Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
La mayoría de personas recuerdan a Charles Darwin, un destacado científico en su época, por su teoría de “la sobrevivencia del más apto”.
Esta la perspectiva de la evolución que pone una criatura del mundo natural, incluyendo los humanos, contra otras, en una oposición inherente entre criaturas. Algunos dicen incluso que su teoría inició una visión mundial caracterizada por división y competencia.
Sin embargo, si profundizamos un poco más en sus escrituras, encontramos el otro lado de la historia, una que es desconocida, pasada por alto o, en el mejor de los casos, malentendida. Esta visión mundial caracterizada por divisiones, que ha estado presente por muchos siglos antes de Darwin, y muchos de sus seguidores intentan promover su teoría como un último intento de aferrarse a esta obsoleta forma de percibir el mundo. Además, la teoría completa de Darwin, examinada de cerca, se alinea más con los principios espirituales emergentes de su tiempo de lo que podríamos creer.
Durante la vida de Darwin, la consciencia humana colectiva del año 1852 dio un gran salto con la revelación de los escritos sagrados de Bahá’u’lláh, el fundador de la Fe Bahá’í. Las enseñanzas Bahá’ís se basan en el principio de unidad de la familia humana, lo cual constituye el fundamento espiritual más importante para nuestra época, que es avanzar más allá de las normas prevalecientes de nacionalismo actual:
“La Tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos … Son los frutos de un mismo árbol y las hojas de una misma rama… Tan potente es la luz de la unidad que puede iluminar toda la tierra». Bahá’u’lláh, Pasaje de los Escritos de Bahá’u’lláh, p. 250, 288.
Las enseñanzas Bahá’ís ofrecen una visión completamente elaborada sobre la evolución, en la que todas las cosas están interconectadas y dependen del mismo Creador y, por lo tanto, siguen las mismas leyes y principios en todos los reinos, incluyendo la evolución colectiva de la humanidad, la cual avanza a través de fases, así como lo hace el individuo mismo:
«La realidad es una, y cuando se encuentre unificará a la humanidad…La realidad es el conocimiento de Dios… Aquella realidad que subyace en todos los grandes sistemas religiosos del mundo». ‘Abdu’l-Bahá, Promulgación a la Paz Universal, p. 429.
«El orden mundial solo puede basarse en una inconmovible conciencia respecto de la unidad de la humanidad…El reconocimiento de esta verdad requiere el abandono del prejuicio, de todo tipo de prejuicio sea de raza, de clase, de color, de credo, de nación, de sexo, de grado de civilización material, de todo lo que haga que una persona se considere superior a los demás». La Casa Universal de Justicia, La Promesa a la Paz Mundial, p. 15.
Las enseñanzas Bahá’ís consideran la evolución como deliberada, progresiva y conducente a círculos cada vez más grandes de cooperación. La visión de Darwin de la evolución, observada en su totalidad, hace un paralelo perfecto de esto. No solo asistió a la escuela de divinidad antes de emprender su transformador “Viaje del Beagle” a las partes más remotas del mundo, pero también reconoció que la ley natural de la cooperación coexiste con su teoría de “la sobrevivencia del más apto”.
Una mirada más cercana a la visión de Darwin revela una conexión intrigante entre su teoría y las enseñanzas Bahá’ís. Introducido en “El origen del hombre” de Darwin (1871) es la gema de la evolución progresiva.
“Adelantado el hombre en civilización, y reuniéndose las pequeñas tribus en comunidades más grandes, la simple razón indica a cada individuo que debe extender sus instintos sociales y su simpatía a todos los miembros de la misma nación, aunque personalmente le sean desconocidos. Llegado a este punto, sólo una valla artificial se opone a que sus simpatías se hagan extensivas a los hombres de todas las naciones y razas”. -Charles Darwin, “El origen del hombre”, p. 83.
¿Qué es lo que está tratando de transmitir con esto, si no es el altruismo colectivo o la Regla de Oro a grandes rasgos? En una declaración, Darwin menciona la ley natural de la cooperación desde un nivel individual hasta uno global. El próximo paso en esta trayectoria evolutiva, que no le faltan altibajos, es otro principio espiritual universal de la paz en la tierra, la cual no solo es prometida por todas las tradiciones espirituales del mundo, sino también vista como inevitable en los Escritos Bahá’ís.
¿Podría ser que mientras las Enseñanzas Bahá’ís se revelaban al mundo, Darwin, de alguna forma, recibía estas energías espirituales y las integraba en visión revolucionaria sobre la evolución? ¿Podría ser que otros pensadores vanguardistas de esos tiempos como los trascendalistas y, poco después, los teóricos cuánticos han sido influenciados de la misma manera para ayudar al avance de la consciencia humana en esas áreas?
El núcleo de los principios Bahá’ís es que la armonía de la ciencia y la religión, la razón y la fe son vías complementarias (y necesarias) para comprender completamente la naturaleza de la realidad. El avance de cada uno va mano a mano con el otro.
En nuestra época, la ciencia y la religión también parece estar de acuerdo con la idea de la evolución progresiva. Las enseñanzas Bahá’ís dicen:
«Todos los seres, ya sean grandes o pequeños fueron creados perfectos y completos desde el principio. Lo que ocurre únicamente es que sus perfecciones se exteriorizan de manera gradual. La ley de Dios es única; la evolución de la existencia es única; el orden divino es único. Por grandes o pequeños que sean, todos los seres están sujetos a una ley y orden únicos. No hay semilla que no encierre desde el principio todas las perfecciones vegetales. … Cuando observes este sistema universal, podrás apreciar que no hay ser alguno que, al llegar a la existencia, haya alcanzado el límite de la perfección. Antes bien, los seres crecen y se desarrollan gradualmente, y luego alcanzan su madurez». Contestaciones a unas preguntas, p. 244.
Otro concepto que conecta las Enseñanzas Bahá’ís fue escrito por Darwin en “El Origen de las Especies” (1859): “Mientras la selección natural funciona únicamente para el bien de cada especie, todos las cualidades corporales y mentales tendrán la tendencia a progresar hasta la perfección” -p. 577.
Cuando combinamos la teoría de la evolución completa de Darwin, construida en base a la idea de que nuestros instintos sociales evolucionan de “tribus pequeñas” a “comunidades más grandes” a “todos miembros de la misma nación” y , finalmente, a “todas las naciones y razas”, con su idea de que la evolución progresa hasta la perfección, su visión global se alinea fluídamente con el principio espiritual de evolución a través de un desenvolvimiento progresivo del orden hasta alcanzar una armonía cada vez más grande.
Es interesante, también, que antes de Charles Darwin, el concepto de evolución apenas había entrado al discurso público. Hoy en día, reconocemos que todo evoluciona: la vida, la cultura, la civilización, la ciencia, la tecnología, las artes e incluso el universo mismo.
La comprensión de lo que Darwin dijo, y lo que quiso decir, así como muy probable fuente de inspiración, es una forma de descifrar cómo toman lugar los saltos evolutivos a grande escala. De hecho, los fundadores de religiones pasadas tuvieron sus propios Darwin y Einstein que tendieron puentes entre la ciencia y la religión, mientras aportaban al avance del espíritu de la época bajo la lupa secular esencial.
Es difícil negar que los fundadores de las religiones del mundo como: Abram, Krishna, Moisés. Zoroastro, Buda, Cristo, Muhammad y, para nuestra época, Bahá’u’lláh han transformado, cada uno a su manera, la vida espiritual de los pueblos del mundo, han cambiado el curso de la vida humana durante los últimos miles de años, y han logrado un salto de consciencia en cada nueva época espiritual que ellos generaban.
Actualmente, entendemos mejor que solo una ley universal gobierna todo, que la realidad es un todo unificado y que la evolución progresiva y la revelación Progresiva son principios paralelos de una misma realidad. Podemos encontrar aliento en estar de acuerdo sobre verdades vitales, como el desarrollo evolutivo que nos guían hacia una consciencia más amplia de la unidad de la familia humana.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo