Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Muchos bahá’ís trabajan en el campo de la salud, y hoy los médicos, enfermeras, investigadores, profesores y trabajadores sanitarios bahá’ís –y de hecho todos los bahá’ís del mundo– celebrarán el Día Mundial de la Salud de las Naciones Unidas.
Este profundo pasaje de los escritos de Abdu’l-Bahá define lo que significa ser bahá’í– y explica lo que ser bahá’í requiere de cada persona que decide seguir las enseñanzas bahá’ís:
¡Oh mis amados! El mundo está envuelto en la densa oscuridad de una rebelión general y es barrido por un torbellino de odio. Son los fuegos de la malevolencia los que lanzan sus llamas hasta las nubes del cielo, es un torrente saturado de sangre el que rueda por las llanuras y desciende por las laderas de los montes, y nadie en toda la tierra puede hallar paz alguna. Por consiguiente, los amigos de Dios deben engendrar esa ternura que proviene del Cielo, y conferir amor en el espíritu a todo el género humano. Deben proceder con toda alma de acuerdo con los divinos consejos y recomendaciones; deben mostrar a todos bondad y buena fe; deben desear el bien a todos. Deben sacrificarse a sí mismos por sus amigos y desear buena suerte a sus enemigos. Deben consolar a los que tienen malas inclinaciones y tratar a sus opresores con bondadoso afecto. Deben ser como agua refrescante para el sediento y un remedio eficaz para el enfermo, un bálsamo curativo para el doliente y un solaz para todo corazón abrumado. Deben ser una luz de guía para quienes se han extraviado, un seguro conductor para los perdidos. Deben ser ojos videntes para el ciego, oídos sensibles para el sordo, vida eterna para el muerto y felicidad perpetua para el descorazonado.
Tal vez esa admonición amorosa y amable de ser «un remedio eficaz» para los enfermos y un «bálsamo curativo para el doliente» explique por qué tantos bahá’ís se dedican a la medicina y la salud pública. Los bahá’ís tratan de preocuparse activamente por la salud física y espiritual del planeta sirviendo a los demás y ayudando a librar al mundo de enfermedades mortales, lesiones y pandemias.
Por ello, los bahá’ís se interesan cuando la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas celebran el Día Mundial de la Salud el 7 de abril de cada año. Este día especial pone de relieve cada año un problema de salud pública mundial y lo que hay que hacer para resolverlo. Este año, el Día Mundial de la Salud destaca el 75 aniversario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se centra en un tema de suma importancia: la salud para todos.
¿No sería maravilloso que todas las personas gozaran de buena salud para llevar una vida plena en un mundo pacífico, próspero y sostenible?
Hoy en día, lamentablemente, esas condiciones aún no existen para toda la humanidad. Sin embargo, las enseñanzas bahá’ís nos prometen que algún día lo harán. En un discurso que pronunció en Montreal en 1912, Abdu’l-Bahá dijo «… deberá haber una igualdad de derechos y prerrogativas para toda la humanidad”.
El derecho a la salud, afirma la Declaración Universal de Derechos Humanos, es un derecho humano básico. Toda persona debe tener acceso a los servicios sanitarios que necesite, cuando y donde los necesite, sin dificultades económicas.
Sin embargo, en nuestro mundo actual, según las Naciones Unidas, el 30% de la población mundial no puede acceder a los servicios sanitarios esenciales. Casi dos mil millones de personas se enfrentan a gastos sanitarios catastróficos o empobrecedores, con importantes desigualdades que afectan a quienes se encuentran en los entornos más vulnerables. La ONU añade:
Si el mundo adoptara un muy necesario mecanismo de cobertura sanitaria universal, podría ofrecer protección financiera y acceso a servicios esenciales de calidad, sacar a las personas de la pobreza, promover el bienestar de las familias y las comunidades, proteger contra las crisis de salud pública y hacernos avanzar hacia la #SaludParaTodos.
Para que la salud para todos sea una realidad, necesitamos personas y comunidades que tengan acceso a servicios sanitarios de alta calidad para que puedan cuidar de su propia salud y la de sus familias; trabajadores sanitarios cualificados que presten una atención de calidad centrada en las personas; y políticos comprometidos con la inversión en la cobertura sanitaria universal.
Las investigaciones muestran que la pandemia de COVID-19 retrasó el camino de todos los países hacia la atención sanitaria universal. La COVID-19 y otras emergencias sanitarias, las crisis humanitarias y climáticas superpuestas, las limitaciones económicas y la guerra han hecho más urgente el camino de todos los países hacia la #SaludParaTodos.
Ha llegado el momento de que los líderes políticos del mundo tomen medidas para cumplir sus compromisos de cobertura sanitaria universal y de que la sociedad civil les exija responsabilidades. Para poner fin al enorme sufrimiento humano, debemos reconocer que las personas más pobres del mundo son las que corren mayores riesgos; y como de costumbre, los niños se llevan la peor parte de enfermedades terribles, potencialmente mortales y prevenibles.
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¿Qué han hecho los bahá’ís? En lugares donde los servicios sanitarios no son fácilmente accesibles, como la India, América Central y muchos países de África, los bahá’ís se han centrado en formar voluntarios como trabajadores sanitarios en sus propias comunidades, difundir información sobre salud pública y atender a los enfermos. La Comunidad Internacional Bahá’í, en un informe de 1995, afirmó:
A medida que las comunidades bahá’ís, especialmente en África, iniciaban cada vez más proyectos de atención primaria de salud, se hicieron esfuerzos para vincular a las agencias de la ONU con las comunidades bahá’ís. En 1989, la Comunidad Internacional Bahá’í estableció relaciones de trabajo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). La Comunidad Internacional Bahá’í patrocinó el desarrollo de un programa modelo de formación para trabajadores voluntarios de atención sanitaria comunitaria.
En este Día Mundial de la Salud, le rogamos que se una a nosotros en la compasiva labor mundial de garantizar que todos nuestros hermanos y hermanas humanos tengan acceso a una buena salud.
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