Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La gente a menudo describe la meditación como un medio de relajación, una forma de desacelerar nuestra respiración y calmar nuestros pensamientos, pero es mucho más que eso. La meditación es una experiencia única, profunda y mística que nos permite recibir entendimiento y guía. Cuando entramos en un estado meditativo, recibimos curación para nuestros cuerpos y fuerza para nuestros espíritus.
1. La meditación nos da respuestas a nuestras preguntas o problemas
Los bahá’ís creen que la mediación es parte de la oración. Cuando rezamos a Dios, a menudo le hacemos preguntas específicas, y es mientras meditamos que esperamos y escuchamos la respuesta. Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, explicó que es necesario que guardemos silencio durante este período de contemplación “puesto que es imposible para una persona hacer dos cosas al mismo tiempo: no puede hablar y meditar a la vez”.
Mientras permanecemos en esta mediación silenciosa, nos estamos comunicando con nuestro espíritu – o nuestro yo superior. Durante una charla en París en 1911, Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh y el intérprete autorizado de los escritos bahá’ís, explicó con más detalle: “En tal estado mental, se hacen ciertas preguntas al espíritu y éste os contesta; la luz se abre paso y la realidad se manifiesta”. Es así como recibimos percepción e inspiración.
2. La meditación es buena para nuestra salud
No solo nuestros espíritus se «informan y fortalecen durante la meditación», como dicen los escritos bahá’ís, sino que nuestras mentes y cuerpos también se fortalecen. De acuerdo con el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, se ha demostrado clínicamente que la meditación ayuda a reducir la presión sanguínea y a aliviar la ansiedad, el estrés, la fatiga, la depresión, el dolor crónico, los trastornos del estado de ánimo y los síntomas comunes de la menopausia. Otros estudios también han encontrado que la meditación aumenta nuestra capacidad de atención, ayuda a las personas a combatir las adicciones y mejora la calidad de nuestro sueño.
Estos beneficios mentales y físicos de la meditación probablemente mejorarán aún más los efectos espirituales que obtenemos de ella. Los bahá’ís creen que el cuerpo y el espíritu están conectados, por lo que naturalmente un cuerpo más saludable llevará a un espíritu más saludable. De hecho, Abdu’l-Bahá escribió, «Cuanto más sano sea su cuerpo, mayor será el poder del espíritu del ser humano; el poder del intelecto, el poder de la memoria, el poder de reflexión será mayor». [Traducción provisional por Oriana Vento].
3. La meditación nos ayuda a tomar mejores decisiones
La meditación también aumenta nuestro discernimiento y claridad cuando tomamos decisiones, y nos ayuda a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal en nuestras vidas.
Como escribió Bahá’u’lláh:
Medita profundamente para que te sea revelado el secreto de cosas invisibles, aspires una fragancia espiritual imperecedera y reconozcas el hecho de que, desde tiempo inmemorial, el Todopoderoso ha probado a Sus siervos y continuará probándoles hasta la eternidad, a fi n de que la luz sea distinguida de las tinieblas; la verdad, de la falsedad; lo justo, de lo injusto; la guía, del error; la felicidad, del infortunio; y las rosas, de las espinas.
Por lo tanto, si alguna vez no estamos seguros de por qué podemos estar experimentando ciertos problemas y cuál debería ser nuestro próximo paso, solo tenemos que meditar sobre la palabra de Dios para recibir orientación y certeza.
4. La mediación puede inspirar creaciones artísticas o descubrimientos científicos
La meditación es genial para impulsar nuestra creatividad e inspirar ideas innovadoras. Sé que cada vez que escribo un poema, me siento como si estuviera en la zona, en un estado de total reflexión y absoluta concentración. Mientras estoy en este estado meditativo, escribir me resulta fácil, ya que registro rápidamente rimas que parecen fluir en mi mente desde una fuente continua de inspiración.
Independientemente de la disciplina que realicemos, o de si somos más artísticos o científicos, los escritos bahá’ís dicen, “El origen de los oficios, las ciencias y las artes es la facultad de la reflexión. Esforzaos para que, de esta mina ideal, puedan surgir fulgurantes las perlas de sabiduría y prolación que fomenten el bienestar y la armonía de todas las razas de la tierra”.
Somos bendecidos por tener estos poderes espirituales de pensamiento, reflexión e imaginación. Podemos usarlos para pensar en ideas que beneficien nuestras vidas y mejoren el bienestar de la humanidad. Como dijo Albert Einstein, «La imaginación lo es todo. Es el anticipo de las próximas atracciones de la vida».
5. La meditación crea fuerza espiritual e iluminación
Es alentador saber que, si leo la palabra de Dios, y vacío y purifico mi mente y corazón de todo lo que no es piadoso, el Espíritu Santo vendrá en mi ayuda. Como escribió Abdu’l-Bahá:
Os aseguro ahora, oh siervo de Dios, que si vuestra mente se vacía y purifica de toda mención y pensamiento, y vuestro corazón está atraído totalmente al Reino de Dios, si olvidáis todo excepto a Dios y entráis en comunión con el Espíritu de Dios, entonces el Espíritu Santo os asistirá con un poder que os permitirá penetrar todas las cosas, y un Destello Resplandeciente que lo ilumina todo, una Llama Brillante en el cénit de los cielos, os enseñará lo que no conocéis de los hechos del universo y de la doctrina divina. [Traducción provisional por Oriana Vento].
¿No es emocionante saber que todo lo que necesitamos está latente dentro de nosotros, y solo tenemos que volver nuestros pensamientos hacia dentro para conectarnos con Dios y encontrar lo que estamos buscando? Como escribió Bahá’u’lláh, “Vuelve tu vista hacia ti mismo, para que Me encuentres estando firme dentro de ti, fuerte, poderoso y autosubsistente”. Ya sea que busquemos curación física o iluminación espiritual, es reconfortante saber que la meditación puede guiarnos en el camino.
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