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Ciencia

¿Puede la ciencia demostrar que existe un Creador?

Rodney Richards | Jul 17, 2022

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Rodney Richards | Jul 17, 2022

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Hace muchos años, Camm Maguire, un estudiante de doctorado de la Universidad de Princeton, pasó una hora explicando pacientemente y con rotafolios cómo la teoría de cuerdas demostraba la existencia de Dios.

En aquel momento le seguí el paso lo mejor que pude, al igual que el público, a su fascinante y bien pensada presentación. El respeto absoluto de Camm por sus oyentes, y su propia convicción de que esta era otra forma de entender la realidad del Creador, nos convencieron.

A lo largo de la historia, muchos otros científicos han perseguido esta esquiva búsqueda, intentando demostrar la existencia de un Creador mediante la extrapolación de la milagrosa, compleja y hermosa existencia de la propia creación.

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La partícula de Dios

El bosón de Higgs, una partícula elemental asociada al campo de Higgs, da masa a otras partículas fundamentales, como los electrones y los quarks, cuando encuentra una fuerza. Peter Higgs fue un físico teórico británico que, en la década de 1960, teorizó lo que se llamó el mecanismo de Higgs, un nuevo campo escalar que existe en todas partes por el que ciertas partículas elementales obtienen masa. Si las partículas no tuvieran masa, no existirían. La primera búsqueda exhaustiva del bosón de Higgs se realizó en el CERN a partir de la década de 1990. Cuando se encontró por primera vez en 2012, los principales medios de comunicación lo apodaron «la partícula de Dios» debido a su importancia.

El 10 de diciembre de 2013, Peter Higgs y François Englert fueron galardonados con el Premio Nobel de Física por sus predicciones teóricas en este campo, que por supuesto resultaron ser ciertas.

Como bahá’í, he pensado a menudo en el bosón de Higgs, el campo de Higgs y su conexión con las palabras de Abdu’l-Bahá sobre el amor:

El Amor es la más grande ley que rige este potente ciclo celestial, el único poder que une los diversos elementos de este mundo material, la suprema fuerza magnética que dirige los movimientos de las esferas en los dominios celestiales.

En este sentido, me he hecho preguntas sobre el amor. Amo a mi mujer, a mis hijos, a mi familia, a mi trabajo, a mis amigos y a nuestros vecinos. Los bahá’ís intentan amar a todo el mundo y mostrar respeto, ser tolerantes y expresar ese amor sirviendo a la humanidad. Y deseaba que los demás hicieran lo mismo, y trataba de mostrar tolerancia cuando no lo hacían. Sabía que tenía defectos y trataba de aprender y mejorar.

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El amor como fuerza vital

¿Podría ser tan exagerado, entonces, creer que el amor es la fuerza, como el campo de Higgs, que proporciona la base de todas las cosas creadas? ¿Podría ser el amor, procedente del amor divino del Creador por sus criaturas, la esquiva fuerza universal que Einstein se pasó la vida buscando? ¿Podría ser el amor el adhesivo que mantiene unidos los átomos? Si es así, ¿de dónde procede?

Ciertamente, el odio, los prejuicios, la ignorancia o el miedo no podían mantener unido el universo, razonaba. Sin duda, el amor era mejor que todo eso, o que la nada. Ciertamente, tenía que haber algo más en la vida que una vida limitada, la muerte y la aniquilación. Si no existía Dios, el amor, el alma o la vida eterna, ¿entonces qué?

Las enseñanzas bahá’ís afirman que el amor suministra la fuerza que hace que el universo físico se cohesione. Abdu’l-Bahá, en una charla que dio en la Escuela Bahá’í de Green Acre en Eliot, Maine, en 1912, explicó:

Cuando observamos el fenómeno del universo, reconocemos que el eje alrededor del cual gira la vida es el amor, mientras que el eje alrededor del cual giran la muerte y la destrucción es la animosidad y el odio. Observemos el reino mineral. Aquí vemos que si no existiera la atracción entre los átomos, la sustancia compuesta de la materia no sería posible. Todo fenómeno existente está compuesto de elementos y partículas celulares. Esto es científicamente verdadero y correcto. Si no existiese la atracción entre los elementos y las partículas celulares, la composición de ese fenómeno nunca hubiera sido posible. Por ejemplo, la piedra es un fenómeno existente, una composición de elementos. Un lazo de atracción los ha reunido y a través de esta cohesión de ingredientes este objeto pétreo se ha formado. Esta piedra está en el grado más inferior de los fenómenos. No obstante, dentro de ella se manifiesta un poder de atracción sin el cual la piedra no podría existir. Este poder de atracción en el mundo mineral es amor, la única expresión de amor que la piedra puede manifestar.

Este amor del Creador, pues, existe en cada cosa creada. Supone el vínculo en cada uno de nuestros átomos. Como dijo Abdu’l-Bahá:

El Amor revela con infalible e ilimitado poder los misterios latentes del universo. El Amor es el espíritu de vida para el ornado cuerpo de la humanidad, el fundador de la verdadera civilización en este mundo mortal y el derramador de imperecedera gloria sobre toda raza y toda nación de altas miras.

Para mí, mi experiencia de amor a los demás, junto con el pensamiento crítico y los profundos descubrimientos de la ciencia, han demostrado de forma concluyente que existe un Creador. ¿Y para ti?

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