Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que la revelación de Bahá’u’lláh ha revolucionado la vida humana:
El equilibrio del mundo ha sido trastornado por la vibrante influencia de este más grande, este nuevo Orden Mundial. La vida ordenada de la humanidad ha sido revolucionada por medio de este Sistema único y maravilloso, nada semejante al cual jamás han presenciado ojos mortales. – Bahá’u’lláh, El Libro Más Sagrado, pág. 118.
En octubre de 2018, la Casa Universal de Justicia nos proporcionó una visión sobre la condición del mundo:
El orden del mundo ha sido alterado, severas y numerosas convulsiones han sacudido sus cimientos. Las condiciones empeoran a diario, la confusión y el miedo han afectado a la humanidad, y el dolor y las dificultades experimentadas por la generalidad de los pueblos han aumentado considerablemente. Las fuerzas destructivas del materialismo dominan tanto oriente como occidente y han provocado un atolladero de injusticia y prejuicio que ha manchado y dejado sin poder a las alas de la sociedad, mientras que el espíritu humano, que está creado para ascender hacia el reino divino, ha sido esclavizado en las garras de la codicia y la astucia y se ven privados de la generosidad de la luz de la verdadera religión … La situación del mundo nos recuerda la siguiente declaración de Abdu’l-Bahá: “El caos y la confusión aumentan diariamente en el mundo. Alcanzarán tal intensidad que harán que el cuerpo de la humanidad sea incapaz de soportarlos. Entonces los hombres se despertarán”. – La Casa Universal de Justicia, 24 de octubre de 2018.
Afortunadamente, de forma paralela a estas fuerzas destructivas y desintegradoras, que el materialismo alienta directa o indirectamente al promover el capitalismo voraz y descontrolado, la dominación de los ricos sobre los pobres, la glorificación y la adquisición inmoderada de la riqueza, y la indiferencia ante el sufrimiento y el hambre de las personas, una fuerza opuesta, integradora y constructiva también está en constante aumento. La Casa Universal de Justicia explicó:
«…aunque devastadoras en sus efectos, las fuerzas de desintegración tienden a arrasar las barreras que bloquean el progreso de la humanidad, abriendo camino para que el proceso de integración reúna a diversos grupos y revele nuevas oportunidades de cooperación y colaboración». – Ibid.
En abril de 2010, la Casa Universal de Justicia describió esta fuerza espiritual de integración como «el espíritu de solidaridad mundial que es una manifestación indirecta de la concepción de Bahá’u’lláh del principio de la unidad de la humanidad» que permitirá a la humanidad construir una nueva civilización, el cual es el objetivo de la revelación de Bahá’u’lláh .
Abdu’l-Bahá habló de dos tipos de civilización: material y espiritual:
«…la civilización material no se adecua a las necesidades de la humanidad y no puede ser la causa de su felicidad. La civilización material es como el cuerpo, y la civilización espiritual como el alma. Sin el alma el cuerpo no puede vivir». – Abdu’l-Bahá en Londres, pág. 30.
En otras palabras, una civilización no puede sostenerse a menos que se combinen sus aspectos materiales y espirituales; de lo contrario, estará condenada al fracaso y la desintegración, como podemos ver en el mundo actual que está envuelto en la civilización material.
De hecho, al reflexionar sobre la situación mundial, nos damos cuenta de que la humanidad está pasando por un período turbulento de transición. Por un lado, estamos orgullosos de estar en la cima de la civilización material con descubrimientos sin precedentes y maravillosos logros científicos y tecnológicos. Por otro lado, vemos un mundo golpeado por la guerra, la violencia y la injusticia social. Estamos contaminando el medio ambiente y provocando un cambio climático desastroso como resultado de la sobreexplotación de la naturaleza y el agotamiento de los recursos materiales. En términos materiales, nuestro futuro se ve oscuro.
En nuestra sociedad moderna, mientras exploramos los misterios de la vida en otros planetas, parecemos ser muy indiferentes a la gran disparidad entre ricos y pobres y la difícil situación de los indigentes en la Tierra. Los pueblos continúan enfrentando conflictos de guerras y prejuicios raciales, religiosos, económicos y políticos. Los jóvenes pierden la esperanza y recurren a drogas peligrosas, con consecuencias fatales, para curar su desesperación. Millones de personas mueren cada año de hambre y enfermedades, y otras están ansiosas y temerosas debido a la constante amenaza de una destrucción masiva, preguntándose sobre el futuro de sus hijos y de la humanidad entera. Estos son signos de perturbación en el equilibrio del mundo, la desaparición de un antiguo orden mundial y el declive de la civilización material.
Las personas buscan su verdadera identidad y su auténtico yo; sin embargo, el yo no es algo material que se busque exteriormente, solo puede encontrarse dentro de nosotros. Por lo tanto, para responder a esta pregunta es esencial educar a la humanidad acerca de la realidad espiritual de los seres humanos. Los bahá’ís creen que esto se puede lograr al sumergirnos en el océano de los escritos bahá’ís.
El materialismo no puede eliminarse completamente porque vivimos en un mundo material, pero sus efectos pueden ser equilibrados y mitigados a través del poder del espíritu humano que, iluminado por la revelación divina, se esfuerza por lograr la moderación y el equilibrio entre las necesidades materiales y espirituales de la humanidad. Los bahá’ís creen que:
«…que la religión sin ciencia pronto degenera en superstición y fanatismo, mientras que la ciencia sin religión se convierte en un instrumento de materialismo descarnado; que la verdadera prosperidad, fruto de una coherencia dinámica entre las necesidades materiales y espirituales de la vida, se volverá cada vez más lejana, mientras el consumismo siga actuando como el opio del alma humana». – La Casa Universal de Justicia, marzo 02, 2013.
El resultado final de una civilización que promueva tanto el bienestar material como el bienestar espiritual será la prosperidad y la felicidad para todos los seres humanos. Bahá’u’lláh escribió:
No os ocupéis con vuestros propios asuntos; que vuestros pensamientos se fijen en lo que será capaz de restituir la prosperidad de la humanidad y santificar los corazones y almas de los hombres. La mejor manera de lograr esto es mediante acciones puras y santas, vida casta y comportamiento digno. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los Escritos de Bahá’u’lláh, pág. 49.
Las enseñanzas bahá’ís enfatizan que las personas deben adquirir «susceptibilidades divinas» para remediar los desafíos materialistas de la vida:
En medio de una civilización desgarrada por luchas y debilitada por el materialismo, la gente de Bahá está construyendo un mundo nuevo. En este momento nos enfrentamos a oportunidades y responsabilidades de gran magnitud y gran urgencia. Deje que cada creyente en su corazón más íntimo decida no dejarse seducir por los atractivos efímeros de la sociedad que lo rodea, ni dejarse arrastrar por sus enemistades y sus esfuerzos perecederos, sino transferir todo lo que pueda del viejo mundo al nuevo mundo que es la visión de su anhelo y será el fruto de sus labores. – La Casa Universal de Justicia , diciembre de 1963.
En conclusión, no debemos sentirnos perturbados o desanimados de ninguna manera por las mareas del materialismo. La revelación de Bahá’u’lláh tiene una gran cantidad de joyas de preciosa sabiduría para capacitar a la humanidad para superar el desafío del materialismo.
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