Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Cuando estaba en quinto grado, un amigo de la familia me invitó a visitar a un grupo de jóvenes que se había formado en una ciudad a unos cuarenta minutos de la ciudad en la que vivía. Poco sabía que este grupo cambiaría mi vida.
Lo recuerdo claramente: condujimos a Stillwater, Minnesota, el paisaje se hizo cada vez más rural a medida que avanzábamos, y mi incomodidad interna junto con él. A diferencia de cómo soy hoy, solía ser una niña tímida, así que cuando nos detuvimos en un asilo donde el grupo estaba actuando, me intimidé un poco. No tenía miedo de ser amiga de las personas, pero los pasos iniciales para formar parte de un grupo de personas que no conocía bien siempre me volvían más callada de lo normal.
El grupo no siempre se reunía siempre en aquel asilo, pero ese día estaban cantando, recitando poesía y mostrando algunas piezas de arte sobre la unidad de la raza para los residentes del centro. Más tarde, me di cuenta que el grupo tenía un talento excepcional para la música y las artes. Esa fue una de las maneras en que todos nos acercamos los unos a los otros: las artes naturalmente nos unieron a pesar de nuestras circunstancias extremadamente variadas.
Ahora que vuelvo a recordar, éramos un grupo bastante único de niños. Éramos de diferentes razas, etnias, clases, credos y circunstancias de la vida, pero todos nos convertimos en los mejores amigos. En el medio oeste, esto era bastante inusual. Si bien las ciudades gemelas tienen una gran diversidad cultural, fuera de las ciudades, la mayoría de las personas son blancas y las circunstancias tienden a ser más homogéneas.
La mayoría de las personas de este grupo de jóvenes todavía están entre mis mejores amigos. Nos hemos extendido por todo el país y, a veces, tomamos largos períodos de tiempo sin ponernos al día, lo que estoy empezando a pensar que podría ser parte de ser un adulto que intenta mantener una vida equilibrada, pero aun así, amo y confío en cada uno de ellos profundamente.
Podrías preguntarte: ¿qué hizo que nuestra amistad sobreviviera el tiempo y la distancia, especialmente cuando todos somos tan diferentes unos de otros?
El papel de las artes
El arte jugó un papel muy importante en la forma en que nos unimos. Cantábamos cada vez que nos veíamos. Teníamos el violín, el clarinete, el piano, la batería, el saxofón y las habilidades vocales para dar vida a nuestras almas. Esto trajo un poder especial a las oraciones que recitábamos juntos en cada reunión.
…aunque los sonidos son sólo vibraciones del aire que afectan el nervio auditivo del oído, y estas vibraciones no son más que fenómenos accidentales transmitidos por el aire, con todo, ved cómo conmueven el corazón. Una melodía maravillosa da alas al espíritu y hace que el alma se estremezca de alegría. Es decir, la limpieza física también produce efecto en el alma humana. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 112.
Recuerdo sentir el profundo efecto de nuestro canto. Incluso cuando no teníamos instrumentos, la música producía un gran efecto en nuestra amistad. En cierto modo, cementó nuestros corazones unos con otros.
Servicio — Empoderamiento para abordar problemas
Desarrollamos una amistad productiva porque nos enfocamos en el mejoramiento del mundo que nos rodea. En una época en la que muchos de nosotros luchábamos por sentirnos incluidos, encontramos un lugar en el que no solo formábamos parte de un grupo, sino que, en realidad, nos veíamos unos a otros teniendo un papel importante frente a nuestros problemas mundiales. Incluso no siempre siendo conscientes de aquello, creo que aprendimos a ver el profundo valor de cada uno de nosotros de una manera que era muy inusual entre mis otras amistades.
Una vez, fuimos a una conferencia sobre el cambio climático. Incluso a la temprana edad de doce o trece años, recuerdo haber sido cubierta por un profundo sentimiento de preocupación por el futuro de nuestro planeta. A medida que recopilamos información de agricultores, investigadores y desarrolladores de programas, aprendimos sobre la raíz del problema en nuestro entorno. Si bien este proceso fue únicamente esclarecedor, no nos detuvimos en solo obtener información y crear conciencia: cuando regresamos de la conferencia, obtuvimos una pequeña parcela de tierra en un jardín de la comunidad local y comenzamos a cultivar nosotros mismos.
Aunque esta acción no pudo detener por completo el cambio climático, encontramos una manera de contribuir al mejoramiento de nuestra comunidad. Incluso a una edad temprana, aprendimos que no era suficiente solo aprender sobre los horrores del mundo: más bien, podríamos y deberíamos hacer algo para enfrentarlos.
Cuando una amistad crece en este contexto, puedes observar más claramente cuáles son las cualidades espirituales que cada uno posee. A pesar de que las vidas de las personas cambian, una vez que has visto la divinidad en otra persona y has visto cómo se desarrollan espiritualmente, tu amistad puede persistir.
Estudiando material enriquecedor espiritualmente y orando
Por ese tiempo, una institución educativa llamada el Instituto Ruhi desarrolló un conjunto de materiales de estudio para jóvenes de todos los orígenes diferentes. El objetivo de este estudio era realizar en conjunto lo que nuestro grupo ya había estado haciendo: arte, música, servicio y compañerismo en general.
Así que, naturalmente, nos lanzamos a estudiar el material con la guía de un joven mayor que ya estaba familiarizado con él. El Programa de Empoderamiento Espiritual Prejuvenil («prejoven» es el término que describe a los adolescentes de 11 a 14 años) nos brindó una orientación aún más estructurada en las conversaciones profundas que ya habíamos comenzado a tener. Estudiamos citas que nos ayudaron a mejorar la comprensión de nuestras creencias subyacentes. Pudimos mejorar nuestra forma de expresarnos y leer nuestra realidad social, y nos sentimos galvanizados para contribuir al cambio.
Este programa ha avanzado mucho desde el tiempo en que nosotros éramos un grupo. Ahora, los grupos juveniles suelen desarrollarse entre vecinos, de modo que los jóvenes pueden explorar juntos su realidad social compartida y contribuir a que se produzcan cambios más sistemáticos en las bases. Ser de un área consolidada también permite que el grupo construya unidad en una comunidad a medida que forjan lazos de amistad entre sí, mientras que sus familias y vecinos podrían seguir su ejemplo. Pueden convertirse en agentes de cambio dentro de un espacio compartido.
Además, muchos otros materiales se han desarrollado en los últimos diez años. Los jóvenes pueden explorar temas tan variados como las matemáticas infundidas con temas de justicia e igualdad, resiliencia y empoderamiento, y cómo la evolución se relaciona con la identidad. Esto permite un proceso educativo más completo que agudiza el marco moral y la capacidad intelectual de los jóvenes.
Como alguien que ha estado en un grupo así, solo puedo imaginar los efectos mundiales que tendrá este programa mientras se aplica en más comunidades. El sentido de responsabilidad por el bienestar de la sociedad que me inculcó me hace imaginar que todos seríamos mejores administradores de nuestras comunidades si tuviéramos este tipo de sistema de apoyo.
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