Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La armonía de la ciencia y la religión es un principio básico de la Fe Bahá’í; ahora supongamos que un científico de renombre tuviera que interpretar una profecía. ¿Qué diría ese científico?
¿No esperaríamos que las interpretaciones de profecía de un científico fueran racionales y razonables? Tomemos a uno de los científicos más famosos de la historia, Sir Isaac Newton, como un caso de prueba.
¿Sabías que, además de ser matemático y físico, Newton también era teólogo? En 1733 escribió un libro llamado Observaciones sobre las profecías de Daniel y el Apocalipsis de San Juan. En uno de sus escritos relacionados a este tema, Newton escribió:
Si entonces las Profecías que se referían a la edad apostólica fueron dadas para la conversión de los hombres de esa época a la verdad y para el establecimiento de su fe, y si era el deber de estos hombres investigar diligentemente esas Profecías: por qué no deberíamos pensar que las profecías que conciernen a tiempos posteriores, tiempos como los nuestros, fueron concebidas de la misma manera para nosotros, para que en medio de las apostasías podamos discernir la verdad y ser establecidos en su fe, y consecuentemente que también sea nuestro deber investigar con toda diligencia estas profecías.
… Por lo tanto, ven que esto no es una especulación ociosa, no es cuestión de indiferencia, sino un deber de la más grande época …
Considere cómo nuestro Salvador enseñó a los judíos en parábolas para que al escuchar puedan escuchar y no entender y al ver puedan ver y no percibir. Y mientras se hablaban estas parábolas para probar a los judíos, también se escribieron las místicas escrituras para probarnos a nosotros. Por lo tanto, ten cuidado de no ser hallado falto en este intento. – Sir Isaac Newton, Tratado sin título sobre la revelación (sección 1.1).
Del mismo modo, Bahá’u’lláh escribió:
… en toda época, la lectura de las escrituras y libros sagrados no ha tenido otro propósito que el de permitir al lector comprender su significado y desentrañar sus íntimos misterios. Por el contrario, leer sin entender no es de provecho duradero para el hombre. – Bahá’u’lláh, El Libro de la Certeza, pág. 113.
…has de saber que el propósito fundamental de todos estos términos simbólicos y alusiones abstrusas que emanan de los Reveladores de la santa Causa de Dios ha sido el de probar y someter a examen a los pueblos del mundo para que, con ello, la tierra de los corazones puros e iluminados sea separada del suelo perecedero y estéril. Desde tiempo inmemorial ha procedido Dios así con Sus criaturas, y esto lo atestiguan los escritos de los libros sagrados.- Bahá’u’lláh, El Libro de la Certeza, pág. 37.
¿Newton y Bahá’u’lláh están de acuerdo en el propósito general de la profecía y en nuestro deber de tratar de entender las profecías? Analícelo usted mismo. Simplemente transponga sus declaraciones para ver si sus significados son aproximadamente equivalentes.
Aquí, si Newton dijera, en palabras de Bahá’u’lláh, que «el propósito que subyace a todos estos términos simbólicos y alusiones abstractas … ha sido poner a prueba y probar a los pueblos del mundo», ¿tendría esto sentido Newtoniano? De manera similar, si Bahá’u’lláh dijera, en palabras de Newton, que «las escrituras místicas se escribieron para probarnos», y así «ten cuidado de que no te encuentres faltando en esta [prueba]», ¿tendría esto sentido dentro del universo discursivo de Bahá’u’lláh?
¡Claro que sí! Habiendo superado la prueba de equivalencia funcional, las respectivas declaraciones de Sir Isaac Newton y Bahá’u’lláh sobre el propósito general de la profecía, y sobre nuestro deber de tratar de entenderlas, pasan la prueba de la transposición.
Después de haber superado la prueba de transposición de equivalencia funcional comparativa, veamos qué más tenía que decir Sir Isaac Newton y Bahá’u’lláh con respecto a las estrategias interpretativas para la «decodificación» de las profecías. ¿Existen reglas generales para la interpretación racional o mística de las profecías? De nuevo, consideremos lo que decía Newton:
El que entienda un libro escrito en un idioma desconocido, primero debe aprender el idioma y, si lo entiende bien, debe aprender el idioma perfectamente… Juan no escribió en un idioma, luego, Daniel en otro, Isaías en un tercero y el resto en otros particulares a ellos mismos; sino que todos escribieron en uno y el mismo lenguaje místico…
También recibí mucha luz en esta búsqueda de la analogía entre el mundo natural y la política. Ya que el lenguaje místico se fundó en esta analogía y se entenderá mejor considerando su original. – Sir Isaac Newton, El primer libro sobre el lenguaje de los profetas, Capítulo 1, Una sinopsis de las figuras proféticas.
Lo que Newton está diciendo aquí es que podemos entender mejor el «lenguaje místico» de la profecía como una «analogía» (o correspondencia simbólica) entre «el mundo natural y la política». (Hoy, diríamos, «el cuerpo político» para referirse a la humanidad en general). En otras palabras, la profecía utiliza el mundo de la naturaleza para describir místicamente el mundo humano. Dicho de otra forma, la profecía usa la naturaleza para hablar sobre la naturaleza humana, es decir, la profecía representa lo espiritual por medio de lo físico.
Ahora considere las siguientes declaraciones de Bahá’u’lláh:
Te es evidente que las Aves del Cielo y las Palomas de la Eternidad hablan en doble lenguaje. Uno, el lenguaje exterior, está desprovisto de alusiones, y no es oculto ni velado, para servir de lámpara de guía y luz de orientación, para que los caminantes alcancen las alturas de la santidad y los buscadores entren en el reino de la reunión eterna. … El otro lenguaje es velado y oculto, para que lo que se esconde en el corazón de los malévolos sea manifiesto y se descubra lo más íntimo de su ser. Así Sádiq, hijo de Muhammad, ha dicho: “Dios en verdad los probará y los tamizará”…. En tales palabras, el sentido literal, tal como lo entienden los hombres, no es lo que se ha querido decir. – Bahá’u’lláh, El Libro de la Certeza, pág. 163.
Apliquemos nuevamente la prueba de transposición de estas declaraciones de Sir Isaac Newton y Bahá’u’lláh para ver si tienen sentido en el universo discursivo del otro. Si Newton declarara que las Escrituras, en general, «hablan un lenguaje doble», como afirma Bahá’u’lláh, entonces esa afirmación tendría sentido, de acuerdo con el enfoque interpretativo de Newton. Si Bahá’u’lláh declarara que las profecías están escritas en un «lenguaje místico», entonces las palabras de Newton sonarían verdaderas en el discurso de Bahá’u’lláh:
Si limpiaras el espejo de tu corazón del polvo de la malevolencia, comprenderías el significado de los términos simbólicos revelados por la Palabra de Dios que todo lo abarca, manifestada en cada Dispensación, y descubrirías los misterios del conocimiento divino. – Ibid., pág. 48-49.
Esto no quiere decir que Bahá’u’lláh y Sir Isaac Newton estuvieron en perfecto acuerdo. Pero si Newton, una de las mentes científicas más grandes de todos los tiempos, abordó las profecías de manera muy parecida a Bahá’u’lláh, una de las mentes religiosas más grandes de todos los tiempos, entonces esto constituye un ejemplo sobresaliente del principio de la armonía entre la ciencia y la religión, y de la compatibilidad de la razón y la fe. Sobre este principio, Sir Isaac Newton y Bahá’u’lláh estarían de acuerdo, sin duda.
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