¿Qué es una Alianza y por qué los bahá’ís tienen una?

Hoy, los bahá’ís de todo el mundo celebran el Día de la Alianza, un día sagrado en el calendario bahá’í que destaca el concepto universal de la alianza entre Dios y la humanidad, presente en todas las religiones.

En el Día de la Alianza, los bahá’ís reservan un día entero para celebrar el nombramiento de Abdu’l-Bahá como Centro de la Alianza de Bahá’u’lláh, creando el primer paso en una línea ininterrumpida y unificada de guía espiritual que salvaguarda a la fe bahá’í de la división y la desunión. Abdu’l-Bahá dijo:

En cuanto a la más grande característica de la Revelación de Bahá’u’lláh, una enseñanza específica no dada por ninguno de los profetas del pasado es el mandato y nombramiento del Centro de la Alianza. Mediante este nombramiento y provisión, ha salvaguardado y protegido la religión de Dios de las diferencias y los cismas, haciendo imposible que alguien cree una nueva secta o facción de credo. Para asegurar la unidad y la armonía, Él ha establecido una Alianza con todos los pueblos del mundo, incluyendo al intérprete y exegeta de Sus enseñanzas, para que nadie pueda interpretar o explicar la religión de Dios de acuerdo a su propia perspectiva u opinión y así crear una secta basada sobre su entendimiento individual de las Pablaras divinas.

Cada religión conlleva una nueva alianza, y cada religión participa también en una más amplia y global. El acuerdo y la alianza más amplios describen básicamente la conexión y el contrato ancestrales entre el Creador y su creación: que Dios proporcionará a la humanidad una guía espiritual y nos conferirá bendiciones si la seguimos.

Las dos categorías de Alianzas

Las enseñanzas bahá’ís incluyen explicaciones sobre dos tipos de alianzas: la Alianza Mayor, un contrato espiritual entre cada mensajero divino y la humanidad que promete que el mensajero regresará algún día; y una Alianza Menor, que establece un nexo de guía y autoridad tras el fallecimiento del profeta. Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í, describió estas dos alianzas en su libro Dios pasa:

La Más grande Alianza que, tal como afirma en Sus escritos [del Báb], Dios había establecido desde tiempo inmemorial, a través de los Profetas de todas las épocas, con la humanidad entera, con relación a la recién nacida Revelación, se había cumplido ya. Ahora correspondía complementarla con una Alianza Menor que Se sintió obligado a establecer con el cuerpo entero de Sus seguidores, con relación a Alguien Cuyo advenimiento caracterizó como el fruto y fin últimos de Su Dispensación. Tal Alianza había sido invariablemente el rasgo de toda religión previa.

Las religiones del pasado, incluidas las primeras religiones abrahámicas, el judaísmo, el cristianismo y el islam, cuyos adeptos constituyen hoy la mayoría de la población mundial, no incorporaron un pacto menor en sus enseñanzas. De hecho, los profetas y fundadores de esas religiones, Abraham y Moisés; Jesucristo y Muhammad, fallecieron sin nombrar claramente un sucesor o un intérprete autorizado. Este hecho dio lugar a opiniones divergentes y a divisiones, que finalmente condujeron a divisiones, cismas y sectas, lo que vició la fuerza de esas religiones al principio de su historia. En lugar de transmitir un mensaje coherente y de inspiración divina a la humanidad, el sectarismo que se produjo poco después del fallecimiento de los profetas creó conflictos y disputas, que finalmente condujeron a la hostilidad e incluso a la guerra. Hoy en día, cada una de esas religiones tiene divisiones sectarias que vienen de mucho tiempo atrás.

La fe bahá’í, en una importante variación de este patrón anterior, ha conservado y mantenido su singular unidad desde que comenzó hace casi dos siglos. Desde el fallecimiento de Bahá’u’lláh, una fe bahá’í unificada ha seguido existiendo en todas partes, y de hecho se ha convertido en la segunda religión más extendida del mundo como resultado de ello.

Esto significa que la alianza de Bahá’u’lláh, un documento explícito y escrito llamado El Libro de la Alianza incluido en las Tablas de Bahá’u’lláh, con instrucciones claras sobre su sucesor y la autoridad de éste, es único en la historia religiosa.

En El Libro de la Alianza, Bahá’u’lláh nombró definitivamente a su hijo mayor Abdu’l-Bahá como su sucesor y el intérprete autorizado de sus enseñanzas. Prohibió específicamente la desunión entre los bahá’ís, reafirmando su revelación de Dios como una fuerza pacífica y unificadora. En El Libro de la Alianza, Bahá’u’lláh escribió: “¡Oh, vosotros, que habitáis en la tierra! La religión de Dios aspira a alcanzar el amor y la unidad; no hagáis de ella causa de enemistad o disensión”. También escribió: “El conflicto y la contienda están categóricamente prohibidos en Su Libro”.

Esta alianza menor estableció una clara línea de sucesión y autoridad interpretativa desde Bahá’u’lláh a Abdu’l-Bahá, a Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe bahá’í tras el fallecimiento de Abdu’l-Bahá, y finalmente a la Casa Universal de Justicia, que ahora sirve como órgano de administración mundial de la Fe elegido democráticamente en el Centro Mundial Bahá’í en Haifa Israel.

El principio bahá’í de la revelación progresiva

Para los bahá’ís, la gran alianza divina sustenta uno de los conceptos centrales de las enseñanzas bahá’ís: la revelación progresiva. Las enseñanzas bahá’ís dicen que Dios revela la verdad religiosa y mística enviando a la humanidad una sucesión sistemática de profetas y mensajeros a lo largo de la historia. Los bahá’ís ven a esos grandes maestros, los fundadores de las principales religiones del mundo, como portadores de diferentes etapas en un sistema educativo espiritual continuo para todos. Cada uno de esos mensajeros divinos hizo una promesa a sus seguidores de que volverían. Esa alianza eterna, que pide a cada persona de fe que reconozca y acepte al siguiente mensajero, constituye la base del sistema de educación divina llamado revelación progresiva.

Por eso los bahá’ís ven la unidad de la religión como una cadena orgánica e ininterrumpida de mensajeros de Dios, quienes enseñaron la misma fe esencial.