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¿Cómo una comunidad pacífica resiste a la opresión?

Caroline Fowler | Jul 30, 2023

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Caroline Fowler | Jul 30, 2023

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Las perspectivas políticas y sociales en oposición diametral de la Fe bahá’í y el régimen Nazi son evidentes en las cartas del líder de la comunidad bahá’í a la comunidad bahá’í de Alemania. 

En esa guía, la cual responde directamente a los crecientes y preocupantes eventos de represión que comenzaron a inicios de 1930 y fueron dirigidos hacia la comunidad bahá’í alemana po parte del régimen Nazi, puede ayudarnos a entender cómo una comunidad religiosa pacífica responde a la opresión.

En 1934, Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe Bahá’í después del fallecimiento de Abdu’l-Bahá en 1921, escribió al órgano de gobierno bahá’í en Alemania, su Asamblea Espiritual Nacional, respondiendo sus preguntas acerca de cómo proceder bajo el gobierno Nazi en el contexto de la Fe. En esta carta, Shoghi Effendi resaltó la importancia suprema de la obediencia y la paz, pero reconoció que las políticas e ideas de Hitler “no puede conciliarse” con “la filosofía bahá’í de organización social y política”.

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También advirtió de que la «ola de nacionalismo, tan agresiva y contagiosa» que ha «barrido no sólo Europa sino gran parte de la humanidad» contraviene fundamentalmente las enseñanzas bahá’ís de «paz y hermandad». Además, advirtió que «el mundo se acerca cada vez más a una catástrofe universal» porque los gobiernos se están moviendo en una dirección extremista. Afirmó que, aunque la obediencia es fundamental, la creencia y la práctica de la Fe no deben comprometerse en modo alguno, aunque ello pueda acarrear la muerte. Él aconsejó a los bahá’ís:

… deben obedecer al gobierno bajo el que viven, aun a riesgo de sacrificar todos sus asuntos e intereses administrativos, no deben permitir en ninguna circunstancia que sus creencias y convicciones religiosas internas sean violadas y transgredidas por autoridad alguna.

En 1938, un año después de que los nazis prohibieran la práctica de la Fe bahá’í en Alemania, un representante de Shoghi Effendi escribió en su nombre a los seguidores alemanes para elaborar una estrategia de respuesta a las autoridades alemanas locales y a la Gestapo. Los bahá’ís habían escrito al Guardián pidiéndole consejo sobre cómo proceder después de que se les hubiera notificado que cualquier reunión bahá’í estaba prohibida y sus objetos religiosos permanentemente confiscados. En respuesta, el Guardian advirtió a los bahá’ís alemanes, especialmente en la región de Stuttgart, que cualquier rebelión contra el régimen podría «disgustar» a la policía secreta y que los seguidores debían «guardar absoluto silencio y no insistir más en su caso dirigiendo cualquier apelación a las autoridades de Stuttgart o Berlín». En cambio, el Guardian sugirió que, si era factible y seguro, los seguidores debían «esforzarse por encontrar nuevas vías de acercamiento» poniéndose en contacto con oficiales de más alto nivel de la Gestapo, considerando que su organización «reina suprema en la Alemania de hoy.»

Al igual que en su carta a los bahá’ís alemanes de 1934, el Guardián terminó su discurso con el mensaje de que el mundo está cada vez más tenso y dividido, instándoles a «estar preparados para acontecimientos aún más graves».

Sin embargo, el Guardián afirmó que los bahá’ís de Alemania pueden estar «seguros y confiados» en su fe y en la promesa de Abdu’l-Bahá de un futuro brillante para su comunidad. Ambas cartas de Shoghi Effendi reflejan una perspectiva extremadamente preocupada y a la vez esperanzadora, y sirvieron de guía para los bahá’ís alemanes sobre cómo comportarse y llevar a cabo sus actividades religiosas bajo la opresión. La inquebrantable fidelidad evidente en los escritos de Shoghi Effendi estaba igualmente presente en muchos bahá’ís alemanes, especialmente en aquellos que sufrieron las consecuencias más graves por sus creencias.

Un ejemplo de la persecución extrema a la que se enfrentaron los bahá’ís bajo el régimen nazi fue la detención y ejecución de Lidia Zamenhof en la Polonia controlada por los nazis. Lidia, nacida en 1904 en Varsovia, fue una profesora, escritora y traductora que se acercó a la Fe bahá’í cuando era joven. Hija del oftalmólogo varsoviano L.L. Zamenhof, creador del esperanto, lengua auxiliar universal, Lidia fue responsable de la traducción de varios escritos bahá’ís esenciales y con frecuencia escribió y viajó para enseñar los principios de la Fe.

Tras pasar un tiempo en Estados Unidos con la comunidad bahá’í estadounidense, Zamenhof regresó a su Polonia natal en 1938, justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Tras la invasión alemana de Polonia, la casa de Zamenhof fue bombardeada y ella y su familia arrestados.

Pasó cinco meses en prisión antes de ser enviada al gueto de Varsovia. Su estancia en el gueto estuvo marcada por sus intentos de conseguir alimentos y medicinas para los más vulnerables. Rechazó una oferta de huida de un soldado bahá’í alemán para proteger a los demás habitantes del gueto de las represalias nazis.

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La negativa de Zamenhof a marcharse acabó provocando su trágica muerte, ya que fue transportada en un vagón de ganado desde el gueto de Varsovia a Treblinka en 1942, donde fue asesinada en la cámara de gas a su llegada. En su última carta conocida, escribió: «… Sé que debo morir, pero siento que es mi deber permanecer con mi pueblo. Dios quiera que de nuestros sufrimientos surja un mundo mejor. Creo en Dios. Soy bahá’í y moriré como tal. Todo está en Sus manos».

Eva Toren, una joven amiga de Zamenhof y superviviente de Treblinka, estuvo con Lidia en sus últimas horas. Mientras los nazis gritaban y maltrataban físicamente a sus víctimas, Toren describió a Lidia como «caminando regiamente, erguida, con orgullo, a diferencia de la mayoría de las otras víctimas que estaban comprensiblemente aterrorizadas». La historia de Lidia Zamenhof es sólo un trágico ejemplo de las consecuencias que sufrieron los bahá’ís por el mero hecho de practicar su fe, pero sus últimas comunicaciones y su conducta muestran un rechazo absoluto a comprometer sus creencias, a sabiendas de que eso significaba su muerte.

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