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Centro de Justicia Tahirih: Celebrando una ONG de inspiración bahá’í

Ron Lapitan , Anusce Sanai & Paul Glist | Abr 30, 2022

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Ron Lapitan , Anusce Sanai & Paul Glist | Abr 30, 2022

Las opiniones y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen al autor únicamente, y no necesariamente reflejan la opinión de BahaiTeachings.org o de alguna institución de la Fe Bahá'í.

A principios de la década de 1990, una joven africana que buscaba refugio de la mutilación genital femenina se encontró, en cambio, en una prisión de inmigración en Estados Unidos, país que aún no consideraba la huida de la violencia de género como motivo de asilo.

Al mismo tiempo, una joven estudiante de derecho -Layli Miller-Muro- se sintió motivada por su fe bahá’í y su compromiso con la justicia, y con la igualdad de mujeres y hombres, para llevar el caso de la mujer togolesa.

Layli consiguió cambiar la ley en el más alto tribunal de inmigración del país, se unió para contar la historia de su cliente al mundo y luego fundó el Centro de Justicia Tahirih (Tahirih Justice Center). Desde entonces, a lo largo del último cuarto de siglo esa ONG de inspiración bahá’í ha acompañado a muchas más mujeres, niños y otros supervivientes de la violencia de género en la búsqueda de justicia y libertad.

La palabra «Tahirih» dio un nombre ejemplar a la nueva organización sin ánimo de lucro: una célebre poetisa bahá’í del siglo XIX, declaró sin miedo la emancipación de las mujeres en Oriente en el verano de 1848, casi en el mismo momento en que la convención de Seneca Falls lo hizo en Occidente, y más tarde sufrió la ejecución por desafiar a una sociedad patriarcal. 

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Ahora, 25 años después, el Centro de Justicia Tahirih ha abierto oficinas en todo el país y ha atendido a más de 35.000 inmigrantes supervivientes -que se encuentran entre los más marginados y menos protegidos de la violencia- que buscan asegurar sus derechos ante la justicia, reconstruir sus vidas en condiciones de seguridad y dignidad y asumir papeles de liderazgo como agentes de cambio.

Los tres trabajamos o somos voluntarios en Tahirih y nos encanta cómo su inspiración bahá’í sigue impulsando su enfoque de la acción social y persigue un cambio social significativo.

En sus escritos, Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe bahá’í, instó a toda la humanidad:

Si no detenéis la mano del opresor, si no resguardáis los derechos de los oprimidos, ¿qué justifica entonces que os vanagloriáis ante los hombres? ¿De qué podéis jactaros con derecho?

Los servicios legales y sociales gratuitos de Tahirih para obtener asilo y otras protecciones intentan responder a esa llamada. Cuando las leyes actuales fallan, trabajamos para transformar las leyes y los sistemas. Cuando la aplicación de las leyes falla, formamos y educamos a la policía, a los sistemas judiciales, a los abogados y a otras personas para que proporcionen un acceso a la seguridad y a la justicia basado en el trauma.

Ayudar a las supervivientes de la violencia de género a liberarse de la violencia y la desigualdad tiene su fundamento en las enseñanzas bahá’ís, como demuestra este discurso pronunciado por Abdu’l-Bahá en la ciudad de Nueva York en 1912:

La condición de la mujer en tiempos pasados era extremadamente deplorable…Bahá’u’lláh destruyó estas ideas y proclamó la igualdad del hombre y la mujer. Él hizo que la mujer fuese respetada… que el hombre y la mujer compartan los mismos derechos.

Los valores fundamentales de Tahirih también están arraigados en la visión bahá’í de la unidad de la humanidad y en nuestra necesidad colectiva de proteger a todos los miembros de la sociedad humana para que todos podamos prosperar de verdad. La Casa Universal de Justicia, el órgano administrativo elegido democráticamente por los bahá’ís del mundo, escribió:

El bienestar de cualquier segmento de la humanidad está inextricablemente enlazado al bienestar de la totalidad. La vida colectiva de la humanidad sufre cuando cualquier grupo dado piensa en su propio bienestar de manera aislada al bienestar de sus vecinos.

El logotipo y la práctica de Tahirih encarnan el principio bahá’í de la igualdad de género, expresado por Abdu’l-Bahá:

El mundo de la humanidad tiene dos alas: una es la mujer y la otra es el hombre. Hasta que ambas alas no se hayan desarrollado igualmente, el pájaro no podrá volar.

Tahirih lucha por un mundo en el que nos veamos como uno, en el que todos estén libres de la opresión. Tahirih está comprometida con la justicia y con la exhortación de Bahá’u’lláh de que «el propósito de la justicia es la aparición de la unidad…».

Tan importante como la labor de Tahirih es el modo en que realiza su trabajo: poniendo en práctica los principios bahá’ís. Tahirih informa y formula su estrategia, su política y sus servicios mediante una amplia colaboración, aportaciones de los clientes y compromiso. Sigue la orientación bahá’í de que la acción social transformadora no es un proyecto de nobleza obligatoria que un grupo de personas lleva a cabo en beneficio de otro, sino que crea capacidad en todas las personas para participar en la creación de un mundo mejor. Acompañamos a nuestros heroicos clientes en su búsqueda de justicia y colaboramos con organizaciones comunitarias de base, abogados pro bono, voluntarios y organizaciones de justicia social para la transformación institucional a largo plazo. Aunque nos hemos ganado una reputación de experiencia y excelencia en el tratamiento de la violencia de género, colaboramos con todas las partes interesadas como parte del aprendizaje continuo esencial para el cambio transformador.

El Centro de Justicia Tahirih no es una organización partidista. Los bahá’ís se abstienen de ser partidistas, centrándose en cambio en trascender las diferencias, armonizar las perspectivas y considerar a todos como socios potenciales. Al adherirse a ese enfoque, Tahirih se ha ganado la confianza generalizada y ha desempeñado un papel eficaz al reunir a políticos a menudo rivales en reformas bipartidistas, como la renovación de la Ley de Violencia contra la Mujer, la adopción de leyes federales para proteger a las «novias por correo» de ser vendidas en matrimonios abusivos, y la modificación de las leyes estatales para proteger a los niños de los matrimonios forzados no deseados.

Dentro de la organización, aplicamos principios de inspiración bahá’í. Nos tomamos el tiempo necesario para tomar decisiones de forma abierta y consultiva que busquen diversas perspectivas, se beneficien de la sabiduría del colectivo y logren la equidad y la justicia en los resultados, y para desaprender los patrones de debate, protagonismo y competencia.

Los bahá’ís consideran que la erradicación del racismo es la cuestión más vital y desafiante de Estados Unidos, y que su resolución es un requisito previo para la paz. Al igual que el Centro de Justicia Tahirih reconoce que la opresión de las mujeres y las niñas a menudo se entremezcla con el racismo, Tahirih adopta los esfuerzos antirracistas para liberarnos de los sistemas y las actitudes inconscientes que reflejan y refuerzan los prejuicios raciales. Nos tomamos este tiempo extra no solo como una buena práctica, sino porque Bahá’u’lláh aconsejó que «la madurez del don de la comprensión se manifiesta a través de la consulta»; y por la guía bahá’í de la Casa Universal de Justicia de que la humanidad debe abandonar «el concepto de poder como medio de dominación, con las nociones de contienda, contención, división y superioridad que lo acompañan…».

Esperamos que esta organización única de inspiración bahá’í siga sirviendo a las comunidades vulnerables durante otros fructíferos 25 años, además de inspirar a otros a poner en práctica este consejo bahá’í que llevamos en el corazón:

Sé para el pobre un tesoro, para el rico, un amonestador; sé uno que responde al llamado del menesteroso… Sé como una lámpara para quienes andan en tinieblas, una alegría para los entristecidos, un mar para los sedientos, un asilo para los afligidos, un sostenedor y defensor de la víctima de la opresión… Sé un hogar para el forastero, un bálsamo para el que padece, un baluarte para el fugitivo.

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