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En un momento y lugar turbulentos, Shiraz, Persia en 1844, un joven místico comerciante anunció algo sorprendente: que traía al mundo un nuevo mensaje de Dios.
Llamado El Báb, que significa «La Puerta», este nuevo profeta causó furor en la sociedad persa con sus enseñanzas revolucionarias: la transformación espiritual y moral, la emancipación de la mujer y la crianza de los pobres. El Báb también proclamó que había venido para anunciar el nacimiento de una nueva revelación universal, una más grande que la suya, y para preparar el camino para el prometido de todas las épocas. El movimiento babí conocido como la fe babí se extendió rápidamente, movilizando a las masas y provocando reacciones severas por parte del gobierno y el clero.
En una época en la que los clérigos desempeñaban un papel opresivo en la sociedad persa, el Báb animaba a las personas a pensar por sí mismas y dejar de lado la superstición y el dogma. También proclamó que había venido a preparar el camino para una nueva revelación universal y que pronto se daría a conocer el prometido del que se habla en todas las religiones y textos sagrados del pasado. Pidió a sus seguidores que difundieran este mensaje, pero aconsejó: » El sendero de la guía es un sendero de amor y compasión, no de fuerza y coacción». Decenas de miles de babíes, incluido el propio Báb, fueron torturados, masacrados y ejecutados públicamente por sus creencias.
Después de la ejecución del Báb en 1850, Bahá’u’lláh asumió gradualmente el liderazgo de los babíes. Mientras estaba encarcelado en 1852, Bahá’u’lláh recibió la revelación que inspiró la fe bahá’í y cumplió las profecías y promesas del Báb.
La fe bahá’í hoy cuenta con millones de seguidores en todas las regiones, naciones y continentes del mundo. Las enseñanzas de Bahá’u’lláh enfatizan la justicia, la igualdad y la unidad religiosa, por lo que incluso hoy en día, muchos bahá’ís en Irán y otros países del Medio Oriente todavía enfrentan persecución por sus creencias.