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Matrimonio y luz

Ramine Yazhari | Sep 3, 2022

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Ramine Yazhari | Sep 3, 2022

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Esta apreciada oración bahá’í por el matrimonio pide al Creador que transforme la unión de la pareja en algo hermoso, mágico y misterioso: una emanación de luz.

Haz que este matrimonio sea como un haz de luz de Tu abundante gracia, oh mi Señor, el Todomisericordioso, y como rayos luminosos de Tus dádivas, oh Tú, el Benéfico, el Eterno Donador.

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Al reflexionar sobre este pasaje, durante un día de verano, bañados por los rayos del brillante orbe en el cielo, calentados y energizados y ocasionalmente cegados por su brillo, podríamos preguntarnos: ¿Cuál es la naturaleza de la luz?

El físico y filósofo Dr. Arthur Zajonc trató de explorar esta cuestión al diseñar una caja especial que luego llenó de luz. Colocó un proyector en uno de los extremos, pero cuidando de que su luz viajara directamente a través de la caja, sin alcanzar ni iluminar ningún objeto o superficie del interior.

Dentro de la caja había luz pura, y la pregunta que se planteaba era: ¿Qué se ve? ¿Cómo se ve la luz cuando se la deja sola?

De hecho, cuando un observador miraba a través de una abertura en la caja, se encontraba con lo que parecía ser una oscuridad absoluta, nada más que la negrura de un espacio vacío.

Pero en la caja había también una varita que podía moverse dentro y fuera del interior de la caja. Al moverla dentro del espacio, el observador podía ver la varita iluminada por un lado. Está claro que el espacio no estaba vacío, sino lleno de luz. Sin embargo, sin un objeto sobre el que pudiera caer la luz, solo se veía oscuridad.

Esta caja especial había demostrado una verdad sorprendente y que invita a la reflexión: la luz en sí misma es siempre invisible. Solo vemos su reflejo y su manifestación en otros objetos y a través de ellos, pero no la luz en sí misma.

Los escritos bahá’ís sugieren que nuestra experiencia espiritual en este mundo es muy parecida al interior de este espacio lleno de luz. Estamos inundados continua y generosamente con la luz del espíritu de un sol divino invisible, este espíritu está listo en todo momento para manifestar su poder e influencia cuando se encuentra con un corazón listo, con un pensamiento elevado o una intención pura, con un acto de sacrificio o una acción generosa.

En sus escritos, Abdu’l-Bahá escribió que estas bendiciones de la Divinidad:

… son como un mar sin límites … Las olas de ese mar están continuamente agitándose sobre los corazones … y de esas olas surgen intuiciones del espíritu y ardientes impulsos del alma …. Por lo tanto, haced todo lo posible … para que en cada momento reflejéis nuevos esplendores del Sol de la Verdad. [Traducción provisional de Oriana Vento].

Así como cada persona puede tratar de girar el espejo de su corazón hacia la luz del espíritu que nos baña continuamente, así también el matrimonio está llamado a girar juntos para reflejar los rayos de este sol invisible.

Ellos reflejan estos rayos con su apoyo y amabilidad hacia el otro. «Tu corazón es hermoso. Tu trabajo duro se nota y se aprecia. Eres considerado y generoso». La luz brilla en sus palabras.

Reflejan estos rayos llamando a los demás a alturas más nobles, trabajando para sacar lo mejor de cada uno, afrontando las inevitables pruebas de la vida con paciencia y principios.

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Reflejan estos rayos divinos creando un ambiente en el hogar y en la relación que sea consultivo, solidario, justo, seguro, veraz y digno de confianza.

Reflejan estos rayos del espíritu en los niños que crían en este entorno, trabajando para inculcarles el mismo deseo de pulir los espejos de sus corazones: ser generosos, trabajadores, amables, humildes, creativos, cariñosos, centrados en el exterior, enamorados de la justicia, llenos de anhelo de servir a sus semejantes.

En el centro de una ceremonia de matrimonio bahá’í, la pareja recita un sencillo voto en presencia de dos testigos: «Todos, en verdad, nos atendremos a la Voluntad de Dios».

Si nos imaginamos la Voluntad de Dios simbólicamente como la luz de la guía y el amor y la providencia que emana de un sol divino invisible, también podríamos visualizar en este poderoso verso: «Todos, en verdad, nos atendremos a la Voluntad de Dios», a la pareja recién casada de pie individualmente en su lugar, cada uno volviéndose hacia estos rayos que brillan sobre ellos. A medida que abren sus corazones y desarrollan su interior, este sol los acerca. A medida que se acercan a esta fuente, la distancia entre los dos individuos se hace cada vez más pequeña. Se acercan cada vez más con el paso del tiempo, brillando en el calor de ese sol espiritual.

¡Oh mi Señor, oh mi Señor! Estos dos astros brillantes están desposados en Tu amor… Haz que este matrimonio sea como un haz de luz de Tu abundante gracia, oh mi Señor, el Todomisericordioso, y como rayos luminosos de Tus dádivas, oh Tú, el Benéfico, el Eterno Donador, para que de este gran árbol broten ramas que crezcan verdes y florecientes mediante las dádivas que llueven de Tus nubes de gracia.

En verdad, Tú eres el Generoso. En verdad, Tú eres el Compasivo, el Todomisericordioso.

Este artículo es una adaptación de las amorosas palabras ofrecidas en honor al matrimonio de la sobrina de la autora, Malaika, y su esposo, Faizi.

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