos por amor uno hacia otro. Este amor hará de todos los seres humanos olas de un solo mar; estrellas de un mismo cielo y frutos de un único árbol. Este amor promoverá el establecimiento de la verdadera armonía, fundamento de la auténtica unidad”.
Cuando esta idea crezca en la conciencia global, el concepto de «nosotros» y «ellos» se evaporará y será sustituido por una visión de la unidad de la humanidad, una visión de un mundo en el que amamos y somos amados por los demás, y los tratamos como nos gustaría ser tratados. Nuestro amor por nuestros semejantes, y por tanto por nuestro Creador, puede transformar nuestro mundo actual en un paraíso.
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