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Espiritualidad

5 maneras de convertirse en un ángel

Rodney Richards | Jun 10, 2021

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Rodney Richards | Jun 10, 2021

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He aquí una antigua interrogante: ¿cómo podemos los seres humanos volvernos angelicales?

En otras palabras, ¿cómo utilizamos nuestra energía limitada, nuestros recursos, o incluso solo la resolución interior para sacar lo mejor de nuestras propias vidas, para provocar los cambios que queremos ver en nosotros mismos y en el mundo? En otras palabras, ¿cómo podemos convertirnos en seres angelicales?

En el ensayo anterior de esta serie, aprendimos que las enseñanzas bahá’ís definen a los ángeles como:

…son seres benditos que han cortado todos los lazos con este mundo inferior, se han librado de las cadenas del yo y de los deseos de la carne y han anclado sus corazones en los dominios celestiales del Señor.

Empecemos con un principio tan antiguo como la vida misma: para llenar una taza, primero hay que desechar los residuos anteriores; luego podemos verter la nueva vida de forma gradual y completa, renovando la esencia del amor y la felicidad. Nadie puede llenar un vaso que ya está lleno. Necesitamos agua limpia y pura para vivir, y necesitamos motivaciones limpias y puras para liberarnos «de las cadenas del yo» y convertirnos en almas angelicales. Nyogen Senzaki escribió una vez: «Como esta copa, estás lleno de tus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo mostraros la sabiduría si antes no vaciáis vuestra copa?».

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Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, escribió:

Todo el deber del hombre en este Día es alcanzar aquella parte del torrente de la gracia que Dios derrama para él. Por tanto, que ninguno considere si el receptáculo es grande o pequeño. La porción de algunos puede caber en la palma de una mano, la porción de otros pudiera llenar una taza y la de otros alcanzar la medida de un galón.

Si nos aferramos a nuestras viejas costumbres sin vaciar nuestra copa, nunca recibiremos ese torrente de gracia que describe Bahá’u’lláh. Así que primero, si quieres convertirte en angelical, debes creer tanto en ti mismo como en los demás para hacer lo correcto y actuar correctamente. Debes vaciar tu copa. Aquí todos somos ángeles, ¿recuerdas?

En un discurso que pronunció en París en 1911, Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh y su intérprete autorizado, dijo:

Rogad a Dios que os fortalezca en la virtud divina, para que seáis como ángeles en el mundo, y faros de luz para revelar los misterios del Reino a quienes poseen un corazón comprensivo.

En segundo lugar, no puedes cambiar el mundo si no estás dispuesto a cambiar tú mismo. Para ello debes saber que eres una poderosa creación de Dios. Debes reconocer y nutrir tu ángel interior. Según Bahá’u’lláh:

¡OH HIJO DEL ESPÍRITU! Te creé rico, ¿por qué te reduces a la pobreza? Te hice noble, ¿por qué te degradas a ti mismo? De la esencia del conocimiento te di el ser, ¿por qué buscas esclarecimiento en alguien fuera de Mí? De la arcilla del amor te moldeé, ¿cómo puedes ocuparte con otro? Vuelve tu vista hacia ti mismo, para que Me encuentres estando firme dentro de ti, fuerte, poderoso y autosubsistente.

En tercer lugar, hay que empezar, por algo pequeño o por algo grande, aunque es más fácil empezar por algo pequeño y construir sobre ello. Esto significa empezar también por tus propios comportamientos y pensamientos. Ora. Frecuentemente. Con sinceridad. Tómate el tiempo necesario para escribir un plan de acción, y luego síguelo. Haz un fuerte compromiso interior para desarrollar tu mejor y más elevado yo, y para adoptar y fortalecer las cualidades espirituales angélicas de bondad, paz y unidad. Como escribió Abdu’l-Bahá:

…los logros sublimes del hombre radican en las cualidades y atributos que pertenecen exclusivamente a los ángeles… Por tanto, cuando del hombre emanan las cualidades loables y la conducta elevada, se convierte en un ser celestial, un ángel del Reino, una realidad divina y un fulgor de los cielos. En cambio, cuando se dedica a la guerra, a la lucha y al derramamiento de sangre, llega a ser más vil que la más feroz de las criaturas salvajes.

En cuarto lugar, no intentes imponer tu punto de vista en los demás. Escucha e investiga primero, de forma profunda, atenta y cariñosa, como si estuvieras prestando atención a tu mejor amigo. Reflexiona sobre lo que te cuentan o te muestran. No descartes sus experiencias solo porque sean diferentes a las tuyas. Intégralas con tus propios pensamientos y sentimientos. Empatiza. Sé angelical.

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En quinto lugar, y aquí es donde más fallamos, generalmente no damos al proceso de cambio el tiempo suficiente para cambiar. Somos impacientes y prepotentes. Queremos un cambio instantáneo e inmediato, pero sin haber preparado una renovación cuidadosamente planificada. Aquí es donde un plan de acción es de vital importancia. Aprende a cooperar y a trabajar con los demás, no contra ellos. Inclínate como la rama y sé firme como el tronco cuando se trate de principios y verdades universales. Reconoce que todos tenemos una naturaleza inferior y otra superior, e invita a todas las personas, incluido tú mismo, a orientarse hacia lo divino y lo espiritual:

El hombre tiene dos aspectos: el físico, sujeto a la naturaleza, y el misericordioso o divino, conectado con Dios. Si la disposición física o natural superara en él a la celestial o misericordiosa, sería, entonces, al más degradado de los seres animales; y si triunfase lo divino y espiritual sobre lo humano y natural, sería, verdaderamente, un ángel.

En realidad -física, mental, espiritualmente y en todas las formas conocidas por el hombre- no podemos tener éxito solos. Somos un ejército de ángeles, cohorte sobre cohorte en hecho y en realidad. Dependemos de los otros ángeles en nuestras vidas para ayudarnos a ser tan angelicales como podamos.

Unamos nuestros brazos y manos en solidaridad y cambiemos las partes terribles de la existencia por los reinos celestiales del Paraíso.

Aquí en la tierra.

Ahora.

Millones de ángeles ahí fuera pueden necesitar nuestra ayuda.

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