Cómo mi búsqueda por la verdad me dio esperanza

Vivimos en tiempos desesperados en los que la gente necesita esperanza, amor y, lo más importante, unidad. Entonces, ¿qué debemos hacer en momentos como este? ¿Cómo podemos ser una lámpara para aquellos que caminan en la oscuridad? Creo que la respuesta viene de compartir la fe bahá’í.

Mi esposa Kaseena y yo somos nuevos bahá’ís, aceptamos esta nueva fe el 20 de junio de 2020. Ella tiene 26, y yo 30, y nuestra historia podría dar esperanza a los millennials – y a cualquier otro – que buscan una respuesta al destrozado mundo en el que vivimos.

Kaseena y yo nacimos y crecimos en el área de la bahía de San Francisco, y estamos casados hace poco más de tres años. Cuando nos conocimos en 2014, se podría decir que ambos nos sentíamos perdidos y confundidos. Estábamos tratando de averiguar cuál era nuestro propósito en la vida. En esta época, Kaseena aprendió sobre la fe bahá’í y la compartió conmigo. Kaseena creció en una familia católica, pero no practicó el catolicismo de adulta, y yo no tenía ningún antecedente religioso. Estaba muy intrigado por las ideas fundamentales de la fe bahá’í, pero nunca me involucré del todo. Debido a que nunca había oído hablar de ella antes pensé que no era real o legítima. No la estudié demasiado en ese momento, pero pronto nos encontramos buscando nuevamente por significado, propósito y espiritualidad.

A principios de 2017, algunos queridos amigos nuestros nos invitaron a ir a la iglesia con ellos, y como buscábamos nuestro propósito, continuamos nuestro viaje espiritual. Nos enamoramos de Jesús y nos bautizamos como cristianos en 2018. A pesar de que ahora éramos cristianos devotos, la fe bahá’í siempre estuvo en el fondo de la mente de Kaseena – en la mía no tanto. Ella había pasado más tiempo aprendiendo sobre la fe bahá’í y se sentía tan atraída por las enseñanzas de Bahá’u’lláh, su profeta y fundador, que no podía ignorar lo que había aprendido.

Esta primavera, Kaseena se acercó a una buena amiga bahá’í suya porque quería aprender más sobre la fe bahá’í. Un día llegué a casa del trabajo, y me dijo que había charlado con su amiga, Gouya Zamani. Me sentí un poco reacio a esto, probablemente porque mis raíces estaban tan profundas en las enseñanzas de Jesús y no quería aprender nada más. Sin embargo, algo que admiro de mi esposa es que tiene un corazón increíble y un fuerte deseo de crecer constantemente en todas las áreas de la vida – lo que siempre me inspira a querer aprender más. Me di cuenta de que me gustaba la «idea» de la fe bahá’í, pero tenía un listado de preguntas: ¿cómo puede haber un solo Dios, y aún así todos sus mensajeros han compartido diferentes mensajes y tal vez incluso parecen contrarios a la intuición? ¿En qué se diferencia del cristianismo? ¿Es Bahá’u’lláh real, y cómo podría averiguarlo realmente?

«Cuanto más leíamos, todo se volvía más claro en nuestro propósito en la vida»

¿Qué hice? Investigué.

Como dijo Abdu’l-Bahá, hijo de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, en un discurso en París en 1911:

«Los principios de las Enseñanzas de Bahá’u’lláh deberían estudiarse cuidadosamente, uno por uno, hasta sentirlos y comprenderlos con la mente y el corazón, para que os convirtáis en firmes seguidores de la luz, verdaderamente espirituales, soldados celestiales de Dios, para alcanzar y difundir la verdadera civilización».

Cuanto más estudiamos e investigamos, más nos dimos cuenta de lo increíblemente lógica que es esta increíble religión. Más importante aún, encontramos una conexión espiritual más profunda al leer los escritos sagrados de la fe bahá’í. Cuanto más leíamos, todo se volvía más claro en nuestro propósito en la vida. Cuanto más investigábamos, más cerca de Dios empezábamos a sentirnos. Viniendo de orígenes cristianos, nos sentimos más cerca de Jesús que antes.

Los cimientos de la fe bahá’í son los que nos acercaron más y más. Bahá’u’lláh escribió: «Incumbe al hombre aferrarse firmemente a todo lo que promueva la camaradería, la amabilidad y la unidad«.

Las principales enseñanzas de unidad – la unicidad de la humanidad, la igualdad de todas las razas, y la igualdad de hombres y mujeres – son las curas para todas las dolencias de este mundo. Más específicamente, son la cura para la injusticia y la confusión que actualmente enfrentamos en los Estados Unidos. Como explicó Abdu’l-Bahá en otro discurso, «Si todos ellos tan sólo pudiesen aprender la lección de mutua tolerancia, entendimiento y amor fraternal, la unidad del mundo pronto sería un hecho consumado«.

Con eso en mente, creemos de todo corazón que es nuestra responsabilidad ser el catalizador del cambio para toda la humanidad.