Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
No es ningún secreto que el mundo actual sufre divisiones, desigualdades y problemas sociales, políticos y medioambientales sistémicos que persisten desde hace siglos. ¡Qué desastre!
Los conflictos, la pobreza, la degradación medioambiental, la desigualdad y la injusticia social asolan a la humanidad. Hoy en día, nuestra especie se encuentra en una encrucijada, afrontando retos a todos los niveles. Es fácil desesperarse y abatirse al admitir nuestra aparente impotencia absoluta para intervenir.
Entonces, ¿cómo encuentran los bahá’ís esperanza y propósito durante este período transformador de la historia?
Hace más de 170 años, Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, advirtió a la humanidad sobre el declive del viejo orden mundial, escribiendo: «Pronto el orden actual será enrollado y uno nuevo será desplegado en su lugar. Ciertamente, tu Señor habla la verdad, y es el Conocedor de lo invisible».
Eso me consuela mucho. Cuando un orden fracasa, otro debe levantarse para ocupar su lugar. Sabemos que las cosas tienen que tocar fondo antes de mejorar.
Desde una perspectiva bahá’í, el declive del viejo orden mundial no es solo motivo de desesperación, sino una oportunidad de crecimiento y renovación. Los bahá’ís creen que el mundo está experimentando ahora un proceso de transformación que, en última instancia, conducirá al surgimiento de una civilización global más justa, unificada y armoniosa.
Por desgracia, es fácil dejarse llevar por el alarmismo que vemos en los medios de comunicación. Lamentablemente, las malas noticias se venden mejor que las buenas. Aunque sea difícil encontrar una perspectiva positiva, muchas personas y organizaciones estupendas están trabajando tras bambalinas para lograr un cambio transformador en todos los niveles de la sociedad. Pronto se alcanzará un punto de inflexión y veremos cómo el nuevo crecimiento supera y sustituye al declive.
Alguien describió una vez este proceso de integración y desintegración tomando ejemplos de la naturaleza: en este caso, un bambú chino. Durante cinco largos años después de plantarlo y proporcionarle las condiciones ideales, no parece suceder nada, pero en el quinto año ocurre algo asombroso: el bambú crece hasta 25 metros en solo seis semanas. Esto también me da esperanza.
La fe bahá’í imagina un nuevo orden mundial caracterizado por principios como la unidad de la humanidad, la eliminación de los prejuicios, la igualdad entre hombres y mujeres, la erradicación de los extremos de riqueza y pobreza, y la armonía entre ciencia y religión. Los bahá’ís creen que estos principios son la clave para afrontar los retos del mundo y lograr un cambio duradero para todas las personas.
Una de las enseñanzas centrales de la fe bahá’í, la unidad de la humanidad, significa que se anima a los bahá’ís a trascender las divisiones de raza, nacionalidad y religión y a trabajar juntos por la mejora del mundo entero. Esta unidad puede crear una poderosa fuerza transformadora.
La igualdad entre hombres y mujeres es una de las claves principales de esa transformación social, como señaló Abdu’l-Bahá, hijo del fundador de la Fe:
… Y sépase una vez más que, hasta que la mujer y el hombre reconozcan y lleven a cabo la igualdad, no es posible el progreso social aquí o en cualquier otra parte. Porque el mundo de la humanidad consiste de dos partes o miembros: uno es la mujer; el otro es el hombre. Hasta que estos dos miembros no sean igualmente fuertes, no podrá establecerse la unidad de la humanidad y la felicidad y dicha de la raza humana no será una realidad.
Al no haber clero en su fe, los bahá’ís creen que cada individuo tiene un papel que desempeñar en la construcción de un mundo mejor. Mediante actos de servicio, educación y acción social, los bahá’ís tratan de contribuir a la mejora de la sociedad y al avance de la civilización humana.
Los bahá’ís de todo el mundo, bajo la dirección permanente de la Casa Universal de Justicia elegida democráticamente, se han comprometido a largo plazo a poner en práctica las enseñanzas bahá’ís. Los bahá’ís de todos los países están descubriendo ahora lo que se necesita para ayudar a una sociedad a avanzar, tanto material como espiritualmente. Invitamos a las personas con ideas afines a que se unan a nosotros.
Los bahá’ís extraemos esperanza de las enseñanzas de la Fe y de la creencia de que, a pesar de los retos del presente, ha despuntado un futuro más brillante. Esta esperanza nos sostiene en tiempos difíciles e inspira a los bahá’ís a perseverar en sus esfuerzos por lograr un cambio positivo, ¡y yo estoy enormemente agradecida!
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo