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Las opiniones y puntos de vista expresados en este artículo pertenecen al autor únicamente, y no necesariamente reflejan la opinión de BahaiTeachings.org o de alguna institución de la Fe Bahá'í. El sitio web oficial de la Fe Bahá’í es Bahai.org y el sitio web oficial de los bahá’ís de los Estados Unidos es Bahai.us.
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Consejo de crianza #1: No hagas la vida de tus hijos demasiado fácil

David Langness | Ene 16, 2023

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David Langness | Ene 16, 2023

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Todo el que intenta criar a un hijo se enfrenta al mismo dilema: ¿debo hacerles la vida lo más fácil posible o, a la larga, sería mejor que experimentaran algunas dificultades y privaciones?

Como padres, queremos a nuestros hijos y deseamos que crezcan fuertes, desinteresados y autosuficientes. Como todos los adultos hemos sufrido en este mundo, naturalmente queremos hacer todo lo posible para librar a nuestros queridos hijos de las mismas pruebas y dificultades.

Todo padre normal quiere proteger a sus hijos del dolor y los peligros de este plano de existencia, protegerlos de los males del mundo.

Pero las enseñanzas bahá’ís ofrecen a los padres una guía espiritual para la crianza de los hijos que contraviene la sabiduría convencional. En lugar de proteger a los niños de todo lo que pueda ser potencialmente difícil para ellos, las enseñanzas bahá’ís nos ofrecen esta guía:

Mientras los niños se hallen todavía en su infancia, alimentadlos en el pecho de la gracia celestial, criadlos en la cuna de toda excelencia, educadlos en el abrazo de la munificencia. Haced que obtengan provecho de toda clase de conocimiento útil. Dejadles participar en todo oficio o arte nuevo, extraordinario y maravilloso. Educadlos en el trabajo y el esfuerzo, y acostumbradlos a las privaciones.

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Este consejo, extraído de los escritos de Abdu’l-Bahá, puede interpretarse de muchas maneras, pero desde luego no nos anima a criar a nuestros hijos mimándolos o intentando evitar que experimenten cualquier dificultad. Lógicamente, esa definición de dificultad no se refiere a nada potencialmente traumático o aterrador para los niños, sino simplemente a no protegerlos del duro esfuerzo que exige la vida.

Esta guía espiritual de los escritos bahá’ís revela una cruda realidad: las luchas, las pruebas y las dificultades llegan inevitablemente a todas las personas. Nadie ha existido jamás en este mundo sin experimentar sufrimiento. Ésa es la naturaleza básica de esta etapa física de nuestra existencia: nunca podremos escapar de ella. Las enseñanzas bahá’ís, y las enseñanzas espirituales de todas las grandes religiones, afirman este hecho ineludible.

Esto significa que todos pasaremos por pruebas y tribulaciones en esta vida. Pero, ¿cómo reaccionamos ante esas dificultades y, por extensión, cómo enseñamos a nuestros hijos a afrontarlas?

En un discurso que pronunció en París, Abdu’l-Bahá dijo:

Las pruebas son favores de Dios, por lo que debemos estarle agradecidos. Las penas y las desgracias no nos vienen por casualidad; la Misericordia Divina nos las envía para nuestro perfeccionamiento…

Las personas que no sufren no alcanzan la perfección. La planta más podada por los jardineros es la que, al llegar el verano, tendrá los capullos más bellos y los frutos más abundantes.

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Así que el mero hecho de vivir en este cruel mundo material significa que seremos puestos a prueba con todo tipo de dolor y sufrimiento potenciales. Si aceptamos ese hecho y nos damos cuenta de que nadie escapa a él, podemos empezar a preparar a nuestros hijos. Cuando les acostumbramos a las dificultades dándoles tareas difíciles, deberes complicados o grandes responsabilidades, les preparamos para una vida adulta que les deparará muchos obstáculos. Cuando acostumbramos a nuestros hijos a las dificultades, les mostramos algo sumamente importante: nuestra convicción de que pueden afrontar esos retos y superar cualquier obstáculo que les ponga la vida. Les demostramos que creemos en su resistencia, su creatividad y su capacidad para abrirse camino de forma constructiva y superar los problemas de la vida. Eso les da la confianza en sí mismos, las herramientas espirituales y la experiencia vivida que necesitarán a lo largo de su vida adulta. En una carta que escribió a un bahá’í estadounidense en 1902, Abdu’l-Bahá dijo:

En cuanto a las pruebas (pruebas en el camino de Dios), ciertamente, son necesarias. ¿No has oído y leído cómo aparecieron pruebas de Dios en el día de Jesús, y después, y cómo el torbellino de las pruebas se tornó severo? Ni siquiera el glorioso Pedro fue rescatado de la llama de las pruebas, y vaciló. Entonces se arrepintió y lloró el luto de un afligido y sus lamentos se elevaron hasta el Concurso Supremo. ¿Es, pues, posible salvarse de las pruebas de Dios? Ciertamente, no. En ellas existe una gran sabiduría de la que nadie es consciente salvo los sabios y conocedores. Si no fuera por las pruebas, el oro auténtico no podría distinguirse del falso. Si no fuera por las pruebas, no se podría distinguir al valiente del cobarde. Si no fuera por las pruebas, no se podría distinguir a los fieles de los egoístas. Si no fuera por las pruebas, no se desarrollarían los intelectos y las facultades de los eruditos en las grandes universidades. Si no fuera por las pruebas, las gemas brillantes no podrían distinguirse de los guijarros sin valor. … Estos son algunos de los misterios de las pruebas que te hemos revelado para que conozcas los misterios de Dios en cada ciclo. En verdad, ruego a Dios que ilumine vuestros rostros como oro puro en el fuego de las pruebas.

Por eso, en lugar de intentar proteger y aislar las vidas de nuestros hijos de las pruebas y los desafíos, las enseñanzas bahá’ís nos animan a acostumbrarlos a las dificultades, a convertirlas en una fuente de sabiduría, resistencia y logros.

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