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Espiritualidad

Cómo la belleza de este mundo nos ayuda a entender el venidero

Ken McNamara | May 13, 2021

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Ken McNamara | May 13, 2021

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Los escritos bahá’ís explican que cada uno de nosotros tiene un alma asociada al cuerpo físico, y que esta alma vive después de nuestra muerte. ¿Pero qué maravillas nos esperan allí?

Hace poco tuve una experiencia que me hizo pensar en la otra vida y en los mundos espirituales de Dios que los bahá’ís creen que nos esperan a todos. No, no tuve una experiencia cercana a la muerte en la que mi vida pasó ante mis ojos, ni ningún otro acontecimiento traumático. De hecho, fue todo lo contrario. Déjenme explicarles.

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Era el cumpleaños de mi nuera y, junto con mi esposa y mi hijo, decidimos celebrarlo haciendo un picnic en un bosque cercano. Después de una caminata de 45 minutos por un sendero a través del bosque, llegamos a nuestro lugar de picnic. Nos sentamos en una roca plana junto a un arroyo de aguas rápidas, extendimos el mantel y empezamos a comer.

Pronto me di cuenta de la absoluta belleza de mi entorno. El cristalino arroyo tenía unos 30 metros de ancho, y bajaba rápidamente por enormes piedras lisas a lo largo de unos 90 metros, terminando en un remolino. A ambos lados de las orillas del arroyo había verdes laureles de montaña. Por encima de ellos se alzaban altos árboles de hojas verdes de distintas tonalidades. Entre ellos había robles, arces y otros árboles que producían hojas y brotes primaverales, todos con sus diferentes tonos de color. Por encima de ellos se alzaban los majestuosos montes Apalaches. El aire de mediados de abril estaba a una temperatura perfecta, las nubes blancas flotaban en un cielo azul brillante y una ligera brisa hacía que el aire fuera refrescante. Estaba con mis seres queridos y la comida que habíamos traído era deliciosa.

Mientras asimilaba todo esto, agradecí a Dios por la familia, las conversaciones y las risas, y por el sonido del arroyo, nuestra salud, la comida y todo lo relacionado con el día.

Empecé a pensar en el próximo mundo en el que entraremos cuando nos vayamos de éste. ¿Cómo podría haber algo mejor que este hermoso lugar?

Me vinieron a la mente dos versos de los escritos de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í.  El primero era una comparación que hizo del mundo espiritual de Dios con esta existencia física. Escribió:

El otro mundo es tan diferente de este mundo, como lo es éste del mundo de la criatura mientras está en el vientre de la madre.

Piensa en la diferencia entre el mundo en el que vivimos y el vientre materno del que procedemos.  Aunque ambos mundos son físicos, las diferencias son enormes. Uno es oscuro, confinado y ofrece poco movimiento, mientras que el otro está lleno de luz infinita, de maravillas de la naturaleza, de espacio y de movimiento, ¡incluso hasta los cielos!

La segunda cita que me vino a la mente fue un pasaje de las «Palabras Ocultas» de Bahá’u’lláh:

He hecho de la muerte una mensajera de alegría para ti. ¿Por qué te afliges? He hecho que la luz resplandezca sobre ti. ¿Por qué te ocultas de ella?

Cuando leí por primera vez este párrafo hace muchos años, decir que me sorprendió es quedarse corto. Uno no suele asociar la muerte con alegría y luz. La pérdida de cualquier ser querido es causa de gran tristeza. Pero llegué a comprender que el pasaje se refiere a las personas que experimentan la muerte y entran en ese mundo espiritual tan diferente del nuestro.

Los escritos bahá’ís incluyen una gran cantidad de información sobre los misterios del alma y su camino hacia Dios. Podemos aprender a desarrollar nuestra alma a través de la adquisición de virtudes espirituales, la oración y la lectura de los escritos sagrados, y reflexionando sobre cómo nuestras acciones -tanto buenas como malas- repercuten en nuestra vida en este mundo y en el siguiente.

Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh, reveló varias oraciones para los difuntos. Una de esas oraciones incluye la siguiente frase: “¡Oh Señor! Glorifica su posición, cobíjale en el pabellón de Tu suprema misericordia, hazle entrar en Tu glorioso paraíso y perpetúa su existencia en Tu exaltado rosedal, para que se sumerja en el mar de luz que se halla en el mundo de los misterios”.

En mi juventud, nuestra casa estaba situada no muy lejos de la piscina municipal. Mis hermanos y amigos prácticamente vivían en esa piscina durante los veranos de Minnesota. Sumergirnos en el agua era para nosotros un verdadero placer diario. La imagen de sumergirse «en un mar de luz en el mundo de los misterios»… bueno, ¡es difícil imaginar algo más alegre!

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Bahá’u’lláh también reveló oraciones para los difuntos. En una de estas oraciones, encontramos el siguiente verso asombroso: “Permite, pues, oh mi Dios, que Tu siervo se asocie con Tus elegidos, Tus santos y Tus Mensajeros, en moradas celestiales que la pluma no puede describir ni la lengua relatar”.

Si la Manifestación de Dios, que tiene un conocimiento íntimo del otro mundo, es incapaz de decir o escribir una descripción de las «moradas celestiales» donde podremos comunicarnos con los profetas y los santos, ¿qué más se puede decir? La sola idea de tal experiencia llena el corazón de esperanza, alegría y anticipación.

Similarmente, Abdu’l-Bahá escribió:

“Aquellos misterios de los que el hombre se descuida en este mundo serán los que él descubrirá en el mundo celestial, y allí será informado de los secretos de la verdad…Y hasta contemplarán manifiestamente la Belleza de Dios en ese mundo. Asimismo, encontrarán a todos los amigos de Dios, los de los tiempos pasados y recientes, en la asamblea celestial… De igual modo, el amor que uno ha sentido por otro no será olvidado en el mundo del Reino, ni tampoco os olvidaréis de vuestra vida en el mundo material”.

Estos y otros pasajes de los escritos bahá’ís nos dan una pequeña muestra de las maravillas del otro mundo. A medida que meditamos sobre estos versos, llegamos a comprender mejor cómo la muerte puede ser, en efecto, «una mensajera de alegría».

Así que, volviendo a la pregunta que me hice mientras estaba sentado en esa roca, contemplando mi hermoso entorno: ¿cómo puede haber un mundo mejor que el que ahora vivimos?

Parece que no podemos conocer los detalles, pero el próximo mundo suena maravilloso, sin duda.

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