Los bahá’ís creen que Dios envía diferentes profetas, o manifestaciones de Dios, para revelar mensajes divinos a la humanidad. Estas manifestaciones incluyen a Abraham, Zoroastro, Moisés, el Buda, Krishna, Jesucristo, Mahoma, el Báb, y el fundador de la fe bahá’í, Bahá’u’lláh.
En español, Bahá’u’lláh significa «La Gloria de Dios», y los bahá’ís creen que su llegada fue anunciada en muchas de las religiones del mundo. Los escritos bahá’ís dicen:
«Para Israel fue nada más y nada menos que la encarnación del
«Padre Sempiterno», el «Señor de las Huestes», Que había descendido «con los diez mil santos»; para la cristiandad, Cristo retornado en «la gloria del Padre», para el islam, el regreso del Imam usayn; para el islam sunní, el descenso del «Espíritu de Dios» (Jesucristo); para los zoroástricos, el prometido áh-Bahrám; para los hindúes, la reencarnación de Krishna; para los budistas, el quinto Buda».
Los bahá’ís ven a Bahá’u’lláh como el último mensajero divino que ha fundado una religión mundial importante y ha iniciado una nueva era de desarrollo humano. Nacido como Mirza Husayn Ali, en Teherán, Persia, en 1817, Bahá’u’lláh fue conocido desde muy joven como «el padre de los pobres» por su trabajo desinteresado ayudando a los indigentes y a los pobres. En 1863, comenzó a enseñar abiertamente la fe bahá’í, con sus mensajes revolucionarios de la unicidad de la humanidad, la unicidad de la religión, la igualdad de hombres y mujeres, el acuerdo de la ciencia y la religión, y el establecimiento de un sistema global de gobierno.
Los bahá’ís sufrieron 40 años de exilio, tortura y prisión, todo por anunciar que había nacido una nueva revelación. Bahá’u’lláh llamó al mundo entero a la acción colectiva y a la unidad, y ese llamado, según creen los bahá’ís, ha inaugurado una nueva era de espiritualidad, armonía y maduración humana.
A diferencia de muchas religiones del pasado, los bahá’ís tienen los escritos originales de Bahá’u’lláh, su hijo y sucesor, Abdu’l-Bahá, así como del Guardián de la fe bahá’í, Shoghi Effendi, y, desde 1963, la Casa Universal de Justicia, el órgano mundial de gobierno de la fe bahá’í elegido democráticamente por nueve miembros. Los bahá’ís confían y veneran esos escritos inspiradores y los ven como la fuente de la guía continua para la humanidad. Han sido traducidos a cientos de idiomas, incluidos los tribales e indígenas, para ponerlos a disposición de todos.