Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Cómo ven el mundo espiritual los científicos y teóricos más prestigiosos? ¿Pueden la ciencia y la espiritualidad, tan enfrentadas durante tanto tiempo, encontrar un terreno común? ¿Puede un científico creer en el más allá?
Kurt Gödel, el célebre lógicomatemático que influyó enormemente en la lógica, en la filosofía y en el campo emergente de la computación teórica, sí que creía: «Si el mundo está construido racionalmente y tiene sentido, entonces tiene que haber algo [como una vida después de la muerte]».
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Entre la notable constelación de genios que pobló el panorama de principios y mediados del siglo XX, Gödel era amigo íntimo de individuos como Einstein y Von Neumann. Gödel desarrolló teoremas que ponían límites contundentes a las «verdades» a las que podemos acceder utilizando sistemas lógicos formales.
Hace poco leí este fascinante artículo de Aeon – «Nos volveremos a ver» (Aquí el artículo en inglés) de Alexander Englert, que detalla algunos de los pensamientos privados de Gödel sobre la vida después de la muerte, revelados en cuatro cartas que escribió a su madre en 1961.
En el artículo de Englert, me enteré por primera vez del esquema de catorce puntos de los pensamientos filosóficos más profundos de Kurt Gödel. Como científico y como persona creyente, esto realmente me intrigó, ya que resonaba fuertemente con muchas de las ideas que he encontrado en mis estudios de la fe bahá’í. He aquí los catorce puntos de Gödel:
- El mundo es racional.
- La razón humana puede, en principio, desarrollarse más (mediante ciertas técnicas).
- Existen métodos sistemáticos para la solución de todos los problemas (también el arte, etc.).
- Existen otros mundos y seres racionales de un tipo diferente y superior.
- El mundo en el que vivimos no es el único en el que viviremos o hemos vivido.
- Hay incomparablemente más cosas conocibles a priori de las que se conocen actualmente.
- El desarrollo del pensamiento humano desde el Renacimiento es completamente inteligible.
- La razón en la humanidad se desarrollará en todas las direcciones.
- Los derechos formales constituyen una verdadera ciencia.
- El materialismo es falso.
- Los seres superiores están conectados con los demás por analogía, no por composición.
- Los conceptos tienen una existencia objetiva.
- Existe una filosofía y una teología científicas (exactas), que se ocupan de conceptos de la más alta abstracción; y esto también es sumamente fructífero para la ciencia.
- Las religiones son, en su mayoría, malas, pero la religión no lo es.
El artículo de Englert en Aeon explica algunos de estos puntos a través de las cartas de Gödel. Por ejemplo, sobre el primer punto, «El mundo es racional», Gödel explicaba en una carta a su madre fechada el 23 de julio de 1961:
¿Hay alguna razón para suponer que el mundo está organizado racionalmente? Yo creo que sí. Porque no es en absoluto caótico y arbitrario, sino que, como demuestra la ciencia natural, reina en todo la mayor regularidad y orden. El orden es, en efecto, una forma de racionalidad.
En otro pasaje, Gödel pasa a explicar por qué la racionalidad del mundo motiva su creencia en una vida después de la muerte:
Si el mundo está organizado racionalmente y tiene sentido, entonces debe ser así. Porque, ¿qué clase de sentido tendría crear un ser (el ser humano) con un campo tan amplio de posibilidades de desarrollo personal y de relación con los demás, para luego dejarle que no alcance ni una 1/1.000 parte de él?
Esto también está relacionado con el quinto punto de Gödel: «El mundo en el que vivimos no es el único en el que viviremos o hemos vivido».
Sorprendentemente, estas ideas fueron formuladas por primera vez por Abdu’l-Bahá, quien las expuso originalmente más de medio siglo antes en su libro de 1906 «Contestación a unas preguntas»:
La naturaleza está sujeta a una organización absoluta, a determinadas leyes, a un orden completo y a un designio consumado, de los cuales nunca se apartará. Ello es cierto a tal punto que si observases atentamente y con visión penetrante desde el más pequeño e invisible átomo hasta los grandes cuerpos celestes como el globo solar u otras grandes estrellas y luminosas esferas, ya sea que fijes tu atención en su orden, composición, forma o movimientos, descubrirás que todos poseen el grado más elevado de organización, y que están regidos por una ley única de la que jamás se apartan.
Abdu’l-Bahá reforzó este punto en otro pasaje:
Y si una vida humana, con su ser espiritual, estuviese limitada a este lapso terrenal, entonces, ¿cuál sería la cosecha de la creación? Es más, ¿cuáles serían los efectos y los resultados de la Divinidad misma? Si tal noción fuese verdadera, entonces todas las cosas creadas, todas las realidades contingentes y la totalidad de este mundo de la existencia carecerían de sentido. Dios no permita que alguien se atenga a tal ficción y craso error.
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Compárese también el cuarto punto de Gödel: «Existen otros mundos y seres racionales de un tipo diferente y superior», con los puntos de vista compartidos en los escritos incluso anteriores del siglo XIX de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í: «Has de saber que cada estrella fija tiene sus propios planetas, y cada planeta sus propias criaturas, cuyo número ningún hombre puede calcular« y «Has de saber que, en verdad, los mundos de Dios son incontables en su número e infinitos en su extensión. Nadie puede contarlos ni comprenderlos salvo Dios, el Omnisciente, el Sapientísimo«.
¿Anticiparon y previeron las enseñanzas bahá’ís las ideas de científicos y pensadores de renombre como Gödel? En el próximo artículo de esta breve serie, examinaremos las pruebas en un área específica: la reencarnación.
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