Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
¿Ha intentado alguna vez ayunar, pero se ha desanimado rápidamente por la dificultad de encontrar un ayuno adecuado, o por el reto de cumplir con su intención de ayunar?
Hay ayunos secos (sin alimentos ni líquidos durante un tiempo determinado), ayunos húmedos (solo se permiten líquidos) y ayunos intermitentes (no comer hasta las 11 de la mañana, ayunar un día a la semana, o variaciones de los mismos). Independientemente de la opción elegida, unirse a otras personas con las mismas convicciones e intenciones, y conocer los beneficios físicos y espirituales del ayuno, facilitan mucho el seguimiento y la perseverancia. Sin este apoyo, es difícil que la mayoría de las personas continúen durante el tiempo prescrito.
La oración y el ayuno son dos pilares fundamentales en las grandes religiones. Bahá’u’lláh, el fundador de la Fe bahá’í, pide a sus creyentes que ayunen anualmente, si la salud lo permite. Alentándonos, Bahá’u’lláh escribió:
Aquel que no realiza buenas obras ni actos de adoración es como un árbol que no da fruto, y una acción que no deja rastro.
Según él mismo reconoce, el ayuno no es fácil:
Aunque aparentemente el ayuno es difícil y laborioso, con todo, por dentro es una dádiva y una tranquilidad.
Describió sus beneficios en hermosos pasajes como este:
Verdaderamente, afirmo que el ayuno es el remedio supremo y la más grande curación para la enfermedad del egoísmo y la pasión.
También explicó que uno de los propósitos del ayuno es que “…los que poseen medios sean informados de las penalidades y sufrimientos de los desposeídos”.
Además de esta guía, Bahá’u’lláh reveló muchas hermosas oraciones para el ayuno que pueden ayudar en gran medida a los bahá’ís, y a cualquiera que desee unirse a ellos, a practicar el ayuno bahá’í: un ayuno seco que implica la abstención de comida y bebida desde el amanecer hasta la puesta del sol durante 19 días a partir de principios de marzo. Estas oraciones de ayuno nos ayudan a alejarnos de nosotros mismos y dirigirnos a Dios. En una oración en particular -del mismo estilo reconfortante y repetitivo que la Oración Larga de Curación y la Oración por los Muertos- Bahá’u’lláh, en un lenguaje bello y descriptivo, hace un llamamiento al Creador por sus cualidades (su nombre, su palabra, su signo, su belleza, etc.) y le pide que nos ayude. Las catorce peticiones incluidas en esta oración larga para el ayuno revelan muchos beneficios del ayuno y proporcionan una iluminación espiritual digna de contemplar en cualquier momento. Las 14 peticiones son:
No estar alejado de Dios: “…que no me eches de la puerta de la ciudad de Tu presencia, ni frustres las esperanzas que he puesto en las manifestaciones de Tu gracia entre Tus criaturas”.
Acercarnos a Dios: “… que me acerques cada vez más al umbral de Tu puerta y no permitas que esté alejado de la sombra de Tu misericordia ni del dosel de Tu generosidad”.
Sumergirse en los versos de Dios: “…que me atraigas con la fragancia de Tu vestidura y me des a beber del vino escogido de Tu Expresión”.
Servir a la Causa de Dios y no dejarse influenciar por los incrédulos: “…que me capacites para servir a Tu Causa de tal modo que no retroceda ni me vea obstaculizado por las insinuaciones de quienes han puesto reparos a Tus señales y han dado la espalda a Tu rostro”.
Ser favorecido por Dios al contemplarlo y beber de sus versos: “…que me permitas contemplar el Sol de Tu Belleza y me proveas con el vino de Tu expresión”.
Hacer la voluntad de Dios: “…que me ayudes bondadosamente a hacer lo que Tu voluntad ha deseado y Tu propósito ha manifestado”.
Desapegarnos: “… que me permitas morir a todo lo que poseo y vivir para todo lo que a Ti Te pertenece”.
Recordar a Dios a otros: “… que me ayudes a recordarte entre Tus criaturas y a ensalzarte entre Tu pueblo”.
Ser protegido y mantenerse cerca de la voluntad de Dios: “…que me alejes de todo cuanto Tu voluntad detesta y me acerques al lugar donde ha resplandecido Aquel que es la Aurora de Tus señales”.
Conocer las gemas de la sabiduría de Dios: “…que me des a conocer lo que estaba oculto en los tesoros de Tu conocimiento y escondido en los depósitos de Tu sabiduría”.
Ser contado entre los elegidos de Dios: “… que me cuentes entre aquellos que han alcanzado lo que Tú has enviado en Tu Libro y manifestado por Tu voluntad”.
Bendecir a todos los que han observado el ayuno: “…que decretes para todo el que se haya vuelto hacia Ti, y haya observado el ayuno prescrito por Ti, la recompensa decretada para aquellos que no hablan sino con Tu permiso, y quienes han renunciado a todo lo que poseían en Tu camino y por amor a Ti”.
Absolver los pecados de los que ayunan: “… que absuelvas las faltas de quienes se han mantenido firmes en Tus leyes y han observado aquello que Tú les has prescrito en Tu Libro”.
Con todas estas promesas, ¿no querrías tú también ayunar?
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo