Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Los médicos están al frente de la lucha contra COVID-19. Mientras se enfrentan a la crisis de salud más grande de nuestro tiempo, me pregunto, ¿qué están haciendo para mantenerse fuertes espiritual, mental y emocionalmente?
Para averiguarlo, me puse en contacto con varios de mis amigos médicos y les pregunté sobre sus experiencias en los últimos meses. Quería saber cómo se han adaptado para mantenerse fuertes por el bien de sus pacientes, sus colegas, sus familias y ellos mismos.
Así es como estos médicos dicen que se mantienen calmados y motivados durante esta pandemia.
Meditación y oración
Al igual que muchos de los que nos quedamos en casa para aplanar la curva, los médicos con los que hablé dicen que la oración y la meditación los mantiene enfocados. La oración les ayuda a actuar sobre lo que sí pueden controlar, y a mantenerse alejados de los pensamientos negativos que solo aumentan el estrés y la ansiedad.
Adeeb Zaer trabaja como médico de urgencias en un hospital comunitario de Chicago, que cuenta con decenas de miles de casos confirmados. «Actualmente estamos viendo un número cada vez mayor de pacientes con coronavirus, muchos de los cuales son admitidos tanto en la planta general, o incluso en la UCI y necesitan tubos de respiración como resultado de su incapacidad para respirar», dice Adeeb.
«Al estar expuesto al virus en el trabajo, con mi esposa embarazada de 27 semanas y mi hijo de 2 años, hemos tomado la decisión de que se vayan y se queden con mis padres por un tiempo. Anticipo que esto solo aumentará naturalmente el estrés por el trabajo que hay que hacer, y es de lejos el mayor sacrificio que he pedido que hicieran por mí durante esta crisis hasta ahora».
Separado de su familia y enfrentándose a un número creciente de pacientes infectados, Adeeb ha creado una rutina para que él mismo saque fuerzas antes de empezar el día:
«Voy a trabajar temprano y me siento en mi coche en el aparcamiento para orar y meditar antes de un turno. Es el lugar donde menos me puedo distraer y me recuerdo a mí mismo que debo afrontar mi trabajo con intenciones puras y practicar la medicina lo mejor posible para que las largas horas que paso en el hospital sean aceptadas como adoración».
Adeeb, su esposa y un amigo suyo también se han asignado diferentes días de la semana para decir una oración bahá’í de curación pensando en la crisis. Un extracto de la oración, escrita por Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, dice: “Yo te pido por tu Nombre, por el cual todas las cosas esperaban tu merced, y por el Sol de la belleza de tu Nombre Oculto, que ha lucido desde el horizonte de tu aparición y por el cual tu gracia fue perfeccionada sobre aquellos que están en la tierra y en el cielo, hagas descender sobre este ser doliente, desde las nubes de tu compasión, aquello que le purifique de toda enfermedad, flaqueza y prueba, sumergiéndole en el océano de tu curación”.
Adeeb dice que le ha ayudado mucho. «Es una oración refrescante para recitar uno mismo, me da el tiempo para hacer una pausa, meditar, y esperar que tengamos la capacidad de realizar nuestro mejor trabajo en el hospital de forma segura».
Andrew Asare, un médico que trabaja en Massachusetts, donde el número de casos de COVID-19 se ha disparado en las últimas semanas, también recita una oración antes de atender a sus pacientes positivos de COVID-19. Andrew dice que lo hace para orar por la salud de ellos y para guiar su propio trabajo. » Esta oración es para los dos», dice.
Leer
Daniela Pimentel, una residente de neurología de Massachusetts, dice que se encuentra con más y más casos de COVID-19 diariamente. Como miembro activo de un comité que se ocupa de los cambios necesarios en la actividad hospitalaria relacionada con la neurología provocados por la pandemia, ella encuentra que la lectura la mantiene mentalmente fuerte durante este tiempo de crisis.
«He disfrutado leyendo sobre las epidemias anteriores y sus secuelas, sobre todo el Ébola – «La Zona Caliente» de Richard Preston – la gripe y el VIH», dice Daniela. Leer sobre otros desastres de salud pública anteriores en los Estados Unidos, incluso si no están relacionados con epidemias y cómo nosotros, como comunidad, hemos salido adelante gracias a nuestra resiliencia ha sido realmente inspirador. Ejemplos de esto son los desastres de agua con plomo de Washington, D.C. y Flint, Michigan. «Lo que los ojos no ven de Mona Hanna-Attisha es una historia llena de esperanza».
Pero eso no significa que la ficción no ayude también. «Los libros sobre un apocalipsis zombi como secuela de una pandemia también han sido entretenidos», dice Daniela. «Casi me siento tranquila cuando me imagino cómo nosotros, como sociedad, podríamos salir adelante y adaptarnos a una forma de vida completamente nueva en caso de que el mundo tal como lo conocemos cambiara». En particular, Daniela se inspira en una cita de Colson Whitehead en el libro «Zona Uno»: «Se enorgullecía de la facilidad con que había comprendido y dominado las nuevas reglas, como si hubiera esperado toda su vida la llegada del infierno».
«También disfruté de la lectura del libro de Ling Ma ’Severance’, la cual es una sátira sobre el fin del mundo después de una pandemia causada por un virus respiratorio que se originó en China», dice Daniela. «Este libro se publicó en 2018, pero fue interesante y aterrador al mismo tiempo ver lo previsor que fue el autor para anticipar no solo los orígenes de la pandemia, sino también para comentar algunas de las consecuencias sociales que estamos viviendo hoy en día». La lectura de este tipo de historias de ficción me mantiene firme al recordarme lo vulnerables que somos como sociedad, pero también me hace pensar que hay esperanza y que podemos adaptarnos».
Amor y apoyo
Encontrar un sistema de apoyo es también una gran fuente de fortaleza. «Me da esperanza el contacto con otras personas, el hecho de que aunque estemos en cuarentena y tengamos una distancia física entre nosotros, no es una distancia social», dice Sheida Maher, médico residente en Santiago de Chile en psiquiatría infantil y juvenil. A medida que aumenta el número de casos en Santiago, Sheida también ha encontrado ánimo en organizarse con otras doctoras para ayudar a las personas necesitadas. «Hemos utilizado plataformas virtuales como Facebook y WhatsApp para crear una asociación que actualmente apoya a estudiantes de medicina sin recursos», dice Sheida. «Incluso ahora, estamos llevando a cabo una campaña para enviar mensajes de apoyo y una contribución monetaria simbólica a una mujer que perdió a su marido debido al coronavirus».
Como bahá’í, Sheida dice que las enseñanzas de Bahá’u’lláh sobre la unidad de la humanidad, – como «La tierra es un solo país, y la humanidad sus ciudadanos» – se han vuelto más claras para ella. Al leer los escritos de Bahá’u’lláh sobre el tema, como “Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una sola rama. Trataos unos a otros con extremo amor y armonía, con amistad y compañerismo” se han vuelto necesarias en la crisis actual. «Con este grupo de mujeres he aprendido mucho, y he visto cómo las enseñanzas de Bahá’u’lláh sobre construcción de comunidad no solo están impulsando a los bahá’ís, sino también a otros grupos de la sociedad», dice Sheida.
De vuelta en Chicago, Adeeb también descubre que saber que puede confiar en sus colegas es una gran fuente de fortaleza. «Tener un equipo con un plan específico me hace sentir que yo mismo y mis pacientes están siendo apoyados y recibiendo oraciones muy intencionadamente», dice.
Pero la mayor fuente de apoyo de Adeeb es su hijo de dos años. «Toco la guitarra y le canto oraciones a mi hijo. No solo es muy alentador cuando me dice ’otra vez’ al final de cada oración, sino que me permite estar en comunión con Dios en un ambiente que no se siente presionado por el tiempo. Después de todo, no puedes apurar una canción o solo arruinará el ritmo».
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