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Espiritualidad

¿Cómo podemos amar a Dios si no lo conocemos?

Catharino Elijio | Ene 4, 2022

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Catharino Elijio | Ene 4, 2022

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Si en realidad no podemos conocer o comprender a nuestro Creador: si Dios, como dicen los escritos bahá’ís, es una «esencia incognoscible», ¿cómo podemos amar a Dios? ¿Cómo podemos amar algo tan incognoscible?

Para responder a estas preguntas, tratemos de definir el amor espiritual. Abdu’l-Bahá dijo que “el amor es el hálito del Espíritu Santo en el corazón del Ser Humano”.

Además, los escritos bahá’ís nos presentan esta definición de los cuatro tipos de amor:

El amor existe solamente en las cuatro formas que os he explicado: a) El amor de Dios hacia la identidad de Dios. Cristo ha dicho que Dios es amor. b) El amor de Dios por Sus hijos [por Sus siervos]. c) El amor del ser humano hacia Dios, y d) el amor del ser humano hacia sus semejantes. Estas cuatro clases de amor tienen su origen en Dios. Son los rayos del Sol de la Realidad; los Hálitos del Espíritu Santo; los Signos de la Realidad.

En su definición de los cuatro tipos de amor, Abdu’l-Bahá describe el amor humano por Dios como una cualidad inherente al alma humana. Define los cuatro tipos de amor, incluyendo el amor de la humanidad por Dios, como «rayos del Sol de la Realidad» y «alientos del Espíritu Santo».

Al centrarse en el punto de vista de que el amor de los seres humanos por Dios está directamente conectado con el amor verdadero y duradero entre la humanidad, Abdu’l-Bahá dijo:

El amor que existe entre los corazones de los creyentes es inspirado por el ideal de la unidad de los espíritus. Este amor se alcanza a través del conocimiento de Dios; de este modo, el ser humano ve reflejado el Amor Divino en su corazón. Cada uno ve en los demás la belleza de Dios reflejada en el alma y, al encontrar este punto de similitud, se sienten atraídos por amor uno hacia otro. Este amor hará de todos los seres humanos olas de un solo mar; estrellas de un mismo cielo y frutos de un único árbol. Este amor promoverá el establecimiento de la verdadera armonía, fundamento de la auténtica unidad.

En sus escritos, Bahá’u’lláh nos ayuda a apreciar nuestro amor natural por Dios: «Te he inspirado un soplo de Mi propio Espíritu para que seas Mi amante». – Las Palabras Ocultas. En el mismo libro, escribió: «Mi demanda hacia ti es grande, no puede olvidarse. Mi gracia para contigo es abundante, no puede velarse. Mi amor ha fijado en ti su hogar, no puede ocultarse».

Así como un bebé ama naturalmente a su madre, nosotros sentimos naturalmente amor por nuestro Creador. Lo expresamos de diferentes maneras, pero las enseñanzas bahá’ís nos aconsejan mostrar nuestro amor a Dios con el servicio desinteresado a Su creación: la humanidad. Como dijo Abdu’l-Bahá «… el servicio por amor a la humanidad es unidad con Dios». – La Promulgación de la Paz Universal.

En última instancia, no tenemos mayor camino que recorrer como seres espirituales que el camino de Dios, dado nuestro amor por Él. Los escritos bahá’ís afirman:

¿Dónde puede ir un amante si no es a la tierra de su amada? ¿Y qué buscador encuentra descanso lejos del deseo de su corazón? Para el verdadero amante la reunión es vida y la separación es muerte. Su pecho está desprovisto de paciencia y su corazón no está en paz. Renunciaría a una miríada de vidas por apresurarse a la morada de su amada. – Las palabras ocultas.

Pero surge una pregunta lógica cuando consideramos el amor natural de la humanidad por Dios: Si la humanidad ama verdaderamente a Dios, ¿cuáles son las causas de los signos de conflicto, prejuicio y odio entre la humanidad, incluyendo todos los actos que no están en armonía con las normas divinas de amor y bondad? En otras palabras, ¿qué hace que una persona no refleje consciente, decidida y objetivamente el amor a Dios?

Los bahá’ís consideran que esto está relacionado principalmente con la educación:

Los Profetas vinieron al mundo para guiar y educar a la humanidad, para que la naturaleza animal del hombre desaparezca y se despierte la divinidad de sus poderes. El aspecto divino o naturaleza espiritual es el hálito del Espíritu Santo…

… no debemos hacer distinciones entre los miembros individuales de la familia humana. No debemos considerar a ninguna alma como estéril o excluida. Nuestro deber se halla en la educación de las almas para que el sol de las dádivas de Dios resplandezca en ellas, y esto es posible a través del poder de la unidad de la humanidad. Cuanto más amor se exprese entre la humanidad y cuanto más fuerte sea el poder de la unidad, tanto mayor será su reflejo y revelación, pues la mayor dádiva de Dios es el amor. El amor es la fuente de todos los dones de Dios. Hasta que el amor no tome posesión del corazón, ninguna otra dádiva divina podrá revelarse en él. – La promulgación de la paz universal.

Sin la educación divina, las virtudes espirituales que caracterizan a la humanidad, incluyendo el amor de la humanidad por Dios, el amor de los seres humanos por su especie y el deseo de paz universal, no pueden desarrollarse adecuadamente. La naturaleza de la formación espiritual pretendida por Bahá’u’lláh abarca la educación humana, material y espiritual. Con respecto a la educación espiritual o divina, Abdu’l-Bahá dijo: 

La educación divina es la que procede del Reino de Dios. Se trata de la verdadera educación y consiste en la adquisición de las perfecciones divinas. En efecto, en ese estado el hombre se convierte en el centro de las bendiciones divinas, en la manifestación de las palabras «hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza». – Contestaciones a unas preguntas.

Hoy en día, expresar el amor a Dios está directamente relacionado con el cumplimiento de esta visión. En todo el mundo, los bahá’ís están ocupados promoviendo esa visión, tratando de elevar el propósito de cada alma humana, teniendo en cuenta este principio de semejanza y amor divinos. De hecho, la Casa Universal de Justicia escribió:

El Orden Mundial de Bahá’u’lláh es el sistema divinamente ordenado que las naciones y los pueblos buscan tan desesperadamente. … este Orden no tiene precedentes en la historia de la humanidad por su estándar de justicia y su compromiso con la realización práctica de la unidad de la humanidad, así como por su capacidad para promover el cambio y el avance de la civilización mundial. Proporciona los medios por los que la Voluntad Divina ilumina el camino del progreso humano y guía el eventual establecimiento del Reino de Dios en la tierra. – La Casa Universal de Justicia, 25 de marzo de 2007. [Traducción provisional de Oriana Vento]

Al expresar su amor a Dios en la acción, los bahá’ís de todo el mundo han ayudado a poner en práctica esta visión mediante un proceso educativo sistemático que involucra a niños, jóvenes y adultos, todo ello orientado a hacer que las enseñanzas de Bahá’u’lláh relativas a la unidad de la humanidad y la unidad de las religiones se hagan evidentes en la realidad social y cultural.

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