Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Todos saben que los pensamientos son poderosos; después de todo, son estos los que guían nuestras acciones en todos los sentidos.
Sin embargo, a veces nos cuesta mucho controlar nuestros pensamientos, quizás pensamientos de enojo o celos, y actuamos de manera perjudicial. Pero una regla general es: los pensamientos son pensamientos. Bueno, malo, en el medio. Vienen, se quedan, se van, se transforman, crecen. Lo que pensamos no proviene de una fórmula simple. Cada uno de nosotros tiene entre 20,000 y 50,000 pensamientos cada día de vigilia, luego una cantidad incontable de pensamientos de sueño mientras dormimos.
¿Cómo podemos enfocarnos en nuestros pensamientos positivos, en una actitud positiva? Esto no es lo mismo que usar anteojos de color rosa, uno de los errores de pensamiento fatales que lleva a expectativas poco realistas y un juicio deficiente porque todo se ve atractivo y bueno independientemente de la realidad. La positividad no descarta lo negativo, sino que busca una forma de evitarlo y se dirige hacia algo más profundo, productivo y agradable.
Los bahá’ís intentan ejemplificar una actitud positiva. Así como David Langness, escritor y editor amigo, recientemente escribió en un artículo para BahaiTeachings llamado ¿Qué es un Baha’i?: «Por lo general, los bahá’ís suelen irradiar felicidad, tratan de ser positivos, radiantes, poseen una perspectiva de la vida sana y expresan su amor por la humanidad al comprometerse en trabajo de voluntariado para niños, jóvenes, ancianos y pobres. Los bahá’ís se esfuerzan al máximo por ejemplificar las enseñanzas espirituales de Bahá’u’lláh, los cuales hacen un llamamiento a reconocer y amar a Dios y llevar adelante una civilización en continuo progreso».
Sin embargo, debido a que estamos lidiando con pensamientos, los cuales provienen de millones de fuentes, no es tan simple como adoptar una filosofía optimista como «el vaso está medio lleno». También debemos reconocer que el vaso está medio vacío. Esta perspectiva equilibrada que los bahá’ís y otros tratan de tener se basa en la realidad, como dijo Abdu’l-Bahá hace muchos años:
¡Ya basta! Debemos investigar la realidad. Debemos dejar estas supersticiones. Es una verdad axiomática incontrovertible que toda la humanidad es creación de Dios. Todos son Sus siervos y están bajo Su protección. Todos reciben Sus dones. Dios es bondadoso con todos Sus 62 siervos. Podría decirse que algunos son ignorantes; deben ser educados para que se vuelvan inteligentes. Algunos son inmaduros como niños; deben ser ayudados y asistidos para que maduren. Algunos están enfermos y dolientes; deben ser sanados. Pero el paciente sufriente no debe ser puesto a prueba mediante un tratamiento falso. El niño no debe ser desviado y obstaculizado en su desarrollo. El ignorante no debe ser restringido por la censura y la crítica. Debemos buscar el remedio real y verdadero. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación a la Paz Universal, p. 61-62.
Las supersticiones son pensamientos u opiniones que no se basan en la realidad; son realidades falsas. Muchos provienen de experiencias anecdóticas, otros de rumores, otros de supuestos y hechos incorrectos. En otras palabras, la verdad, así como los pensamientos, debe ser probada, al igual que un científico debe probar una hipótesis. Entonces, ¿qué herramienta de prueba deberíamos usar? ¿Dónde está el barómetro de la verdad que a todos nos gustaría tener?
Esas preguntas nos llevan nuevamente al alma racional, la mente racional, usando pruebas y evidencias y argumentos para encontrar la verdad de un asunto. Abdu’l-Bahá fue el ejemplo perfecto de esto, y es por eso que los bahá’ís lo citamos con tanta frecuencia. Su inspiración y realidad se centraron en las enseñanzas de Bahá’u’lláh. Tanto Bahá’u’lláh como Abdu’l-Bahá enseñaron que el remedio para todos los males y la clave de una actitud positiva es el amor, y comienza con amarse a sí mismo como una creación de Dios, con un alma y un propósito en la vida. La actitud positiva y la capacidad de amar a la humanidad comienza con el amor. Repita: los pensamientos positivos comienzan con amor.
La esencia de la Enseñanza de Bahá’u’lláh es el amor omnímodo, pues el amor incluye todas las excelencias de la humanidad. Hace progresar a todas las almas. Confiere a todos, en herencia, la vida inmortal. Dentro de poco presenciarás que Sus celestiales Enseñanzas, la gloria misma de la realidad, iluminarán los cielos del mundo. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación a la Paz Universal, p. 66.
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