Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Ser bahá’í y formar parte de la comunidad bahá’í local y mundial ofrece una forma de vida muy diferenciada: un entorno alegre, cálido y cariñoso que unifica a las personas de todos los orígenes.
Además de sus enseñanzas básicas, la fe bahá’í también tiene sus propios festivales, días festivos y su propio calendario. Cada año bahá’í comienza en el equinoccio de primavera – el primer día de la primavera en el hemisferio norte – con la celebración de Naw-Rúzz, el Año Nuevo bahá’í.
Hay diecinueve meses en el calendario bahá’í, y cada mes contiene diecinueve días. Esto da un total de 361 días. Hay cuatro días intercalares adicionales (días entre los meses) durante los años normales y cinco durante los años bisiestos para completar el número requerido de días anuales en un calendario solar.
La Era Bahá’í (BE) comenzó con la declaración del Báb el 23 de mayo de 1844. Bahá’u’lláh prometió que la Era Bahá’í duraría mucho más allá de la aparición del próximo mensajero de Dios en no menos de mil años. Al principio de cada mes bahá’í, los bahá’ís se reúnen y celebran la Fiesta de Diecinueve Días, una reunión espiritual que incluye oraciones, lecturas de los escritos bahá’ís, consultas comunitarias y, sí, también refrescos y socialización. Cada mes bahá’í lleva el nombre en árabe de un atributo de Dios:
Bahá (Esplendor)
Jalál (Gloria)
Jamál (Belleza)
Azamat (Grandeza)
Núr (Luz)
Rahmat (Misericordia)
Kalimat (Palabras)
Kamal (Perfección)
Asmá (Nombres)
Izzat (Poder)
Mashiyyat (Voluntad)
Ilm (Conocimiento)
Qudrat (Poder)
Qawl (Discurso)
Masa’il (Preguntas)
Sharaf (Honor)
Sultán (Soberanía)
Mulk (Dominio)
Alá (Sublimidad)
La Fiesta de Diecinueve Días reúne a los miembros de la comunidad bahá’í para la adoración, la consulta y el compañerismo, proporcionando una ocasión de hospitalidad y unidad. El programa de cada Fiesta de Diecinueve Días se divide a menudo en tres partes para corresponder a estos propósitos ya mencionados. La parte devocional consiste en la lectura principalmente de los escritos y oraciones bahá’ís de Bahá’u’lláh, el Bab y Abdu’l-Bahá, y ocasionalmente de las sagradas escrituras de otras religiones.
Los bahá’ís no tienen clero, lo que significa que las comunidades locales bahá’ís son guiadas y gobernadas por organismos elegidos democráticamente llamados Asambleas Espirituales Locales. El propósito de la parte consultiva de la Fiesta es permitir a los individuos bahá’ís discutir las necesidades y objetivos del lugar donde viven, y ofrecer sugerencias a la Asamblea Espiritual Local de ese pueblo o ciudad. No existe un servicio fijo, liturgia o sermón. Quien se haya ofrecido a ser anfitrión de la Fiesta de los Diecinueve Días es libre de elegir qué escritos se leen, y a veces puede haber música o canto, dependiendo de los talentos musicales de los bahá’ís en la comunidad. Los refrescos son suministrados por el anfitrión o contribuidos por los bahá’ís que asisten. Sin embargo, la forma que toma la Fiesta de los Diecinueve Días no es tan importante como el espíritu que se genera. Como escribió Bahá’u’lláh en su Libro Sagrado:
En verdad, se os ordena que una vez al mes ofrezcáis una fiesta, aunque solamente se sirva agua, pues Dios Se ha propuesto enlazarlos corazones entre sí, aunque sea por medios tanto terrenales como celestiales.
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