Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Cuando nos lastimamos físicamente, entendemos que nuestra herida dolerá mientras sana. Así que, ¿por qué esperamos que sanar espiritualmente sea sencillo?
Aunque la mayoría de nosotros reconocemos que para sanar físicamente necesitamos un periodo de incomodidad, generalmente, mientras nos recuperamos de alguna dificultad, nos sentimos decepcionados al darnos cuenta que la sanación emocional no siempre es cómoda. Además de las dificultades que individualmente todos experimentamos, nuestro mundo puede imponer ideologías y patrones poco saludables de comportamiento sobre nosotros.
Por ejemplo, podríamos aprender a reprimir ciertos sentimientos o pensamientos importantes de expresar. Podríamos heredar ideas tóxicas acerca de la productividad- interiorizando que debemos trabajar hasta el cansancio para “merecer” descansar. Muchos de nosotros en los Estados Unidos hemos sido subconscientemente expuestos a actitudes nocivas relacionadas con la raza, género y clase, las cuales no solo envenenan nuestra mente, pero en realidad contribuyen al dolor de los que nos rodean. También eso es necesario sanar.
Puede ser difícil romper con aquellos mecanismos improductivos que hemos copiado y deshacernos de creencias problemáticas. Generalmente, aprendemos a romper con hábitos deficientes al ser probados. Las enseñanzas bahá’ís explican:
«¿Progresa más el alma en este mundo por medio del dolor o de la felicidad?»
‘Abdu’l-Bahá: «La mente y el espíritu del ser humano avanzan cuando es probado por el sufrimiento. Cuanto más se are la tierra mejor crecerá la semilla y tanto mejor será la cosecha. Así como el arado surca la tierra profundamente, limpiándola de cardos y malezas, del mismo modo el sufrimiento y la tribulación liberan al ser humano de las mezquindades de esta vida mundana, hasta que alcanza un estado de completo desprendimiento. Su actitud en este mundo será de divina felicidad. El ser humano es, por así decirlo, inmaduro; el calor del fuego del sufrimiento lo madurará. Fijaros en el pasado y descubriréis que las personas más notables son las que más sufrieron”. – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá.
Si tengo problemas de temperamento, por ejemplo, la mejor manera de aprender a tener paciencia es que sucedan a mi alrededor cosas que me molesten. La paciencia requiere que resistamos las urgencias o sobresaltos cuando algo inesperado sucede o no sale de acuerdo a lo planeado. Si me esfuerzo por tener esperanza, una de las mejores pruebas para aprender a tenerla puede ser afrontar circunstancias tristes y superarlas. Si puedo aprender a mantener la esperanza a pesar de las dificultades, entonces la situación me ha enseñado a tener esperanza. Ser una persona esperanzada y optimista cuando nada sale mal es fácil, pero es durante los tiempos difíciles que la esperanza es necesaria.
Recientemente he tratado de aprender a ponerme más en contacto con mi intuición y fortalecer mi habilidad para escuchar lo que me dice. Si no hubiera ruido externo, no sería necesario mucho esfuerzo el confiar en mi intuición, y esta no necesitaría fortalecerse. Sería fácil aprender a perseverar y comprometerse con nuestros objetivos sin ninguna distracción, pero de ser así ¿cómo realmente fortalecería mis habilidades?
A pesar de que sanar y crecer espiritualmente generalmente es doloroso, las enseñanzas bahá’ís sugieren que nuestro crecimiento espiritual no solo es beneficioso para nuestra vida aquí, sino que también para la vida aun más larga de nuestra alma.
… él debe prepararse en este mundo para la vida en el más allá. Todo aquello que necesita en el mundo del Reino lo debe obtener aquí. Así como se preparó en el mundo de la matriz adquiriendo las fuerzas necesarias para esta esfera de la existencia, del mismo modo las fuerzas necesarias de la existencia divina deben ser potencialmente obtenidas en este mundo.
¿Qué podrá necesitar en el Reino que trascienda la vida y las limitaciones de esta esfera mortal? Ese mundo futuro es un mundo de santidad y esplendor; por consiguiente, es necesario que en este mundo él adquiera esos atributos divinos. En ese mundo hay necesidad de espiritualidad, de fe, de certeza, del conocimiento y amor de Dios. El hombre los debe obtener en este mundo para que luego de su ascensión desde el mundo terrenal al Reino celestial pueda encontrar listo para él todo lo necesario para la vida eterna. – Abdu’l-Bahá, La promulgación a la paz universal.
Mientras nos esforzamos por sanar, puede darnos paz el ver los sacrificios que hacemos como parte de un beneficio mucho más grande y a largo plazo.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo