Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Conocida por su ambición, la ciudad de Nueva York rebosa de gente que baja la cabeza y trabaja, trabaja y trabaja hasta alcanzar su meta.
Los que vivimos en esta infame ciudad nos esforzamos por llegar a fin de mes, construir carreras y mantener a nuestras familias.
Como joven profundamente arraigada a una cultura tan centrada en el crecimiento y el movimiento, a veces me encuentro excesivamente enfocada en la siguiente cosa de mi lista de deseos. Esa ambición puede motivarme, pero he empezado a darme cuenta de lo difícil que puede ser ir más despacio, estar presente en el momento, separarme de la lista de tareas de mi vida.
En mis últimas reflexiones me he dado cuenta de que esta estrecha visión nos deja poco tiempo para la gratitud. Desde pequeña me han dicho que es muy importante recordar la gratitud, y las enseñanzas bahá’ís refuerzan ese consejo:
¡Oh pueblo! Reflexionad sobre la gracia y bendiciones de vuestro Señor, y dadle gracias al atardecer y al alba. – El Libro más sagrado.
¿Os dais cuenta cuánto deberías agradecer a Dios por Sus bendiciones? Si Le agradecierais mil veces con cada hálito no sería suficiente. – La promulgación a la paz universal.
De hecho, esta gratitud podría atraer el alimento espiritual que a menudo no se encuentra explícitamente en la lista de nuestras aspiraciones. Solemos crear estas listas para darnos felicidad a nosotros mismos o a los que nos rodean. Pero nuestra comprensión de lo que crea la felicidad está limitada por la comprensión que, como individuos débiles, alcanzamos. Como ninguno de nosotros conoce todos los secretos del universo, nuestra receta imaginada para la felicidad casi siempre se queda corta.
Aunque no tengamos una ecuación perfecta para confeccionar la alegría, los avances científicos han empezado a comprender mejor una cosa: expresar gratitud mejora los beneficios emocionales e interpersonales. Los estudios sugieren que el viejo consejo de «contar tus bendiciones» se está aprovechando en espacios terapéuticos para ayudar a las personas a desenvolverse mejor en la vida.
Expresar gratitud por las pruebas
Algunos de nosotros sufrimos tanto dolor y agonía que parece difícil encontrar el lado positivo: ¿qué hacemos los que nos enfrentamos a una prueba tras otra?
Abdu’l-Bahá, una de las figuras centrales de la fe bahá’í, nos aseguró que incluso para aquellos de nosotros que nunca parecen tener un respiro, todavía hay algo por lo que estar agradecidos:
No te acongojes por las aflicciones y calamidades que te han sobrevenido. Todas las calamidades y aflicciones han sido creadas para que el hombre desprecie este mundo mortal, que es un mundo al cual está muy apegado. Cuando experimenta severas pruebas y penalidades, su naturaleza siente rechazo y desea el dominio eterno, que es un dominio purificado de todas las aflicciones y calamidades. Tal es el caso del hombre sabio: nunca beberá de una copa que al final sea repugnante, sino, por el contrario, pide una copa de agua pura y limpia. – Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá.
Cuando el mundo nos envía problemas, puede ser difícil ver las lecciones inmediatas o los beneficios de las dificultades que enfrentamos. Los bahá’ís creen que incluso cuando no podemos ver el panorama completo, estas pruebas nos beneficiarán de alguna manera.
Teniendo en cuenta nuestra limitada capacidad, aceptar con humildad que encontrar la gratitud hace algo milagroso para nosotros espiritualmente, aunque no comprendamos del todo su influencia, parece apropiado.
Cuando era una niña y hacía mis listas de las cosas por las que estaba agradecida para una actividad en clase por el Día de Acción de Gracias, a menudo era: mi casa, mi familia, mi ropa, mi comida y mi escuela. A medida que he crecido, he perdido a seres queridos y he visto cómo la seguridad financiera y la comodidad física pueden tambalear, por lo cual se ha convertido en algo esencial para mí establecer una comprensión interna de la gratitud que vaya más allá de las comodidades y las posesiones materiales:
Pero existe algo más: el desapego. Podemos apreciar sin apegarnos a las cosas de este mundo … Mientras disfrutamos de las cosas de este mundo debemos recordar que un día tendremos que prescindir de ellas. – Abdu’l-Bahá, Divine Philosophy, [Traducción provisional de Oriana Vento]
Además, mi comprensión de lo que significa ser agradecido se limitaba a estas listas que tenía. Tener en cuenta simplemente el bien que se me ha ofrecido no es necesariamente la forma más profunda de gratitud, del mismo modo que decir gracias no equivale a sentirse verdaderamente agradecido:
La gratitud es de diferentes tipos. Hay un agradecimiento verbal que está limitado a una mera expresión de gratitud. Ello no es de importancia porque quizá la lengua pueda dar gracias en tanto el corazón no esté consciente de ello., muchos de los que ofrecen gracias a Dios lo hacen de esta manera; sus espíritus y corazones están inconscientes de la acción de gracias. Esto es sólo un formalismo igual a cuando nos presentamos o recibimos un regalo y decimos gracias, diciendo las palabras sin significado. Uno puede decir gracias mil veces en tanto el corazón permanece ingrato, desagradecido. Por tanto, el mero agradecimiento verbal no tiene efecto. El agradecimiento real es dar gracias en forma cordial, desde el corazón. Cuando el hombre en respuesta a los favores de Dios manifiesta sentimientos de conciencia, el corazón es feliz, el espíritu se regocija. Estos sentimientos espirituales son la acción de gracias ideal. Existe también un agradecimiento cordial que se expresa en los hechos y acciones del hombre cuando su corazón está lleno de gratitud. Por ejemplo, Dios ha conferido al hombre el don de la guía, y en agradecimiento por esta gran generosidad ciertos hechos emanan de él. Para expresar su gratitud por los favores de Dos, el hombre debe realizar acciones dignas de alabanza. En respuesta a estos dones debe hacer buenas acciones, ser sacrificado, amar a los siervos de Dios, incluso perder la vida por ellos, mostrar bondad a todas las criaturas … Todo lo que desee hacer debe estar en armonía con el beneplácito de Dios. Debe observar y ver cuál es la Voluntad de Dios y actuar de acuerdo a ella. No hay duda de que tales hechos loables son el agradecimiento por los favores de Dios. – La promulgación a la paz universal.
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