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Cómo vencer la duda y crear certeza

Richard Meier | Oct 23, 2022

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Richard Meier | Oct 23, 2022

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¿Cómo afrontar la adversidad y sus miles de sufrimientos que nos acosan a lo largo de la vida? ¿Cómo nos libramos de la duda que puede asaltarnos y hacernos indecisos, inseguros e ineficaces?

Algunos de nosotros dejamos que las inevitables e ineludibles vicisitudes de la vida se apoderen de nosotros, y nos sentimos tan plagados de dudas sobre nosotros mismos que nos resulta imposible tomar decisiones importantes y dirigir de forma afirmativa el curso de nuestras vidas.

Permitir que las fuerzas externas perpetradas por otros tengan un efecto en nuestra vida interior puede causar todo tipo de trastornos en nuestro bienestar, incluido el peligro de caer por un abismo que debilite nuestro sentido de autoestima y descarrile nuestro propósito final.

Pero si tenemos un mayor sentido de certeza sobre nosotros mismos y nuestras decisiones, podemos dotar nuestra vida de fe y desarrollar un mayor sentido de certeza que puede impregnar todo nuestro ser. En este estado, las fuerzas externas tienen menos efecto, nuestra confianza aumenta y nos convertimos en los conductores de nuestras vidas en lugar de ser pasajeros pasivos.

RELACIONADO: Cómo el libro de la certeza de Bahá’u’lláh emana sabiduría espiritual

Así que hoy voy a compartir con ustedes mi viaje hacia la certeza: los pensamientos, la investigación y la acción que he llevado a cabo para adquirir una fe integral y una sensación de certeza que ha inundado mi alma.

Antes de emprender mi aventura, encontré una profunda realidad, a la que los escritos de Bahá’u’lláh se refieren como una verdad. Tan importante es esta verdad, afirma Bahá’u’lláh, que fue revelada en todos los libros celestiales.

Según el diccionario, una verdad es una creencia de importancia fundamental, una verdad universal. ¿Podría ser esta verdad un camino, o al menos una ayuda, para crear certeza? Bahá’u’lláh dice que la verdad es: «La fe de ningún hombre puede depender de otro que no sea él mismo».

Leí este profundo pasaje muchas veces para comprenderlo. Bahá’u’lláh puso aquí el negativo en la persona, no en la acción. Además, el inglés tiene pocas palabras que incluyan el género, por lo que solo la convención y el contexto dejan claro cuándo «hombre» significa tanto masculino como femenino. Aquí, al decir «ningún hombre» Bahá’u’lláh deja muy claro que «hombre» significa ambos géneros, como en «humanidad».

Sin embargo, la verdadera razón, me parece, para usar la designación «ningún hombre» es mostrar que todos son capaces de alcanzar la fe incondicional.

Este potencial queda subrayado por la frase «ningún hombre puede depender …», que nos asegura que cualquier persona o cosa que pretenda «condicionar» o afectar a nuestra fe requerirá nuestra participación. En otras palabras, el único obstáculo real somos nosotros mismos. Primero debemos buscar dentro de nosotros mismos para determinar lo que realmente creemos en nuestros corazones y almas, en lugar de aceptar ciegamente lo que nos han enseñado o cómo nos han educado.

Tal vez uno de los propósitos de esta verdad sea asegurarnos de que todos tenemos la capacidad de no permitir que las fuerzas externas nos afecten; en otras palabras, la certeza es posible.

Puedo iniciar mi viaje hacia la creación de la certeza sabiendo que es alcanzable. En otras palabras, somos seres humanos adultos y responsables que tenemos la capacidad y las herramientas para crear un sentido de certeza que impregne todo nuestro ser. Creer que la certeza es posible es un tipo de certeza en sí misma. Nuestra búsqueda ha comenzado, armados con el conocimiento de que es posible.

Ahora, ¿qué hacemos? Bahá’u’lláh responde:

Atavíate, oh pueblo, con la vestimenta de la certeza, para que te proteja de los dardos de las ociosas fantasías y de las vanas imaginaciones, y así seas contado entre los fieles. [Traducción provisional de Oriana Vento]

Vestimenta es una palabra antigua que significa vestido o prenda de vestir, y ataviarse es simplemente el acto de vestirnos. No hay una prenda literal con la que podamos envolvernos para alcanzar la certeza. Sin embargo, la acción que Bahá’u’lláh recomienda que realicemos –ataviarse con la vestimenta de la certeza– es algo que todos podemos hacer con algo de búsqueda y un esfuerzo decidido.

El hecho de vestirse con una prenda dispone a la persona para un viaje. Llevar la ropa adecuada nos protege de los dardos de las ociosas fantasías y de las vanas imaginaciones durante el viaje a nuestro destino, la ciudad de la certeza. Este viaje es nuestra responsabilidad, porque es nuestra propia alma la que queremos dotar de certeza. Así que nos hemos puesto la ropa de viaje y hemos salido de casa buscando liberarnos de la duda.

Ahora que nos hemos embarcado necesitamos algo que nos mantenga en dirección a esa ciudad de la certeza. Estas advertencias de Abdu’l-Bahá, extraídas de un discurso que dio ante la Sociedad Teosófica en 1912, pueden servirnos de señales para mantenernos en el camino:

Esforzaos en adquirir virtudes dignas de vuestro grado y posición. Sed como luces del mundo que no se pueden ocultar ni esconder en los horizontes de la oscuridad. Ascended al cenit de una existencia que nunca esté nublada por los miedos y temores de la inexistencia … Buscad ser atentos, servir a la Causa de Dios y sacrificar vuestra propia estación por la de Dios. Cuando lo consigas, las confirmaciones del Espíritu Santo sin duda te alcanzarán, y con este poder podréis hacer frente a todos los que habitan la tierra.

Abdu’l-Bahá reflejó perfectamente las enseñanzas de su padre, Bahá’u’lláh, hasta el punto de que su certeza no podía ser perturbada por nadie. Ejemplificó la verdad de su propio consejo y así nos mostró el camino para «hacer frente a todos los que habitan la tierra». Como dijo a una audiencia en Londres tras su liberación después de 40 años de prisión a causa de su Fe:

Cuando colocaban grilletes en mis pies, solía decirle al guardia, ’no podéis encarcelarme, pues aquí encuentro luz, aire, pan y agua. Para mí la cárcel era la libertad. Me solazan los problemas, la muerte es vida, y ser despreciado, un honor. Por lo tanto, fui feliz todo el tiempo en que estuve encarcelado.

Nuestro viaje nos ha llevado al hecho de que, debido a su certeza, Abdu’l-Bahá no podía ser encarcelado. ¿Significa eso que tú y yo tampoco podemos ser encarcelados? En Londres, Abdu’l-Bahá respondió a esa pregunta:

Cuando alguien se libera de la prisión del yo, ésa es por cierto una gran liberación, pues ella es la mayor de las prisiones. Cuando tal liberación tiene lugar, no cabe ser encarcelado externamente … Las aflicciones que algunas veces llegan a la humanidad tienden a centrar la conciencia sobre las limitaciones, y ésta sí que es una verdadera prisión. La liberación llega haciendo de la voluntad una Puerta a través de la cual discurran las confirmaciones del Espíritu».

Así que es obvio: si tú o yo nos liberamos de la prisión del yo, y como el yo es la más grande prisión, tú o yo tampoco podemos estar encarcelados exteriormente.

Ahora parece que nuestra expedición hacia la creación de certeza está muy cerca de dar frutos. Repasemos:

  • Estoy seguro de que mi fe solo depende de mí.
  • Me he dado cuenta de que en los escritos de Bahá’u’lláh existe una nueva fuerza para liberar mi conciencia.
  • Estoy seguro de que las confirmaciones del Espíritu Santo están aseguradas mediante la gracia de Dios.

RELACIONADO: ¿Quién fue Bahá’u’lláh y cómo podemos evaluar sus afirmaciones?

Evidentemente, la certeza no es como una cosa que se crea, es más bien un lugar en el que se habita. Quizá por eso Bahá’u’lláh se refiere a ella metafóricamente como una ciudad: «La Ciudad de la Certeza». En su Libro de la Certeza, dice cosas inspiradoras sobre la entrada en esa ciudad:

Allí descubrirá las maravillas de Su antigua sabiduría y percibirá todas las enseñanzas ocultas en el susurro de las hojas del Árbol que florece en esa Ciudad. Escuchará, con su oído externo e interno, los himnos de alabanza y gloria. La llegada a esa Ciudad apaga la sed sin agua y enciende el amor de Dios sin fuego.

Cualquiera puede encontrar su propio camino hacia la ciudad de la certeza dentro de los escritos y enseñanzas bahá’ís. Bahá’u’lláh lo ha hecho posible, sin importar quién seas o qué capacidad espiritual tengas. Él nos lo aseguró:

Hemos expuesto de forma diversa y repetida el significado de cada tema para que quizás toda alma, ya sea elevada o humilde, obtenga su parte y porción de acuerdo con su medida y capacidad. Si no pudiera comprender cierto argumento, podría así, remitiéndose a otro, lograr su propósito. «Para que toda clase de hombres sepa dónde apagar su sed»

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